Capítulo 16

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✵ꕥ Cassandra Mueller –

Sabes ese momento en el que, luego de una noche de fiesta, te despiertas con un dolor de cabeza inmenso, sin saber dónde estás, y con ganas de volver el tiempo y cambiar cada pequeño detalle que te trajo hasta este momento?

O, para resumir, cunado sientes que podrías morirte de la resaca.

Pues así me sentía ahora, aunque me desperté en mi habitación esta vez, puntos para mi. Tenía puesto un pijama que no recordaba haberme puesto, y una coleta de pelo desastrosa. Mi cara era un poema, con el rímel completamente corrido, como si hubiera llorado.

Suspiré con cansancio, deseando poder quedarme en la cama y dormir una semana entera, pero no podía hacerlo. Porque hoy volvíamos a Bristol.

Mi maleta estaba casi completamente lista, por suerte, ya que no creía tener la cabeza si tuviera que organizarla ahora.

Me dí una ducha con agua fría, intentando despertar un poco, desenredar mi cabello me tomó al menos 5 minutos y quitar la máscara de pestañas waterproof también fue complicado. Cuando salí del baño, escogí ponerme un par de jeans y un hoodie que me quedaba algo grande, era negro y simple. Pero necesitaba estar cómoda.

Recién entonces, un poco más despierta, busqué mi teléfono, el cuál por alguna razón estaba muerto. Lo conecté y esperé un poco hasta que encendió. La cantidad de notificaciones que me llegaron de golpe, fueron, realmente preocupantes.

¿Qué había pasado anoche?

Los recuerdos me inundaron, el pastel de cumpleaños sorpresa, mi confesión a los pilotos, las palabras de mi hacia Cisca y cómo las inseguridades habían llegado.

Ójala lo hubiera olvidado, porque cuando recuerdas algo, ya no hay manera de que puedas borrarlo de tu mente. Me gustaría poder borrar este recuerdo. El recuerdo de mí, en el club, rodeada de los pilotos y siendo comida por mis propios pensamientos, por las dudas sobre si valía la pena.

La llamada con mi madre también re apareció. Otro hecho que me gustaría olvidar; la simple mención de mi volviendo a Estados Unidos me causaba naúseas. Y cómo solía pasar cada vez que pensaba en Estados Unidos, o mis padres, los recuerdos de la vida que tenía ahí llegaron también; cada uno de ellos, cada sonrisa, cada susurró, cada escapada y cada broma llena de risas. Cada comida, cada fiesta, cada carrera.

Cada uno de ellos. Y cada espacio vació que de alguna forma habían dejado.

Cómo solía pasarme, más seguido de lo que me gustaría admitir, mi reacción fue la ya conocida. Mis ojos se aguaron, mi respiración se aceleró y sentí como mi garganta se cerraba, cómo la habitación parecía volverse más pequeña a cada segundo y como el oxígeno parecía desvanecerse. Las lágrimas en mis ojos no me dejaban ver nada con claridad, y los pensamientos en mi cabeza empezaban a gritar, pidiendo ser escuchados. Lo cuál era irónico, porque aunque quisiera escucharlos, sentía como mis oídos parecían taparse, ningún ruido entraba, tan solo estaba yo, en el medio de una habitación que se desvanecía, quedándome sin respiros y sin tiempo.

Como una bomba de relojería, a punto de estallar.

Y lo que más me aterraba, era a quienes me llevaría conmigo esta vez.

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✵༄ Lando Norris – 

Había decidido bajar para ver a los chicos, bailaban con Cassandra, y aunque mi hermana trató de convencerme, decidí quedarme de lado.

No me perdí como Pierre se alejaba de la rubia para bailar con Cisca, ni cómo a los pocos segundos Charles intercambiaba lugares con Max. Max no soportaba a la chica, o eso se suponía, así que, ¿Por qué bailaba con ella? ¿Por qué estaba tan cerca?

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now