Capítulo 37

3.8K 247 15
                                    

TW: Cómo dije al inicio del libro, es un fanfic con escenas +18, sin embargo si no es algo que te guste, siéntete libre de saltar este capítulo.

✯· ✧· ✧· ✧· ✯ 

✵༄ Lando Norris – 

No sabía de que estaba hablando, desde hace varios minutos que mi mirada estaba perdida en su perfil, admirándola. Sus ojos, su nariz, su cabello, que brillaba como el sol; todo de ella me volvía loco, solo la quería a mi lado, cerca, como estábamos ahora, cada día.

— Sí, es la más hermosa. — Murmuré sin cuidado, sin siquiera molestarme en desviar la mirada de ella. No lo necesitaba, porque no estaba mintiendo.

Yo estaba admirando al rayo de luz más hermoso. Justo ahora.

No fue hasta un par de horas después, cuando habíamos recorrido cada habitación del planetario, y habíamos leído cada pequeño cartel con información, que salimos del edificio, listos para volver.

La mirada de la rubia brillaba. Como pocas veces había tenido el placer de ver.

Y saber que mi compañía, o lo que había planeado eran responsables de tal sonrisa, me hizo sentir como que había ganado el mejor de los premios.

Y decían que nada se compara a la adrenalina de un podio.

Esto era mil veces mejor.

Conduje en silencio, con el ruido de la música de fondo. Su mano se mantuvo sobre la mía en la palanca de cambios, mientras murmuraba la letra de la canción que sonaba, de forma distraída.

— Si tuvieras que describir algún momento de tu vida, con una canción. ¿Cuál sería? — Le pregunté curioso. Era una pregunta tonta, y que había venido a mi cabeza de la nada.

La chica lo pensó un segundo, antes de tomar su teléfono, que estaba conectado a la música de mi auto, cambiando la canción.

La melodía de "Castle on the hill" por Ed Sheeran, empezó a sonar, y una sonrisa suave se plasmó en su rostro.

No comenté nada, solo escuché la letra, aunque ya la conociera; mientras trataba de entender como se entrelazaba la historia de la rubia a mi lado.

No importaba, al menos ya no. Mis dudas seguían ahí, pero ahora estaba seguro de que tenía tiempo para descubrirlas; cuando ella estuviera lista para contármelo, estaría ahí para escucharla.

En cuanto llegué al hotel, me quedé sentado en el auto, al igual que ella. Ninguno de los dos parecía querer ponerle fin a la velada, no aún.

— No quiero que acabe. — Dijo, confirmando mis pensamientos.

— Si acaba de comenzar.

Sonrió, pero luego de unos segundos, esa sonrisa cambió, a una que ya empezaba a conocer.

Joder.

Antes de que pudiera procesarlo, había quitado su cinturón de seguridad, y se movía para quedar sentada a horcajadas en mi regazo, en el asiento del conductor, mientras estábamos en el oscuro garaje del hotel.

Un gruñido dejó mi garganta cuando me miró mordiendo su labio, y movió sus caderas en un lento vaivén.

Mis manos estaban en sus caderas, deteniéndola, pero a ella parecía no importarle, porque siguió moviéndose, a un ritmo tan lento y tortuoso que pensé que podría volverme loco.

Sus manos estaban en mis hombros, lentamente empezaron a recorrer mi pecho, mientras se acercaba a mi oído, para susurrar. — Estoy mojada desde que dejé tu habitación hace horas.

Love on Track | Lando NorrisWhere stories live. Discover now