5.- En la recámara del mafioso

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Dante entró en su lujosa habitación con Andrea en brazos y aseguró la puerta para que la rubia no pudiera escapar

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Dante entró en su lujosa habitación con Andrea en brazos y aseguró la puerta para que la rubia no pudiera escapar.

Aunque la chica había aceptado pasar siete noches con el mafioso a cambio de la vida de su novio, de pronto la invadió el temor de saber que sería desflorada por un desconocido, un hombre cruel que solo quería usarla como un objeto sexual.

Andrea pensaba horrorizada: Dios Mío, ¿Cómo puedo escapar?

Ya era demasiado tarde, la puerta fue cerrada con un código que sólo el mafioso sabía.

La ojiazul lo miró asustada encontrándose con esos ojos negros que la paralizaban... la mirada de Dante era tan profunda que ella sentía que la devoraría.

Al ser arrojada con brusquedad en la enorme cama, Andrea comenzó a suplicar como única alternativa para evitar su cruel destino: por favor, se lo ruego, no me haga daño, seré su sirvienta, pero no me destruya la vida...

Las lágrimas de la joven no conmovían a ese hombre que estaba acostumbrado a arrebatar por la fuerza.

Dante ordenó con una voz que no escondía un tono de advertencia: Cállate si no quieres que te haga gritar de dolor...

Andrea: por favor, no...

Perdiendo la poca paciencia que tenía, el barbado se abalanzó sobre la chica aprisionándola con su cuerpo.

Andrea estaba sobre su cama indefensa con él encima, no había nadie que la salvara, las mejillas estaban húmedas por las lágrimas, él las noto y besó su rostro haciendo que sus besos limpien las lágrimas.

La rubia musitó entre sollozos: Déjeme ir... no puedo hacerlo, déjeme...

El barbado dejó de besarla: ¿por qué tiemblas tanto? te aseguro que voy hacerte disfrutar más que el imbécil de Fernando... hoy perderías tu virginidad de cualquier forma, solo que ahora la perderás con un verdadero hombre...

Armándose de valor, la ojiazul expresó: usted no es un hombre, es el ser más despreciable que he conocido...

De por sí Dante emanaba un oscuro aura y lo que dijo ella hizo que la ira se apoderara de él, por lo que con la mano derecha la tomó del cuello y Andrea sintió una presión que le dificultó respirar.

Dante: si te atreves a repetir lo que dijiste, te aseguro que no verás la luz del sol nunca más...

Andrea: máteme entonces, así seré libre de no pasar por esto que me causa náuseas... prefiero morir a ser su mujer...

7 noches con el mafiosoWhere stories live. Discover now