35.- Desilusión

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Los bellos ojos azules de Andrea se abrieron grandemente al ver dentro de una habitación a oscuras a Ilona, una de las concubinas de Rinat Abramovich, arrodillada chupando el pene de Dante.

El corazón de Andrea se estrujó, al tiempo que empuñó sus manos, deseando entrar a ese oscuro cuarto y gritar... sacar todo ese coraje que sentía al ver al hombre que amaba teniendo sexo oral con otra mujer.

Hace casi una hora, estuvo a punto de entregarse a Dante y este la dejó esperando en su habitación solo para ir a engañarla con otra.

Las lágrimas se acumularon no sólo en los ojos de Andrea, sino también en su garganta, impidiéndole articular cualquier palabra... estaba en shock mientras que Ilona no dejaba de succionar con vehemencia el falo de Dante.

Un gemido que salió de labios del varón, hicieron reaccionar a Andrea, por lo que sin decir nada, se marchó llorando hasta su habitación.

En cuanto estuvo dentro de su pieza, la rubia se echó de bruces en la cama llorando desconsoladamente... su llanto era de decepción, de rabia, de impotencia.

¿Cómo podía Dante ser tan ruin? Casi estuvieron a punto de follar y él se fue a meter con otra... pero más que reprocharle lo miserable que ese hombre podía ser, Andrea se reprochaba a sí misma.

¿Cómo pudo ser tan tonta de enamorarse de un hombre como Dante Santoro? Él es un mafioso, un hombre acostumbrado a las bajas pasiones, sin sentimientos, que no conoce el amor.

En ese instante, Andrea recordó las palabras que Ilona le dijo hace unas cuantas horas:

"no te enamores de él, ni intentes que él te ame. ¡Dante jamás te pertenecerá!... Dante Santoro puede tener a muchas mujeres, pero no quiere a ninguna"

Sin dejar de llorar, Andrea se dijo a sí misma: ella tenía razón, ¿cómo pude creer que él se enamoraría de mí? Ilona lo conoce mejor que yo y por eso me lo advirtió.

A la mente de la ojiazul también llegaron algunos agradables momentos vividos con Dante desde que se mudó a su casa, como cuando ambos sintieron el primer movimiento del bebé dentro del estómago de la rubia; o cuando el mafioso le dijo que ella era un tesoro.

Andrea apretó los dientes con rabia diciendo: ¡hipócrita! eres un hipócrita y un mentiroso Dante Santoro... yo para ti soy solo la incubadora del hijo que tu futura esposa no podrá darte... yo solo soy eso para ti... un vientre en el que cargó a tu heredero... sólo eso, no soy nada más para ti.

La desconsolada chica acarició su estómago abultado en el que sentía que su hijo crecía cada día más

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La desconsolada chica acarició su estómago abultado en el que sentía que su hijo crecía cada día más.

Por un instante, tuvo el deseo de huir y no volver a ver a Dante nunca más, pero sabía que él era un hombre poderoso, un mafioso... escapar no era una opción... ademas qué podía ofrecerle ella a ese niño que llevaba dentro... en cambio Dante Santoro le daría todo a su hijo.

7 noches con el mafiosoWhere stories live. Discover now