12.- Quinta noche

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La mañana del quinto día con el mafioso, Andrea se vio obligada a tener sexo oral con él

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La mañana del quinto día con el mafioso, Andrea se vio obligada a tener sexo oral con él.

Dante le dijo mientras hundía la cabeza entre sus piernas adueñándose de su sexo con la boca: Si no te sintiera húmeda, diría que eres una princesa de hielo...

Andrea enfatizó: Puede que mi cuerpo reaccione a lo que me haces, pero no es porque me gustes...

Sonriendo cínicamente, el varón liberó su miembro y dijo: Eso no impedirá que te toque cada noche, aún nos faltan 3 noches ¿recuerdas?

Deslizó su gran pene por los pliegues de la chica y comenzó a frotarse con la tersa y húmeda piel de ella mientras inclinaba la cabeza hacia atrás. Estaba excitado y su calor la abrumaba.

A Andrea se le hizo costumbre quedarse sin habla, su vagina palpitó bajo la frotación del pene que se desliza de adelante hacia atrás y que por ratos intenta atravesarla.

Como los otros días, él la tocaba donde quisiera, hizo con ella lo que quiso... la rubia se impuso aguantarlo a la vez que rogaba para sus adentros que no quiera meterle su tamaño.

Él disfrutaba de su cuerpo sin remordimiento mientras que a ella no le parecía justo lo que tenía que soportar.

Fue inevitable, Andrea ya no ponía resistencia antes los toqueteos, las lamidas y su masturbación. Era como una muñeca de trapo que él desvestía y hacía lo que quería con ella.

Antes de marcharse, el musculoso varón le advirtió a Andrea que esa noche la haría suya de nuevo sin importar el estado en que estuviera.

Dante: descansa y cuida bien ese coño para mí porque esta noche mi verga estará dentro de ti nuevamente... sólo te quedan 3 noches conmigo y no pienso desaprovecharte...

El mafioso se marchó dejando a Andrea como un trapo usado sobre la cama y con líquidos saliendo de su maltratada vagina.

El resto del día transcurrió igual que los anteriores... Andrea se mantuvo encerrada en la habitación deseando que la pesadilla terminara pronto.

La noche llegó y con ella el miedo y también la excitación a ser tomada nuevamente.

Andrea se bañó antes de acostarse para relajar su cuerpo y poder conciliar el sueño.

Eran más de las 11 de la noche y Dante no regresaba, por lo que los ojos azules de la rubia se cerraron y se quedó dormida.

Pero, los bruscos movimientos que seguidos unos tras otros la empujan con fuerza hicieron que se despierte.

El dolor es punzante por lo que abre los ojos de golpe. Soñolienta y confusa con la oscuridad como testigo, nota sobre ella un par de intensos ojos negros.

7 noches con el mafiosoWhere stories live. Discover now