44.- Después de la tormenta...

3.2K 157 4
                                    

Andrea: ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Tengo que verlo! ¡Sólo un minuto!

La rubia le insiste nuevamente a la doctora encargada de su salud en el hospital. ¡No puede soportarlo más! No sabe lo que está pasando en la cirugía de Dante.

¿Hay alguna esperanza de que sobreviva? ¿Una pequeña posibilidad?

La última vez le dijeron que Dante había perdido mucha sangre... Los médicos no entendían cómo pudo llegar al hospital y rescatarlos, a ella y a su hijo, de las amenazas de Franco en ese estado malherido.

"Tienes que quedarte aquí, Andrea, en el pabellón de maternidad, al menos unos días más", le dice estrictamente su médica de cabecera.

Andrea: Por favor, te ruego...

Doctora: ¡No, Andrea! ¡Soy responsable de ti y de tu hijo! Aún no estás lista para ser dada de alta. Aún tienes fiebre. ¡Estás pálida y demacrada! Debes comer, tienes que alimentarte bien.

Andrea: No puedo hacerlo... no, cuando el hombre que amo se está muriendo...

La ojiazul se cubrió la cara con las manos, llorando inconsolable.

La doctora se apresura a consolarla y le entrega un vaso de agua, al tiempo de acariciarle la espalda.

Doctora: Tranquila, llorando así no ganas nada. ¡Necesitas dormir ¡No has comido nada, no has descansado nada! Piensa en el bebé. Podrías perder la leche.

Sin dejar de llorar, Andrea responde: Por mi bebé... solo por él resisto todo esto...

Andrea comienza a temblar por la fiebre. Sus nervios están descontrolados y todo lo que puede hacer es rezar.

Andrea: Por favor, doctora, al menos necesito saber cómo está él... si todavía vive o...

Doctora: Hace media hora aún estaba en cirugía... por Dios, Andrea, ten paciencia y ahora intenta descansar...

Andrea: No lo haré hasta saber qué pasó con Dante...

Ante la terquedad de la ojiazul, la doctora da un largo suspiro y le dice: Está bien... dame un minuto, voy a investigar...

La especialista se aleja de Andrea, toma el teléfono y marca el número de alguien.

El alma de la ojiazul pende de un hilo... tiene miedo de escuchar amargas noticias.

Son demasiadas cosas malas en tan poco tiempo. ¡Hace un día pensó que lo había perdido! Y entonces, se alegró tanto cuando vio a Dante vivo e ileso, abrazándolos a ella y a su bebé.

Después se desmayó y se lo llevaron a cirugía. Como si el destino estuviera jugando con ella. Apenas después de una gran alegría, recibía otro dolor.

Andrea contiene la respiración, mientras escucha a su doctora hablando por teléfono.

Incluso tiene miedo de mirarla a la cara, de entender a través de sus gestos que ha ocurrido una desgracia.

En la mente de la rubia se repiten una y otra vez las últimas palabras que le dijo Dante cuando se lo llevaban en la camilla:

7 noches con el mafiosoWhere stories live. Discover now