Capítulo 12: Serena

3 1 0
                                    

Nuestra estancia en la manada del alfa Simón fue muy provechosa, y todo gracias a Bianche. Ella es una bruja blanca, que parece una chica normal, pero es una genia en medicina. Ella es súper eficiente y sabe cómo ayudar a las personas que han sufrido, como algunos omegas de la manada. Ella se va con nosotras hoy a la isla, y otros dos lobos lo harán el próximo mes, después de arreglar unas cosas.

Estoy feliz de tener su apoyo, es una gran amiga.

Briam se había marchado ayer, pues tenía una nueva misión que cumplir. Así que solo éramos las tres en el jeep, camino a la ciudad más cercana. Queríamos hacer algunas compras y divertirnos un poco. Tora nos hacía reír con sus ocurrencias, mientras yo miraba el paisaje por la ventana. De repente, sentí algo extraño, una urgencia que me invadió por completo. Sin pensarlo, le grité a Tora que parara el auto. Ella frenó en seco y me miró preocupada. Bianche también me preguntó qué me pasaba, pero yo no podía responderles. Me bajé del jeep y corrí hacia el bosque, sintiendo que algo me llamaba.

Lo vi allí, en medio de un claro. Una piedra de color rojo con manchas doradas. Era como si me hubiera estado esperando toda mi vida. Me acerqué con cuidado y lo tomé entre mis manos. Sentí su latido, y el mío se acopló al suyo. Una calidez me envolvió, como nunca antes había sentido. Era mi compañero, lo supe en ese instante.

La piedra se iluminó con una luz dorada y se rompió lentamente. De él salió una pequeña criatura de color rojo, con escamas iridiscentes y suaves. Abrió sus ojos, que eran verdes como los míos. Era un fael, mi fael.

●— Te he estado esperando tanto tiempo, Serena —escuché una voz en mi cabeza.

●— No te asustes, soy yo. Podemos comunicarnos así —me explicó.

●— Eres precioso —le dije, admirando sus rasgos—. ¿Cómo te llamas?

●— Me llamo Katzerina, soy una fael de fuego.

No sé cuánto tiempo pasó, pero me quedé allí, arrodillada en el suelo, abrazando y acariciando a Katzi. Era como si el mundo se hubiera detenido.

— ¿Por qué no responde? —escuché la voz de Tora, que se acercaba con Bianche.

— Creo que está comunicándose con eso —le respondió Bianche—. Ella ha encontrado a su compañero.

— Oh, eso puedo verlo. Pero, ¿por qué no nos escucha?

— Porque es su primer encuentro y es "mágico". En un rato nos reconocerá.

Me levanto del suelo cargando a Katzi y me acerco a mis amigas. Ellas ven con asombro a mi fael y me preguntan si le pueden tocar. Katzi asiente y parece feliz con los mimos que le damos.

●— Me agradan tus amigas. Puedo sentir que su cariño hacia ti es sincero. — Me dice Katzi por el enlace mental.

●— Puedes hablar con ellas? — Le pregunto.

●— No me es posible. Solo puedo comunicarme contigo o con tu pareja destinada. A ellas les ocasionaría un dolor de cabeza.

●— No queremos eso, ¿verdad?

●— No sería incómodo para ellas, pero si siento que tú estás en peligro, no dudaré en comunicarme con ellas.

— ¿Por qué presiento que ahora ya no soy la amiga favorita de mi Pastelito? — Tora finge una lágrima y hace un exagerado puchero.

— No te pongas celosa. Es lo mismo que te pasa a ti con tu loba. — Le reprocha Bianche.

— Caramelito, soy hija de un híbrido con una humana. Mi papá no tiene lobo ni yo.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASWhere stories live. Discover now