Capítulo 44: Max

3 1 0
                                    

—¿Y bien? —me pregunta Bianche—. ¿Cómo te estás sintiendo estos días?

—Mi entrenamiento con los chicos va bien, he terminado de leer el libro que me recomendaste, creo entender mejor cómo poder ayudar a los otros, o por lo menos no lastimarlos. Drew me mantiene al tanto de cómo va el rastreo de Droch.

—Aún no respondes a mi pregunta —me insiste Bianche—. No quiero saber qué has hecho, sino cómo te sientes al respecto.

Me quedo en silencio, no sé qué responder.

—No entiendo por qué me has pedido que te ayude, si no vas a hablar, no estoy para juzgarte ni nada, se supone que decidiste retomar las terapias de Sky o empezar las terapias como Max y solo me dices las cosas que haces —me dice resignada Bianche.

Yo fui el de la idea de hacer esto de las terapias, pensé que sería más fácil ahora que tengo mis recuerdos completos, pero me es difícil saber cómo me siento.

—No sé qué debería sentir —le respondo al final.

—Ese es un inicio —me contesta sentándose más cómoda—. Te agrada la idea de seguir con los entrenamientos con los lobos.

—Sí, en parte me siento más libre.

—¿En qué parte no?

—En la parte que soy un alfa y ellos aún me superan en fuerza.

—¿Qué sentimiento es? —me pregunta.

—Celos... y vergüenza —respondo dudando.

—Supongo que Eryck y Leandro son los lobos más horribles y crueles del mundo, que te dicen lo mal que entrenas o lo débil que eres, y seguro ellos nacieron así de fuertotes —se burla Bianche.

—Ok, no, no me hacen sentir mal, y sé que ellos han entrenado de otra forma a la que se entrenan en las manadas —digo entendiendo su punto de vista.

—¿Qué sentiste al leer el libro?

—Tristeza y enojo, la niña no debió de sufrir así —le comento recordando a la protagonista.

—¿Crees que ha sufrido menos que tú?

—No, ni menos ni más, solo diferente.

—¿Cómo te sientes que Droch siga suelto?

—Molesto, furioso... asustado.

—¿Por qué asustado? ¿Crees que te pueda volver a lastimar?

—Sí, pero no de la misma forma, podría dañar a Serena y eso me asusta más de lo que él me pudiera volver a hacer.

—Bien, no fue difícil hablar de lo que sientes —me dice—. Lo primero que quiero que sepas es que no hay sentimientos buenos ni malos. Los sentimientos son solo señales que nos indican cómo estamos viviendo las situaciones. Lo importante es qué hacemos con esos sentimientos, cómo los expresamos y cómo los regulamos.

—¿Y cómo se hace eso? —le pregunto. No quiero seguir siendo una carga emocional para Serena.

—Pues hay varias formas, pero una de las más efectivas es la terapia. Este es un espacio donde puedes explorar tus emociones, darles nombre, entender su origen y su función, y aprender a comunicarlas de forma adecuada. Así podrás sentirte más aliviado, más comprendido y más en control de tu vida.

—¿Y cómo se supone que voy a expresar mis emociones? No me gusta hablar de lo que siento. Me da vergüenza, me siento débil, me siento juzgado...

—Te entiendo, Max. Muchas personas tienen dificultades para expresar sus emociones, por diferentes motivos. Pero te aseguro que no hay nada de qué avergonzarse, ni nada de débil en sentir. Al contrario, expresar tus emociones es una muestra de valentía, de honestidad y de respeto hacia ti mismo y hacia los demás.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASWhere stories live. Discover now