Capítulo 41: Max

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Por un momento pensé que me congelaría por mis recuerdos , que se colarían en este momento, que me alejaría de ella cuando me tocara o que ella se sintiera asqueada por mí, pero su toque sus caricias solo hicieron que me calmara.

Estamos frente a frente con la respiración aún agitada, la sensación de tenerla abrazada a mi viéndome como si fuera lo único que existiera en este mundo me llena de dicha, una que sé que nunca he sentido en mi vida.

—Eres hermosa— le susurro mientras froto mi nariz en su cuello.

—Sky...— me llama en un suspiro, me gusta que me llame así, aunque una parte me gustaría que me llame Max.

Me levanto de la cama con ella en brazos, ella me rodea el cuello con sus brazos, camino hasta el baño y la dejo con cuidado sobre el lavado, me acerco a la bañera y empiezo a llenarla, me giro y la veo toda sonrojada.

— ¿En qué piensas?— le pregunto, parece concentrada.

— En nada— me responde sonriendo — Solo contemplaba el paisaje.

— Hace cinco años hubiera sido digno de tus elogios — le digo mientras me observo en el espejo— ahora no soy ni la mitad de lo que era.

Me mira molesta, sé que no le gusta que yo mismo hable mal de mi, pero eso no quita que sea verdad, cuando era el alfa de mi manada era mucho más musculoso, inclusive creo que era un poco más alto, no tenía cicatrices ya que nunca me había cruzado con la plata, mi nariz está ahora ligeramente torcida, los cortes que me hicieron no solo están en mi espalda o en mi torso, hay varias marcas en el interior de mis muslos y glúteos.

— Deja de verte así— me llama la atención— Al parecer estás criticando los gustos de tu compañera, me gustas, sé de qué son tus cicatrices, pero yo las veo como una prueba de que estás vivo, de que has sobrevivido, sé que querías rendirte, pero no lo hiciste.

Me acerco, ella siempre dice cosas que me hacen querer ser mejor. La envuelvo en un abrazo silencioso. Sé que soy un tonto, ella nunca me ha mirado con pena, ni humillado ni nada, siempre me ve como si valiera algo.

— Tus gustos son raros— le digo en broma.

—Hey!— me reclama y golpea jugando mi pecho— Se que te cuesta aceptarte, así como el hecho de que te ame. Yo he decidió arriesgarme por ti, por qué se lo que vales aún cuando tú mismo no sabías.

—Lo siento— le digo sintiendo sus palabras— Gracias por amarme , gracias por no rendirte conmigo.

—Vamos a la bañera— me dice y recuerdo que deje el agua correr.

La cargo y la meto con cuidado en la bañera, cierro el agua y vierto un poco de los jabones que tiene. Me meto con ella a la bañera y con la esponja limpio su cuerpo con cuidado.

—Sk.., Max?

— Sí, pastelito — ella se ríe un poco por cómo la he llamado.

—No quiero secretos entre nosotros, sé que aun guardas cosas que no quieres contar, y la verdad no se si seré capaz de escucharte tranquila y no querer salir corriendo a acabar con todo aquel que te ha lastimado. Pero me tienes, siempre estaré contigo, así sientas que tienes la culpa en algo, yo sé que eres demasiado bueno para hacer algo malo.

Me quedo en silencio un rato mientras sigo enjabonando su cuerpo,  sé que ella no me juzgará por lo que me paso cuando era esclavo, pero las cosas que hice antes para ganarme el aprecio y respeto de mi padre, o las cosas que le dejé hacer a los de mi manada o al resto.

Ella me quita la esponja de mi mano, se voltea sentándose a horcajadas sobre mi, ella me empieza a bañar, su toque me está calentando muy rápido, sé que ella se ha dado cuenta. Serena se acomoda mejor y se hunde en mi miembro, haciéndome jadear por la sorpresa.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASWhere stories live. Discover now