Capítulo 30: Serena

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Llegamos a la entrada de la manada, dos vigilantes nos reciben, les doy la información para que nos dejen entrar, esperamos a que se comuniquen con el alfa por el enlace, luego nos llevan en un todoterreno al interior de la manada. Al bajar nos reciben Drew, uno de los amigos de Max y Tomás, el que iba a ser su beta, ellos ya están avisados de la situación, así que dejo que los cuatro hombres se junten para conversar. Entramos en la casa principal y sale el alfa Stefan a recibirnos.

—Buenos días, soy Stefan, alfa de la manada WhiteMoon, es un placer encontrarnos de nuevo, alfa Warrick. —El alfa nos saluda con mucho respeto.

—Gracias. —Sky se muestra inquieto, todavía no sabe cómo manejar esta situación.

—Sé que ustedes son cercanos, si quieren pueden ir al jardín a conversar tranquilos, mientras que converso con la señorita Serena sobre unos temas pendientes. —Su tono es agradable, puedo ver que es una persona justa y que quiere ayudar.

—Muy amable, alfa Stefan. —Me acerco a darle la mano como saludo, cuando de pronto él tira de mí abrazándome.

—Mía. —Me dice mientras me empieza a oler. —¿Por qué escondes tu olor?

Puedo escuchar un gruñido y creo que es de Sky y eso me desconcierta más que el reclamo del alfa.

—Perdón, no puedo ser tu mate, yo ya tengo el mío. —Le respondo mientras trato de alejarme de él.

—¿Quién es? —Preguntan Sky y Duncan al mismo tiempo, se ven asombrados.

—No les interesa, si me ven sola es porque me ha rechazado y punto. —Contesto furiosa.

—Entonces tal vez soy tu segunda oportunidad. —Me susurra Stefan.

—No, soy una faelina, una vez que encontramos a nuestro destino se entrelazan y si se pierde pues no hay otra oportunidad. —No quiero mencionar más.

—Pero tu olor. —Vuelve a acercarse de forma descarada a mi cuello. —Tu olor me vuelve loco, aunque es débil.

—¡Oh! Ya lo entendí. —Sonrío porque acabo de entender qué es lo que está oliendo en realidad, me saco la liga del cabello que me dio Tora y que tiene su olor.

—Debe ser esto. —Le tiendo el conejo. Aparte de estos chicos, solo me he cruzado con mi mejor amiga, ella me ha abrazado y me ha dado su liga del cabello.

Stefan se vuelve a acercar a mí, pero esta vez con más cuidado, me mira y luego mira confundido al conejito.

—Mi amiga dice que es difícil encontrar accesorios bonitos para el cabello con lobitos. —Intento hacerle entender el porqué del adorno y me siento ridícula al decirlo en voz alta.

—Llámala, la quiero, es mía. —Me insiste.

—¿Qué dices? ¿Uga Uga? —Le pregunto con incredulidad y sarcasmo.

—¿Acaso eres un cavernícola que se cree dueño de las mujeres? —Me he pasado, pero a estas alturas me vale.

Me va a contestar pero no le dejo.

—Tormenta no te va a aguantar ni un segundo esa actitud cavernícola, la voy a llamar y ella vendrá en un rato, la conozco lo suficiente como para saber que vendrá después de cumplir lo que tiene que hacer. —Le digo con firmeza.

—Y si no quieres que te mande a freír espárragos, vas a tratarla bonito, ella también es una loba, así que sentirá el vínculo, pero no te aceptará si no dejas que te conozca. —Le advierto con severidad. Ya me dio pena Stefan con el sermón que le estoy dando.

—Y te advierto, porque puedo, si lastimas a mi amiga juro que regreso del mismo infierno para dejarte sin tu amiguito. — Añado con una sonrisa burlona—Le apunto el lugar y lo escucho tragar en seco.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASWhere stories live. Discover now