Capítulo 17: Serena

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Lo veo ahí parado, sin nada más que ese estúpido collar, y me giro de golpe y maldigo, pero sé que yo tengo la culpa, lo sé, aunque odio darle órdenes por ahora tengo que ser clara y precisa.

—Pu... puedes sentarte dentro de la bañera hasta que el agua te cubra hasta... hasta el pecho, por favor.— Inmediatamente lo escucho moverse en el agua.

—Ten cuidado, el piso debe estar resbaloso y no te vayas a caer, avísame cuando estés sentado.

—Estoy sentado— me avisa al cabo de un minuto.

Intento calmarme, vamos, en estos años ya he visto a varios hombres desnudos, ya sea en alguna misión o algún hombre lobo de aquí que regresa a su forma humana. Nunca me he escandalizado ni nada, pero Sky, no sé si es por la cercanía o qué, pero me ha puesto nerviosa. Luego de un rato me giro y veo que el agua le cubre bastante, me acerco con cuidado levantando la esponja que había escogido para él.

—Usa esto para lavarte— le tiendo la esponja y me la recibe con duda— Es la más suave que tengo, no te va a lastimar, tienes que mojarla en el agua y frotar sobre tu piel de forma suave, no queremos que se abran algunas heridas.

Veo que él hace lo que le digo, mientras se limpia, estoy pensando cómo cortarle el pelo, usar tijeras es muy peligroso, y la rasuradora es muy ruidosa, pero es más rápida. Intento explicarle que se dé un poco la vuelta, que le voy a cortar el cabello, él lo hace pero sé que por dentro debe estar asustado.

—Mira, esto es una rasuradora— la enciendo y él se asusta— No pasa nada, es solo un poco de ruido, mientras más rápido la use, más temprano acabará el ruido.

—Ves, no te va a cortar la piel ni herir— y paso la máquina sobre el interior de mi brazo— Dime cuando estés listo.

—Listo— me lo dice después de respirar profundamente tres veces. Con mucho cuidado empiezo a raparle el cabello que son más marañas que otra cosa, si bien no me gusta, quiero saber si tiene alguna herida o algo de consideración ahí. Una vez que termino, quito los restos de cabello con la mano, lo que hace que él se estremezca. Limpio un poco el lugar y antes de salir le explico que para enjuagarse use la regadera, le enseño a usarla, veo que está atento.

—Una vez que te enjuagues bien, te secas con las toallas— le enseño cuáles son y dónde las coloco— Luego te vistes con la ropa nueva — saco la ropa de la bolsa que Bianche me alcanzó.

—Espera, antes de que te vistas usa esta crema en la herida del muslo, esperas a que seque y te vistes.—Tengo que recordar ser específica con él.

—Así lo haré a...— se corta antes de decirme amo.

—Cuando termines, sales al dormitorio, no recojas nada, ni ordenes nada, eso lo haré yo más tarde.

—Como ordene.

—Vale, no te vayas a resfriar.

Con esto salgo del baño, me llevo las tijeras y otras cosas con las que se pueda lastimar. Una vez en el dormitorio me doy cuenta de que solo tengo una cama, no sé qué me pasa, en qué ando pensando, conocer a este lobo en menos de 4 horas ya ha puesto mi mundo de cabeza, me reprendo a mí misma porque he sido yo la que he hecho todo esto.

Bajo a la cocina y me preparo un sándwich simple y otro para Sky, subo con una bandeja con el sándwich, algo de fruta, agua y una infusión. Lo veo que ya está de pie en medio de la habitación, le digo que se siente al borde de la cama mientras dejo la bandeja al lado de la cama. Reviso las heridas y veo que ninguna está abierta, así que entro al baño y saco el otro ungüento, le explico que se lo tiene que pasar sobre las heridas del pecho y qué cantidad usar, mientras intento hacer lo mismo con las que tiene en la espalda. Lo veo estremecerse cuando lo toco y eso me da una idea de lo mal que la ha pasado.

ALFA VENDIDO: CADENAS ROTASWhere stories live. Discover now