Toro.

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– ¿Y nada más la vamos a dejar ahí? — susurra Magda

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– ¿Y nada más la vamos a dejar ahí? — susurra Magda

– ¿Quieres ir allá? Déjala

– Pero esta bebiendo del Ron como si fuera agua

– Es sábado Magda, si quiere emborracharse déjala — ríe

–¿Qué tal que se aviente a la piscina Matamoros? — cruza los brazos — ¡Nunca bebe así!

– ¡Bueno! Es que tú no sabes porque estás en la hacienda todo el tiempo

– ¿Qué? ¿Desde cuándo se pone así?

– La primera vez fue cuando el señor Navarrete la dejó plantada, me mandó ir a comprarle otra botella, se pone muy simpática cuando bebe

– ¿Sigue con eso? — niega — ¡Pues con razón! ¿Por qué no le dices nada?

– Porque quiero seguir trabajando, a ver metete tú, quiero ver como te va

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– Si nos dejan — señala al perro que se había acercado para lamerle ya que estaba recostada en el mueble para tomar sol — Nos vamos a querer toda la vida ¡Si nos dejan! Nos vamos a vivir a un mundo nuevo, yo creo podemos ver un nuevo amanecer de un nuevo día — ríe — Yo pienso que tú y yo podemos ser felices ¿¡Cómo!? ¡Todavía!





Con algo de esfuerzo se puso de pie y tomó la botella casi vacía de Ron para pegarla contra su pecho, agarro un extremo de su vestido y se puso a bailar al ritmo de la canción con el perro tratando de tumbarla, lo que le causaba más risa.






– ¡Esperate!... Estoy cantando no seas grosero — tambalea sonriendo — SI NOS DEJAN BUSCAMOS UN RINCON CERQUITA DEL CIELO, SI NOS DEJAN HAREMOS CON LAS NUBES TERCIOPELO ¡Y AHI JUNTITOS LOS DOS! CERQUITA DE DIOS SERA LO QUE SOÑAMOS ¡SI NOS DEJAN! TE LLEVO DE LA MANO CORAZON Y AHI NOS VAMOS





Continúa con el bailecito pero esta vez intercambiando la botella por el perro quien estaba reclamando por su atención, lo había tomado de las patas delanteras haciéndolo bailar también.





– Si nos dejan de todo lo demás ¡Nos olvidamos! ¡Si nos dejan! A ver un saltito... — palmea sus piernas para que le brinque y así cargarlo — ¡Ay! Mi amor si que estas pesado ¿Cuándo creciste tanto tú? No importa, vamos por una nueva botella esa ya se terminó





Al traer la nueva botella decidió quitarse los airpods y poner la música a todo volumen pues el perro se le quedaba viendo raro cada que cantaba, así que mejor le compartía la música; al final terminó sentada en el pasto con su botella y el perro lamiendole la cara cuando se puso a llorar porque sonó "Costumbres" de Rocío Durcal.





– ¡Sé que tú no puedes aunque intentes olvidarme! ¡Siempre volverás una y otra vez! Una y otra vez ¡Siempre volverás! Aunque ya no sientas amor por mi sólo rencor — solloza — Mierda como lo extraño — toma de su botella — Cambiemos de canción Rufus...

°•°•Perfidia°•°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora