Perfidia: Deslealtad o maldad extrema.
"las malas lenguas cultas la llamaban Aspasia, como a la mujer de Pericles, aquella que, con su perfidia, llenó de sangre el mundo de las calles de Samos y Megara"
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Un mes después.
– ¿Pero que le pico hoy? — va tras ella cargando con el mantel y las servilletas de tela — Siempre toma su desayuno adentro
– Lo he echo así este último mes porque Luís estaba muy paranoico pero ya me canse, pronto regresaremos a casa y quiero despedirme bien de mi hacienda
– ¿Desayunando afuera?
– Haré otras cosas también — hace un ademán para que le diera el mantel — Pero empezaré con tomar mi desayuno con esta vista espectacular
– Usted es de las personas que cuando sean viejitas ¿Se mudan al campo no?
– Ese es mi plan, La Constructora va a quedar en manos de mis herederos, seré la directora que sólo es requerida para los asuntos muy importantes... Traete todo para acá
– ¿Y piensa vivir aquí sola?
– Luís vendrá conmigo o se puede quedar en la caótica ciudad y que me visite — ríe — Apurate que los habitantes de esta casa ya se van a despertar
– Si se piensa mudar aquí, traigame con usted — dice antes de volver sobre sus pasos
Altagracia aprovecho estos instantes de silencio y soledad para llenar de aire sus pulmones en lo que disfrutaba de la cálida mañana, definitivamente tenía una vista espectacular de su jardín, uno al que había derrochado fuertes cantidades de dinero para que se viera tal cual como siempre lo imagino, la idea de pasar su vejez rodeada de sus finos caballos, encargarse de lleno de los cultivos, la cría de ganados y demás, le emocionaba pues no era un trabajo con una carga de estrés demasiado alta como el que le generaba su Constructora.
– Entonces ¿Desayunaremos fuera? — mece la carriola de la bebé
– Si y no pienso negociarlo, el día está precioso, luego volveré a encerrarme pero en la ciudad, así que quiero aprovechar
– Está bien pero no podemos tardar, debemos ir al pueblo para que revisen a Liv
– Lo sé, por eso ya no des más largas y siéntate — se sirve un poco de té
– ¿Hay café?
– Magda lo está terminando de preparar ¿Sigue dormida? — observa a la pequeña
– Si, abrió los ojos unos segundos cuando la saqué de la cunita pero se volvió a dormir — ríe — Creo que esta cansada
