Perfidia: Deslealtad o maldad extrema.
"las malas lenguas cultas la llamaban Aspasia, como a la mujer de Pericles, aquella que, con su perfidia, llenó de sangre el mundo de las calles de Samos y Megara"
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– Más te quisiera más te amo yo y todas las noches la paso suspirando por tu amor — toma el pañal limpio — Más te quisiera más te amo yo y todas las noches la paso suspirando por tu amor
Acababa de darle un baño a Olivia como todas las mañanas, en general José Luís le echaba una mano pero como Heli estaba con lo de sus clases de equitación, él mismo se encargaba de que la pequeña tuviera todo listo, además de recordarle una vez más que tuviera cuidado y que le hiciera caso al instructor, si aceptó que estudiara pero jodia a la niña cada día. Mientras Altagracia había descubierto que cantarle a la bebé durante todo el embarazo había servido para que ella se quedara quietita y calmada cada que la recostaba en el cambiador y cuando salían de la tina.
La chiquita demostraba que la sangre no es agua y el mal carácter de sus papás estaba concentrado en ese pequeño cuerpecito pero había una manera de dejarla tranquila y esa era cantarle, Altagracia se había aburrido de las canciones de cuna así que comenzó con Boleros, Mariachi, Baladas Románticas, Huapango y un sin fin de ritmos, hoy la canción era "Yo Vendo Unos Ojos Negros" de Los Chalchaleros; Olivia disfrutaba tanto que su mamá le cantará que agitaba los brazos o las piernas, además de estar siempre sonriendo y emitiendo lindos sonidos de bebé.
– Cada vez que tengo pena me voy a la orilla del mar a preguntarle a las olas si han visto a mi amor pasar — besa su pacita — Más te quisiera más te amo yo y todas las noches la paso suspirando por tu amor. — sonríe embobada al escucharla chillar — ¡Uy! Pero que contentas estamos después del baño
– ¡Alta! — se escuchan unos pasitos correr por el pasillo — ¡Alta!
– Estoy aquí corazón, en el cuarto de Olivia — termina de cerrarle el pañal — Quietecita tú, eh, nada de querer girar señorita
– No me decido entre mis calcetas de corazón o las de estrellas — se queja al entrar — Y papi no me ayuda
– ¿Las de corazón que todos tenemos?
– Sip
– Yo traigo las mías puestas, podría hacer que tu papi se ponga las suyas así estamos todos combinaditos
– ¡Si! — sonríe — Pero a Livi hay que ponerle la pijama
– ¿Me la pasas? Porque le escogí esta de patitos
– ¿En el mueble? — se apura en ponerse las calcetas
– Ahí mismo... Corazón cuidado, no te me vayas a caer
– No me caigo Alta — va al mueble
– ¿Y tu papá? ¿Está organizandote el bolso de equitacion?
– Sip, lo dejé hablando sólo porque ya me aburrió
– Va a tardar un rato en darse cuenta entonces — ríe — ¿Encontraste la pijama?
