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Esperé afuera

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Esperé afuera. Los minutos pasaron y reprimí las ganas de escuchar la conversación. Sobre todo porque me parecía algo irrespetuoso. Además de que no sabía qué podría estar hablando con su padre, podría ser algo confidencial.

Lamente no saber nada acerca de la corona. No sé nada sobre su padre. Supongo que es su abuela la reina. Sin embargo, no entiendo si es abuela materna o paterna. Tampoco sé nada de su madre. Aunque escuché su nombre por mi madre en ciertas ocasiones, no sé demasiado. Solo lo que mamá ha parloteado, pero tampoco es que guarde reparo en ello.

No parecía mal chico. Algo engreído, era de esperarse. Pero más allá de ello, no tenía problemas con tenerlo cerca. Era mejor que muchos de los que estudiaban en la escuela del demonio.

Me quedé con la espalda pegada en la pared y las manos en los bolsillos. Estaba esperando que saliera para poder seguir mostrándole lo poco que quedaba. Al menos le agradezco que me saque de clases.

Allison pasó delante de mí. Instantáneamente baje la vista y trague saliva con cierto grado de dificultad.

—Podrías decirle a tu novio que se calme un poco. —mascullé. No sé si esperaba ser oído o si solo lo dije porque sí.

Ella se giró y me vio. El uniforme le quedaba hermoso. Se notaba que había subido más la falda de lo permitido y que llevaba más desabrochada la camisa. Su pelo lacio caía sobre sus hombros como una cascada recta y eran tan finos y rubios. Sus labios estaban brillosos, seguro llevaba aquel labial de frutilla que siempre usaba.

—¿Has dicho algo? —preguntó.

—Ya me escuchaste, Allison. Hacerse la tonta no funciona conmigo. Sé cuándo estas mintiendo, ¿recuerdas?

Ella abrió la boca para contestarme y sonrió. Soltó una risa irónica que me obligo a levantar una ceja.

—Dime algo, Orion —ordenó acercándose con el ceño fruncido y una mueca fue dibujándose en su rostro—. Es que hay algo que no termino de entender aquí.

Me paré derecho y la miré levantando más mi ceja.

—¿Estás celoso de Luke? —preguntó.

No pude evitar soltar una risa. Miré hacia otro lado mientras lo hacía y me relamí los labios. Devolví mi vista apretando mis labios fuertemente para no volver a reír.

—¿Por qué habría de estar celoso de un mono subdesarrollado, que está lleno de testosterona y se maneja por impulsos y dinero? —pregunté.

—No lo sé. Quizá no dejaste de amarme.

—Quizá a ti, como una persona normal y corriente, te quiero. Sin embargo, no amo tu fase controladora y psicópata.

Levanté los hombros y ella se puso derecha.

—Sabes que Luke no es nada —masculló—. Solo son intentos de ponerte celoso. Pero veo que a ti todo te importa una mierda. El mundo podría estar cayéndose, pero a Orion Wood le importaría tres pedazos de mierda.

Lágrimas azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora