10

15 4 16
                                    

Si mi padre supiera que tengo una amistad con alguien como Orion, me gritaría hasta hacerme entender que era una mala influencia, que era incorrecto, que me llevaría por mal camino, blah, blah, blah

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si mi padre supiera que tengo una amistad con alguien como Orion, me gritaría hasta hacerme entender que era una mala influencia, que era incorrecto, que me llevaría por mal camino, blah, blah, blah. Recuerdo cuando se enteró de que estaba juntándome con Bart Basile. Hizo el mayor escándalo, solo porque el chico tenía tatuajes en su piel y perforaciones.

Sin embargo, así estaba la cosa. Tenía a un supuesto chico problemático sentado sobre mi cama mirando a todos sitios.

—Imaginaba que el cuarto de un príncipe era más... —dijo mirando todo con ojos de fascinación. Parecía un pequeño niño— La verdad, no sé qué esperaba. Pero esta es una jodida mansión.

Levante los hombros.

—Hay mejores. —murmuré.

—Seguro que la que tienes en el castillo es... Bueno, debe ser como tres habitaciones como esta, ¿no es así?

Volví a levantar los hombros como respuesta.

Mi habitación en el castillo era más grande de lo que debería. En las noches me sentía demasiado solo en ella, en el día parecía más una sala que una habitación. Constantemente entraba y salía gente. Nunca tenía momentos de soledad, después de todo mis dos intentos de suicidios lograron que se duplicaran los guardaespaldas y que nadie fuera tan tonto para dejar que mi cabeza maquine por si sola. Tenía constantes personas hablando de temas muy alejados de mi madre.

Pero para irme del país debían ser discretos y solo podían traer puñados de seguridad.

Orion observó el computador portátil que se encontraba sobre mi mesa de noche. Lo miró por un buen rato, frunciendo el ceño y quizá pensando en alguna idea que no terminaría para nada bien.

—¿Alguna vez te buscaste en Internet? —preguntó sonriendo.

¿Qué si lo había hecho? Debería de reírme en su cara por la pregunta. No necesitaba buscar mi nombre en el buscador para saber lo que se decía del pequeño heredero al trono. Sin embargo, tengo que admitir que me busque unas cuantas veces. Sobre todo luego de que estallo la noticia de Daniel y yo. Los programas de chimentos se volvieron locos de emoción.

—Debo de estar muy aburrido como para hacerlo —respondí haciendo una media sonrisa—. Generalmente solo se hablan pestes de mí. Solo encuentro comentarios hirientes o chismes que los demás no deberían de saber. Por eso no lo hago seguido. Eso solo un acto inútil.

—¿Qué es lo que se dice de ti? —preguntó levantando una ceja—. Espera, ¿acaso la prensa sabe que tú no estás enSuiecia y que estas aquí? Es que eso no tiene nada de malo. Digo, que lo sepan no tiene nada de malo, ¿verdad?

Lo mire riendo. Dios, ¿adónde se había fugado el chico callado que decía sí o no como respuesta a todo? Parloteaba sin cesar y no se callaba ni un minuto. ¿De dónde le surgían tantas preguntas sobre mí?

Lágrimas azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora