Alexander y Orion, dos chicos de mundos completamente distintos. ¿Podrían ir en contra de los deseos de la Corona y romper los protocolos?
Desde que lo echaron de su propio castillo por su "irracional" y rebelde comportamiento, Alexander ha desperta...
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Desperté con un dolor punzante en mi cabeza y sintiendo que todo daba vueltas. ¿En qué momento me había quedado dormido? No recordaba más que irme a fumar. Entonces, ¿cómo desde ese punto había llegada a estar en una habitación que desconocía por completo?
Me levanté despacio de la cama, tratando de calmar mis nauseas. Observe el lugar donde estaba, era demasiado desordenado y olía extraño.
Miré hacía el suelo y mi sorpresa fue grande al ver que Orion estaba durmiendo boca abajo, enrollado y sin camiseta.
Estaba en la casa de Orion Wood. Estaba en la cama de Orion Wood. Estaba en su casa y su cama, mientras él dormía en el piso sin camiseta. ¿Cómo carajo llegó a pasar todo esto? ¿Qué hice anoche?
Repasando recordaba haber bebido un trago que Bart preparo para mí. Sé que me distraje un poco antes de obtenerla, pero no fueron más que un puñado de minutos. Recordaba tomarla sin si quiera hacer una pausa para ello. Recordaba irme a una esquina a fumar. Y... Recordaba besar a alguien. No sabía exactamente a quien había besado, pero sabía que me había gustado ciertamente.
Me levanté de la cama y sacudí a Orion para despertarlo. Pensaba que quizá él sabía algo. La verdad, quería volver a verme con aquel chico que bese. Aún así, no obtuve respuestas, así que opte por arrojarle una almohada.
—¿Qué quieres? —preguntó con la cara en la almohada y con una voz tan ronca que algo se revolvió en mí.
—¿Qué que quiero? Quiero que me expliques que hago aquí. —dije, esperando que entendiera mi desconcierto.
Me dolía mucho la cabeza como para hablar, pero aún así intentaba reprimirlo para poder obtener respuestas.
—Vuelve a la cama. —pidió dándome la espalda.
—Pero...-—intente decir.
—Solo cállate y déjame dormir, por favor.
Volví a la cama y me quede mirando el techo unos segundos. Era totalmente de madera y no había ningún tipo de decoración, lo cual me hacía sentir verdaderamente apartado de todo lo que es mi realidad.
Me sentía demasiado mareado. Decidí que luego golpearía a Bart por darme lo que sea que fuera esa bebida, jamás había tenido una resaca de esa manera.
Cerré los ojos para poder sentir que no daba vueltas todo, pero parecía imposible.
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Sentí de golpe que algo me sacudía, haciendo que me despierte del sueño que no sabía cuando había tomado.
—Ey, Alexander. —me llamó Orion.
Abrí sólo un ojo y puse mi brazo sobre el otro.
—¿Qué hago aquí? —pregunté, tratando de hacer un poco de fuerza para recordar que sucedió.}
