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Creo que jamás había estado en una clase tan aburrida como lo era la clase de Historia

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Creo que jamás había estado en una clase tan aburrida como lo era la clase de Historia. El tipo se limitaba a parlotear sobre cosas que no llegaba a entender. Simplemente hablaba sin cesar, aunque nadie le prestaba atención. Decidí tomar mi cuaderno y comenzar a hacer unos cuantos garabatos.

Sentía un poco de sueño. Toda la noche me la había pasado hablando tonteras con Bart. Saco demasiado temas y pidió demasiadas explicaciones. El primer tema que tratamos fue el por qué me fui. Luego, hablamos sobre —como lo llamo él— el idiota de mi padre. También quiso hablar sobre Daniel, pero descarte el tema lo más rápido que pude.

Bart me hablo sobre una fiesta. Me contó sobre las que había ido mientras yo no estaba y como me extrañaba. Me hablo, también, sobre una fiesta que se haría en unos días. Una donde Daniel era un invitado que había prometido asistir sin falta. Ante la mención de él, trate de cambiar de tema. Bart lo noto y no cedió.

—Podríamos hacer una fiesta. —sugirió.

Y durante toda la noche hablamos de ello. La posibilidad de hacer una gran fiesta y que Lukas Kiely cantara en ella, puesto que era uno de nuestros amigos. Hablamos de lo loca y posible que era la idea. Necesitaba sentirme en casa, ver a mis amigos y divertirme con ellos. Además que eso podía servirme como una pequeña venganza hacía a mi padre. Si mandas a tu hijo a otro país para ocultar su mal comportamiento, no esperes que él sea un buen niño y se comporte, había dicho Bart.

Pasamos un buen rato pensando en ello. Saqué un cuaderno y un lápiz y anotamos a todas aquellas personas que queríamos que asistieran. Tardamos un buen rato seleccionando y pensando en si sería bueno decirles que vengan. Hasta que acabamos con un total de ciento cincuenta y tres invitados.

La idea continuo surcando en mi mente un buen rato. Una jodida fiesta. Pero, no teníamos donde hacerla. Mi nueva casa no tenía un jardín lo suficientemente grande para invitar a todos aquellos que queríamos. Eran demasiadas personas. Además que la idea no tardaría en llegar a varias personas de la escuela o incluso de la ciudad. Claramente querrían ir al saber que famosos estaban en la lista.

Entonces recordé el campo de Football de la escuela. Suficientemente grande y espacioso. Podría ser un buen sitio. Los de la escuela irían y eso haría que al menos ya no me mirasen como si yo fuera un unicornio salido de un cuento de hadas.

Solo debía encontrar la forma de que no me descubran. La forma de hacer que la fiesta llegue solo a la gente indicada. Debía de conseguir alguien que pudiera ayudarme con todo esto. Solo se me ocurrió una persona capaz de guardar secretos y que todo le importe muy poco. Orion debía de ser el indicado.

Quise hablarse sobre eso durante el almuerzo. Temía mucho su reacción, quizá se rayaba y quería mandar todo a la mierda, parecía tener tendencias a ello. Quizá también se quedaba helado y decía que si quería participar en el plan.

Orion era un misterio demasiado complicado. Casi que me rendía con eso de descifrarlo. Simplemente era un chico demasiado diferente a lo que me acostumbre a ver.

Lágrimas azulesWhere stories live. Discover now