Te encontré

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Rivers había caminado por horas yendo en la dirección por donde se había ido el auto. Lamentablemente para ella, ya no sentía el aroma de aquella chica; el viento se lo había llevado.

Ahora solo seguía caminando con rumbo desconocido; confiando en que, con suerte, sería el camino correcto que la guiaría a ella. Estaba malhumorada y no dejaba de soltar gruñidos de vez en cuando. ¡Ni siquiera le pudo ver el rostro a su futura esposa y madre de sus cachorros por esa estúpida caja de metal! Y tampoco se olvida de ese estúpido palo de cemento puesto en plena calle.

Pero de un momento a otro, sonrió al saber que lo demas ya no importaba nada en comparación a la gran suerte de por fin haberla encontrado. Había sido meses en lo cual había recorrido casi todo el planeta sólo por ella; y hoy por fin, todo su esfuerzo había válido la pena. Su especie estará a salvo.

Sólo queda conocerla y embarazarla.

Sencillo.

Vio hacia el cielo y notó que estaba por obscurecer. Apresuró el paso lo mas rápido que pudo, ya que aún después de tanto tiempo, no estaba acostumbrada a ese cuerpo humano.

Los edificios ya iban desapareciendo del panorama e iba entrando en una zona diferente; donde había muchas casas y parques alrededor. Le gustaba ese lugar.

El cielo ya estaba de un color naranja, y la gente se iba marchando del lugar; dejando a una solitaria Rivers sentada en una de las sillas. Estaba completamente sola. Una pequeña lágrima recorrió la mejilla de la rubia al ver el sol ocultarse ya por completo. Extrañaba tanto a sus hermanos; se preguntaba cómo les estaría yendo. Tal vez les habia ido mejor que a ella y tuvieron la suerte de encontrar a sus parejas de forma rápida.

Pero ella estaba allí; sola, con frío, sed y hambre. Sus provisiones ya se habían acabado y en aquel lugar no había qué cazar. Todo lo que intentaba comerse no estaba permitido. Incluso intentó comerse un gatito pero una señora la golpeó con una escoba en la cabeza en cuanto lo atrapó.

Quería tomar una de esas comidas que había en las calles, pero también recibía gritos por parte de la gente y la echaban del lugar por no dar esa cosa de lo que todos hablan; "Dinero"

¿Acaso no veían que tenia mucha hambre?

Más lágrimas salían de sus ojos y no le gustaba eso; debía de ser fuerte como le habia prometido a sus hermanos.

Rebuscó en su mochila uno de esos papeles con números que le habían tirado y se limpió las lágrimas y se sonó la nariz, para después botarlo a un tacho de basura que estaba al lado de la banca.

Ya había obscurecido por completo y Lisa seguía en aquel lugar temblando del frío. Le hacía falta su pelaje. Observó que no había nadie y se colocó detrás de un árbol y rápidamente se desnudó, guardó su ropa en su mochila y se lo colocó en la espalda. En cuestión de segundos un lobo de pelaje blanco volvía a aparecer.

Estiró su cuerpecito feliz de estar de nuevo como loba y corrió libre por el parque, revolcándose en él con su mochila aún en su espalda. Ahora ya no tenia tanto frío; pero sí hambre. Así que después de jugar un momento decidió ir en busca de comida.

Una lobita trotaba feliz por la calle mientras tenía su lengua fuera. Un exquisito olor llegó a sus fosas nasales y la hizo cerrar los ojos y delirar. Fue hacia el olor y llegó a un puesto de comida donde habían muchos pollos pelones y dorados. ¿acaso los quemaron? No importa, lo que le importaba era comer.

Esta vez decidió no tomarlos porque no quería que le gritaran de nuevo. Solo se quedó allí, sentada, mientras veía a la gente comer, esperando a que le invitarán algo.

Una Loba Como Mascota || Factor R Where stories live. Discover now