Especial 2

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Durante la mañana la casa Rivera-Torres se encontraba en silencio, la mayoría se encontraba en la escuela y Rocio se encontraba en una reunión importante.

Rivers se estaba encargando de cuidar a Leo ese día, tenía a su pequeño paseando por el parque con su mochila correa para que tenga más libertad. En una mano tenía su lonchera, en su hombro derecho un gran bolso con juguetes dentro y en el izquierdo otro bolso con lo esencial para el aseo y cuidado de su hijo.

_Cariño - Rivers respondió el celular como pudo, Leo la hacía caminar torpemente por querer correr a atrapar una ardilla, ese instinto lo tenía toda la familia - sí, las maletas ya están hechas. ¿llegas mañana? - Rivers entristeció - está bien, suerte. Te voy a extrañar - escuchó a Rocio - ¡ya sé que solo es un día pero tengo complejo de perro! - Rocio río del otro lado - cariño...

_Dime.

_¿Puedo pedirte un favor? - habló por lo bajo - ¿me puedes...mandar una foto? Para no extrañarte mucho...- susurró.

Rocio sonrió pícara en la otra línea.

_¿una foto? Está bien, ¿me puedes decir...de qué parte quieres la foto? - Rocio se mordió el labio, sonrojada.

_De tí sonriendo - Rivers sonrió, era lo que realmente estaba pensando. Rocio se sorprendió por unos segundos pero luego río por tener esos pensamientos.

_¿De mí sonriendo?

_Sí, es que...me encanta verte sonreír, cuando lo haces tus ojos se vuelven más oscuros y tus mejillas más redondas. Es realmente...- suspiró - tan, tan, tan lindo.

_Está bien - Rocio no dejaba de sonreír por las palabras de su esposa - te las envío en unos minutos. Estaré llegando mañana en la mañana, los quiero ya listos para salir. Quiero terminar todo el trabajo para no tener pendientes y salir al viaje más tranquila, así que estaré toda la noche trabajando con mi grupo.

_Está bien, amor. Te amo.

_Te amo - Rocio hizo un sonoro beso y cortó la llamada.

_Que linda ¿verdad, Leo? - guardó su celular y levantó la mirada. Sus ojos se abrieron al ver que el pequeño estaba intentando meterse a la ardilla a la boca - ¡Leo! - le quitó la ardilla y la dejó en el suelo, la miró con desprecio por unos segundos y volvió su mirada a su hijo - cariño, no se come crudo, ya lo hemos hablado.

_Pero tengo hambre.

_Entonces regresemos a casa a comer porque la de tu lonchera ya me lo comí yo - rió por la mirada de reproche del pequeño.

Cuando iban llegando, vió al mayor de sus hijos despedirse de su novia a lo lejos. Notó su cabeza cabizbaja cuando se dirigió a casa y dió un largo suspiro antes de ingresar, tenía un semblante triste. ¿Qué había pasado?

Al ingresar a casa y soltar la correa de Leo, el pequeño corrió directo a la sala y prendió la tele. Rivers se acercó a la cocina y Pepito estaba sirviendo su comida.

_Hola, mamá - sonrió levemente al verla - siéntate, ahora te sirvo también.

Rivers asintió y se sentó en la mesa de la cocina, veía con detenimiento las expresiones de su hijo y notaba que estaba pensativo. El menor dejó la olla frente a ella y se sentó a su lado, comenzando a comer también de su olla.

_Tu mamá vendrá mañana en la mañana - avisó Rivers - ¿tus maletas están hechas?

_¿Sabes si las de tus hermanos también?

_Sí, ellos alistaron una semana antes por la emoción - ambos rieron - ya queremos ver a nuestros primos.

Rivers asintió. Estuvieron en silencio unos segundos hasta que Rivers se atrevió a preguntar. 

Una Loba Como Mascota || Factor R Donde viven las historias. Descúbrelo ahora