Una oportunidad

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Después de que se llevaran a Rocio, Rivers había estado muy preocupada, hacia horas que no sabía nada de ella, ni siquiera sabía usar muy bien el teléfono para llamar a su suegro, es más, ni sabía el número, solo esperaba a que llame.

Sus amigos y hermanos estaban distraídos viendo la televisión en el cuarto de la castaña, solo estaban envueltos en las sábanas mientras Rivers esperaba ansiosa en el primer piso.

El silencio fué interrumpido cuando el teléfono comenzó a sonar, la rubia apresuró sus pasos para responder y siendo brusca, se colocó todo el teléfono en el oído.

_¿Rocio? - la bocina colgaba de un lado a otro - ¿Rocio? ¿Suegro? - sus orejas se movieron cuando escuchó la voz responderle, tomó la bocina y lo puso sobre su oído - ¿Hola?

_¿Rivers? Soy el padre de Rocio. Perdón si las preocupo pero...¿Su perro está en casa? Escapó en cuanto la bajamos del auto, no pudimos alcanzarla - esperó respuesta, pero no la hubo - ¿Hola?

Rivers había dejado el teléfono, salía de casa en busca de Rocio, cuando al final de la calle, la castaña llegaba a pasos lentos y jadeante. Se veía realmente cansada después de correr, tropezó muchas veces al no estar acostumbrada pero no había recibido golpes graves.

Rocio pasó por su lado sin decirle nada, la siguió detrás hasta que la castaña cayó cansada en la alfombra de la sala, suspirando.

"Casi me meten un termómetro por el..." Prefería no recordarlo.

_Rocio ¿Estás bien? - Rivers se inclinó ante ella. Sorpresivamente para la rubia, Rocio se levantó con pereza y se acurrucó sobre su hombro, necesitaba cariño y deseaba dormir un momento. Rivers entendió y sonrió levemente, acariciando su cabello - espera aquí ¿Sí? Limpiaré tu cama.

Rocio asintió y Rivers se encaminó a al segundo piso.

_¡LARGO! - se logró oír.

_¡Oye! ¡Deja mi cola!

_¡Ya nos estamos yendo!

_¡Solo tenías que pedirlo! - regañó Roier, Sabi estaba a punto de sufrir un paro por el susto - tranquila, respira, solo era mi hermana.

Todos quedaron en pijama fuera del cuarto, veían detrás de la puerta como Rivers arreglaba la cama, quitaba las envolturas de las golosinas y se apresuraba a volver a bajar.

Cuando Rivers llegó al escalón, miró con sorpresa a la castaña en su forma humana durmiendo en el suelo. La capa que aún usaba desde que su padre se la llevó, cubría parte de sus desnudes.

Rivers caminó lentamente a ella, inclinándose para poder levantar a la chica tan hermosa que tenía en frente. Su cabello estaba levemente despeinado y brillante, a excepción de la parte trasera que estaba sin cabello, solo uno pequeño.

Rivers sonrió con amor al verla, se veía tan tierna. Envolvió su cuerpo en sus brazos y con cuidado de no mover la bata, levantó a la castaña a su pecho.

El resto se hicieron a un lado para dejarlas pasar, también sorprendidos y orgullosos de que Rocio lo haya logrado. Iban detrás de ellas, cuando Rivers les cerró la puerta en la cara.

Rocio fué colocada con cuidado sobre la cama, cuando abrió los ojos y se encontró con la mirada de Rivers admirandola.

_Hola - sonrió de manera adorable - un gusto volver a ver a Rocio humana.

Rocio miró sus manos, nuevamente era ella, había vuelto, eso la hizo sonreír. Levantó la mirada a la rubia, y no dudando, la atrajo de sus mejillas y dejó un largo beso sobre sus labios, dejando sorprendida a la joven loba. 

Una Loba Como Mascota || Factor R Donde viven las historias. Descúbrelo ahora