Viaje

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Era de noche, todos se encontraban dormidos dentro del auto, al ser más grande era más cómodo y podían recostarse.

Rocio seguía conduciendo, había llamado a su padre para avisarle que iría de viaje junto a Nuvia, necesitaba un descanso después de que haya tomado su último exámen de la universidad.

Sabía que pasaría y se graduaría, así que solo dió un aviso a su universidad, podría ser riesgoso quizá, pero no quería dejar a Rivers sola, sentía una conexión mucho más fuerte con ella que la que tenía en un inicio.

Miró por el retrovisor y Rivers dormía abrazada a sus hermanos, sonrió inconsciente y volvió su mirada a la carretera, seguía la ruta que Osvaldo le había dicho, tal parece que tiene buena memoria.

Ari seguía en el lado del copiloto, ella dormía con la cabeza colgada, no dejaba de babear por la posición en la que estaba.

Nuvia dormía muy cómoda detrás de los asientos, ella estaba recostada por completo y tapada con su frazada de lana.

Y Sabi, ella dormía pegada a la ventana mientras abrazaba a su metralleta, no quería que se lo quiten.

La noche fue larga, sorprendentemente Rocio no había tenido sueño, se encontraba con mucha energía que sentía necesitaba liberar.

Había detenido el auto cuando el sol apareció y comenzó a hacer un poco de ejercicio, a los segundos Nuvia bajaba con pereza del auto, ella se había ofrecido para cocinar cada mañana.

Estiró su cuerpo mientras Rocio seguía haciendo flexiones y fue al maletero por la pequeña cocina portátil.

Unos minutos después, todo estaba listo, el aroma comenzaba a despertar a todos, pero más a los lobos que se levantaban con los ojos cerrados, solo olfateando entre sueños.

_¡A comer! - ese grito de Nuvia fue suficiente para que despierten y bajen rápidamente entre empujones, como unos pequeños niños por ganar una caramelo en plena piñata - Coman despacio - regañó.

Sabi bajó con delicadeza y bostezó, en pocos segundos llegó a su lado para comer también, su porción era más pequeña que el resto, era entendible el porqué.

Rivers comía de su plato de arroz cuando Rocio se sentó a su lado, la rubia le sonrió y siguió comiendo, cuando sintió la mano de Rocio tomar su cintura y acariciarla mientras también comía.

Rivers alzó los hombros y siguió comiendo, todo era un día tranquilo.

_¿Segura que ya sabes usarlo? - Roier retrocedía con temor, Sabi iba a practicar su disparo una vez más, estaban en la carretera del desierto y no había problema.

_Sí, solo observa - cargó el arma entre sus manos.

El resto solo miraba con curiosidad, Sabi apuntó a una roca y forzando su vista a ese punto, disparó y fue ella quien salió disparada hacia atrás por la fuerza del arma.

Todos se tiraron al suelo cuando las balas pasaron por sus cabezas y siguió su recorrido hasta las ventanas del auto, dejando agujeros.

El polvo de la tierra fue desapareciendo y cada uno fue levantando la cabeza con lentitud, miraban asustados a Sabi reír desde el suelo.

_Fue un pequeño fallo de cálculo - pronunció. Roier respiraba agitado al ver como una bala había hecho un agujero en el borde de su camisa, le había rosado el hombro - una vez más - se ponía de pie.

_¡NO! - gritaron todos.

_Ay, ¿Por qué? - preguntó con tristeza.

_Cariño, luego practicas con tu metralleta, ¿Sí? - Roier bajó el arma - ahora debemos practicar nosotros sin correr el riesgo de que nos mates antes de llegar - sonrió. Sabi asintió con un puchero y se fue arrastrando su metralleta hacia el auto - ve, cariño. Toma la pequeña pistola, ese te irá bien.

Una Loba Como Mascota || Factor R Where stories live. Discover now