Epílogo 2

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Los años habían pasado entre los ya acostumbras travesuras de Rivers, los comunes ceños fruncidos de Rocio, pero con un gran e irrompible amor que ambas se demostraban cada día.

Esos cinco años había servido para que Rocio emprenda su propia mini empresa de moda, algo que no lo había buscado desde un principio, después de todo había estudiado arquitectura y se había graduado.

Pero, así es la vida ¿No? Pasan cosas que uno no se lo espera. Lo importante, es solo disfrutar de la vida, buscar otras opciones y ser feliz.

Y a Rocio le está yendo muy bien, espera en algún futuro hacer que su marca de ropa sea conocida.

Y sobre Rivers, Rocio dejó que ella misma busque su camino, que descubra lo que le gusta. Por supuesto, Rocio siempre estuvo en el proceso, apoyándola y guiandola cuando era necesario.

Y allí la tienen, cinco años después, era policía, siendo reconocida con la medalla de honor por nada menos que el propio presidente. Rocio no podía estar más orgullosa de ella.

Aquella noche era muy especial para la pareja, esperaban una respuesta muy importante.

Rivers esperaba nerviosa en la puerta del baño, no dejaba de caminar en círculos mientras jugaba con sus manos. Llegó un momento en que no soportó la curiosidad y apresurando sus pasos, llegó al baño y abrió la puerta, asustando a Rocio que estaba sentada en el inodoro.

_¡Por Dios, Rivers! ¡Apenas y me bajé los pantalones!

_¡No seas así, Rocio! - pronunciaba con frustración - ¡Ya te ví hasta el alma! ¡Déjame quedarme! ¡Estoy nerviosa! ¡¿Me puedes entendeeeeeer?! - sacudió a Rocio de los hombros.

_¡Está bien! ¡Está bien! ¡Pero dame mi espacio! - Rivers se pegó a la pared de inmediato.

Minutos después, ambas veían la prueba de orina como si este le fuera a hablar. Estaban expectantes y no dejaban de girar a ver el reloj en la pared del baño. Rivers era la más nerviosa, sus piernas temblaban y sus ojos se iluminaban con tan solo la idea de ya ser mamá.

_Rocio...- la voz de Rivers tembló - es...esas son...- las palabras difícilmente salían de su boca, giró a ver a Rocio, y su corazón palpitó emocionado al ver a la castaña sonreír con las manos cubriendo su boca. Sus ojos se cristalizaron - ¿Son...dos líneas? - Rivers sollozó - son dos líneas ¿Verdad? Eso solo...solo sale cuando estás embarazada ¿No? - sus lágrimas cayeron cuando Rocio asintió - Rocio - bajó la mirada, mostrando un tierno puchero mientras lloraba.

Abrazó a Rocio, escondiéndose en su cuello, sus sollozos eran audibles y su sonrisa era grande.

_aw, cariño - la actitud de Rivers conmovía a la castaña - ¿Estás muy felíz? - Rivers asintió aun en su cuello - yo también lo estoy.

***

_¿Voy a ser abuelo? - el señor Torres estaba sorprendido - ¡Genial! - comentó con alegría. Su hija y su nuera se veían felices por darle la noticia - ya era hora, Rivers - la rubia sonrió - pensé que ya no dabas - su sonrisa se borró.

_¡Papá!

_Broma, broma - se defendió - me alegro por ustedes - sonrió.

***

_¿Así que voy a ser tía? - Ari había recibido la noticia por llamada - ¡Eso es genial, Rivers! Me pregunto si los demás ya tendrán sus hijos - se preguntó con duda.

Estaba sonriendo cuando notó a Nuvia cabizbaja en el sillón, al parecer había recibido la noticia de Rocio. Ari suspiró con tristeza al verla irse a su habitación, se notaba decaída y sin ánimos. Podía adivinar fácilmente que estaba felíz por su amiga, pero aquella noticia también le afecta en cierto modo. 

Una Loba Como Mascota || Factor R Donde viven las historias. Descúbrelo ahora