Están locos

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Rivers se encontraba feliz por ver que su plan marchaba a la perfección. ¿cual era? Intentar llevarse bien con Rocio como humana, mientras conocía todo sobre ella estando como una loba; o como ella cree que es, un perro.

Aunque en realidad no sabe nada de cómo ser una mascota, ¿hay una lista en específico o algo?. Ah, no a de ser tan difícil.

Ahora tiene la cabeza recostada sobre las piernas de la castaña, mientras ella acariciaba su espalda y pensaba en voz alta un nombre adecuado para su nueva mascota.

_¿Zeus? - lo analizó con paciencia - no, después me sales un perrito infiel - rió.

Rivers no había entendió el chiste, ¿que era ser infiel? ¿era comida? Pues sí, ella era alguien con buen apetito.

_¡Ya sé! - levantó el rostro del animal por sus mejillas - te vas a llamar, Toto, es un nombre muy tierno - acarició su pelaje.

Como era obvio, Rocio pensaba que era macho, y eso a Rivers no le disgustaba, así le facilitaría las cosas.

La castaña se puso de pie, caminó directo a la cocina y sacó unos nuevos ingredientes para hacer su desayuno. Rivers la miraba desde el sillón, no parecía la mujer que la había golpeado hace unas horas, era todo lo contrario, se veía amable y cariñosa. A Rivers le encantó esa sonrisa que le dio mientras cortaba el pan, sabía que no era para ella en si, si no para su mascota, pero igual lo aprecio.

Sólo una hora después, Rocio acariciaba su cabeza y le repetía una y otra vez que se portara bien, que volvería muy pronto. Rivers la vio salir con su propia mochila y un par de cuadernos en la mano, sabía lo que significaba, iría a estudiar para poder ser mas inteligente, eso lo habia aprendido en sus viajes.

O mejor dicho, eso le había explicado un buen amigo que habia conocido por el camino, un tal Luisito.

Al instante en que la puerta se cerró, Rivers se convirtió en humana, quedando completamente desnuda. Caminó hasta su propia mochila que seguía en el suelo, y sacó su ropa que sólo eran una sudadera junto a un short holgado. Ella no usaba zapatos, ni uno de sus hermanos los usaban; porque para ellos era bastante incómodos. Pero gracias a que no eran humanos por completo, las plantas de sus pies eran más resistentes que la de un humano, no se cortaban tan fácilmente.

Ja, humanos débiles.

Rivers caminó curiosa por toda la sala, observando por primera vez lo que había dentro de una casa. Estaba tranquila, sólo viendo, sin tocar nada para evitar problemas; hasta que vio a un especie de ratón en una caja de vidrio; corría sobre una rueda sin parar.

_Un bocadillo siempre es bienvenido.

****

Roier esperaba sentado afuera de la iglesia, después de que besara a su chica frente a todos, lo sacaron a la fuerza, diciendo que era incorrecto lo que había hecho. No le permitían entrar, así que no le quedó de otra que esperar paciente a que su chica saliera.

Había pasado toda la noche en el lugar, pero no se había movido ni un solo minuto, ni siquiera para hacer sus necesidades. Estaba decidido a quedarse y eso nadie se lo impedirá.

Levantó la mirada cuando sintió el aroma de su chica, ella lo miraba preocupada desde la puerta, y teniendo una pequeña conversación con otra mujer, se acercó hasta el.

Roier se levantó rápidamente con una sonrisa, quiso acercarse pero una mano en su pecho lo detuvo, haciéndolo retroceder.

_¿Podemos hablar? - preguntó Sabi.

Ahora se encontraban en una de las habitaciones de la iglesia, Sabi se sentía algo incomoda por la mirada directa de Roier.

_Dijiste que me estabas buscando - el pelinegro asintió - ¿Por qué?

Una Loba Como Mascota || Factor R Where stories live. Discover now