Capitulo 18

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Todos queremos lo que no se puede, somos fanáticos de lo prohibido.

-Mario Benedetti

Danielle PDV

-Bueno, adiós, Dani. -Michael me besó la frente para luego irse caminando a la universidad.

Fui caminando por el pasillo de la entrada hasta que vi a Emiliano con los audífonos puestos, me acerqué a él para quitarle uno y ponérmelo en el oído, estaba escuchando música romántica. Romántica. Emiliano escuchando música romántica es muy raro, demasiado raro.

-¿Es que alguien está enamorado? -le insinué pícara, él lo único que hizo fue apenarse.

-Déjame en paz, Danielle -me empujó un poco pero con una sonrisa, jugando conmigo.

-¿Quien está enamorado? -Joseph se acercó a nosotros, sonriente y hermoso como siempre.

-Nuestro pequeño Emiliano está enamorado -le dije a mi amigo mientras me abrazaba. 

Emiliano suspiró molesto, nos ignoró y se fue caminando hacia el patio. Era muy raro de él molestarse de nuestras burlas, somos sus amigos, siempre hacemos burlas entre todos y para todos y se enoja ahora, sin duda nos oculta algo. Todos los de mi grupo habían llegado y nos fuimos a sentar a nuestra típica mesa del patio a matar tiempo para la entrada. Edgar, Joseph, Allen y yo estábamos ahí, Emiliano se metió en no se qué parte a ignorarnos, pero no importaba, en un rato se le pasaba. Edgar y Joseph estaban metidos en una jugada de piedra, papel y tijeras y no nos prestaban atención a Allen y a mí, decidí hablar con Allen. 

-¿Y mi hermano es buen novio? -le pregunté al moreno con un tono insinuante, él se apenó. 

-S-Sí...supongo -respondió con las mejillas rojas. 

-¿Y ya lo han hecho? -hice otra pregunta sin tener vergüenza alguna. 

-Vo-Voy a comprar una bebida -dijo él levantándose de su lugar y yendo hacia las máquinas. 

Adoraba lo tímido en Allen, era como un niño pequeño que necesitaba apoyo para sacar todo lo que oculta dentro. Me encantaba toda la historia que ocultaba detrás de sus pasos y la forma en la que ha superado todo lo que le ha hecho el destino y poder encontrar un nuevo amor a pesar de los engaños. Seguía usando esas sudaderas y guantes pero por lo menos a dejado de usar la capucha, eso es un avance. A comenzado a hablar aun más y abrir sus sentimientos aunque sea un poco. Por ahora solo tiene a los amigos de mi hermano y a nuestros amigos, eso también es un gran avance para solo estar un par de meses en una ciudad nueva y con una desventaja mental. 

El día era fresco, una pequeña brisa rozaba mi rostro y hacía que mi cabello flotara un poco. Tener que despertarme temprano no era lo mío y comencé a dormirme en la mesa. 

Hasta que un montón de gritos se escucharon a lo lejos. 

Me levanté algo alarmada junto a Joseph y Edgar, ellos al principio estaban dispuestos y sonrientes de ir a ver la pelea hasta que vieron el lugar vacía a mi lado. 

-¿Dónde está Allen? -preguntó Joseph algo preocupado. 

-Se supone que fue a comprar algo a la maquina expendedora. 

La pelea estaba en dirección a la máquina y por eso nosotros tres nos alarmamos aun más. Corrimos hasta el montón de gente amontonada, mis amigos fueron abriéndose paso empujando gente, para mí no era tan fácil ya que era una hormiga comparada con el montón de gente alta frente a mí, de todas maneras, no soy tan débil y pude dar unos cuantos puñetazos para que se alejaran. Al llegar al frente lo primero que pude ver fue a mis dos amigos deteniendo a los marsupiales de Mario pero eran tres contra dos y no les parecía tan fácil detenerlos. Allen estaba detrás de mis amigos hecho un ovillo y temblando, con la capucha puesta y totalmente aterrado. La furia me invadió el pecho y mi parte sádica salió a la luz con una sonrisa maléfica. Me acerqué a uno de los idiotas de Mario el cual me daba la espalda y le patee la corva, haciéndolo caer al suelo algo dolorido, después le tomé el cabello y le jalé la cabeza hacia atrás para que me viera el rostro. 

Cuando Te Conocí... *Homosexual, Gay*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora