Extra 10

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Hubo un tiempo en que las palabras eran tan pocas que ni siquiera las teníamos para expresar algo tan simple como "esta boca es mía" o "esa boca es tuya" y mucho menos para preguntar, "¿Porqué tenemos las bocas juntas?"

-El Hombre Duplicado, José Saramago

Pv Emiliano

Había citado a Mario para entregarnos las ultimas cartas del proyecto, las que se supone que lo dirían todo y nos juntarían de nuevo. Era de noche y me había puesto mis mejores pantalones, camisa y zapatos, mi pelo era muy corto para lograr peinarlo así que eso no me era un problema.

Terminé de arreglarme con algo de colonia y fui a despedirme de mi madre, tomar las llaves y dirigirme a la gasolinera en donde lo recogí la primera vez.

Antes solía odiar mi camioneta, mi familia es de granjas y esa era de mi padre, él se consiguió una nueva y me regaló esa vieja camioneta verde a mí. Agradezco el poder conducir pero esperaba algo mejor. Estaba ahorrando dinero para hacerle arreglos pero no fue necesario, cuando empezaba a conocer a Mario y me dijo que su color favorito era el verde todas esas ganar para remodelar la camioneta se fueron al diablo. Aparqué al lado de una de las estaciones para llenar de gasolina el tanque y, como tenía un poco de tiempo y dinero de sobra decidí entrar a la tienda que estaba ahí detrás, para comprar algunas botanas y bebidas para nosotros. Mientras pagaba la puerta del baño se abrió, mostrando a un jóven apuesto, bien vestido que se arreglada el cabello en el espejo de ese cuarto. Sonreí al verlo tan preocupado por verse bien, pagué las cosas y me acerqué a él alegre.

-Hey -le sorprendí, él dio un brinco-. ¿Cómo estás? -Mario me miró, noté como sus mejillas cobraban un muy leve color rosa.

-No te vi... -dijo mientras tomaba una mochila detrás suyo y la cerraba.

-¿Para qué la mochila? -le pregunté apoyado en el marco de la puerta.

-Escapé de casa para venir aquí -salió del baño, evitando mi mirada-. No tenía tiempo para cambiarme allá entonces solo puse un montón de ropa en una mochila y vine hacia aquí para arreglarme.

-¿Hiciste todo eso por mí? -sonreí, tratando de hacerlo enojar.

-Claro que no, no vale la pena -se defendió, pasando de mí y yendo a la salida, yo lo seguí mientras me reía.

Ambos entramos a la camioneta, cada uno con el cinturón puesto y Mario más atractivo que nunca al lado mío con la mejilla apoyada en la mano y viendo hacia el camino, pensativo.

-¿Piensas en algo, buen mozo? -le dije mientras le miraba de reojo, él frunció el ceño y sus orejas se pusieron rosadas.

-Deja de decirme así -me regañó, yo en respuesta reí.

-¿Qué? ¿Buen mozo? -seguí riendo.

-Cállate -refunfuñó.

-Buen mozo, buen mozo, buen mozo.

-¡Cállate ya! -gritó mientras subía las piernas y las abrazaba, escondiendo su rostro entre ellas.

Me alarmé y detuve la camioneta a un lado de la carretera. Me preocupé al verle reaccionar de esa manera, no sabía qué le sucedía y me sorprendí mucho.

-¿Estás bien? -me acerqué a él y le tomé el hombro, Mario se alejó de mí.

-S-Sí, solo sigue conduciendo -dijo en un tono bajo.

-Pero me preocupas, ¿te sientes mal? -Mario volvió a gruñir y levantó el rostro, el cual tenía completamente rojo.

-Te dije que estoy bien, solo conduce, maldita sea -molesto y sonrojado me regañó, un cosquilleo en mi estómago me hizo sentir que mis mejillas igual ardían. Arranqué la camioneta y la puse en marcha de nuevo.

Cuando Te Conocí... *Homosexual, Gay*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora