Extra 7

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Nunca comprendió que era posible extrañar y llorar lo que nunca se ha tenido.

-La Chica del Tren, Paula Hawkins

Pv Emiliano

Después de aquella discusión Mario no vino a la escuela por una semana completa y además de no ir a la escuela solía recibir llamadas suyas en las que si contestaba, él no hablaba, solo en el fondo se escuchaban gritos y llantos, algunas veces de una mujer, otras podría decir que del mismo moreno, incluso habían veces que de ambos. Esas llamadas solo fueron tres días hasta que desapareció, si yo le llamaba me mandaba directo al buzón y comenzaba a preocuparme mucho.

Estaba sentado, viendo su ultima conexión en whatsapp la que había sido hace una semana cuando Danielle y los chicos se acercaron a mí.

-¿Ya lo viste, Emiliano? -Danielle me dijo emocionada. Me confundí.

-¿Ver qué?

-Mario vino por fin a la escuela -dijo ella con una sonrisa que no entendía.

-Pero está completamente jodido -interrumpió Edgar igual de emocionado que Danielle. 

-Se debió de haber metido en una pelea enorme como para acabar de esa manera -dedujo Joseph pensativo.

-¿Y dónde está? -les pregunté a mis amigos, ellos me tomaron para llevarme hacia una parte del patio llena de mesas y sillas de metal que ya estaban oxidadas.

Mario estaba ahí sentado con la mirada baja y con los audífonos puestos. Su cara estaba toda magullada y sostenía su estómago con su brazo izquierdo mientras con el derecho sostenía su celular y la mochila, parecía apenas poder sostener sus espíritus. Las personas pasaban a su lado murmurándose cosas al ver su terrible estado, preguntándose qué le habrá pasado al rey de los cretinos y qué tanto miedo hay que tenerle al que le hizo eso.

Pero además de lo exterior, de todo lo que la gente veía, yo veía algo más...

Y era que él estaba completamente roto de nuevo.

++++

Caminaba hacia el salón por el pasillo después de haber ido al baño, a unos metros en frente de mí se encontraba Mario y frente a él unos chicos que se burlaban de su mal estado. Cuando el moreno camino al lado de ese par, uno de ellos puso su pie en medio para que Mario cayera, lo peor de todo es que lo consiguió. El moreno azotó dejando ir un grito de dolor y un montón de quejidos. Me acerqué e hinqué a su lado mientras los otros idiotas se reían a carcajadas. Me enfadé y me levanté para tomarlos de las camisas y chocarlos con fuerza contra la pared.

-Ustedes se van a largar de aquí -les dije al borde de mi paciencia-. ¡Ahora! -los choqué una vez más con la pared para soltarlos y dejar que se fueran de ahí.

Me hinqué de nuevo al lado de Mario, el cual estaba acostado en posición fetal en el suelo, quejándose del dolor y temblando. Le ayudé a levantarse lentamente, escuchando sus quejidos y pequeños sollozos de dolor, y lo llevé hasta la enfermería. La enfermera (una señora rubia de unos cuarenta años) no pudo hacer mucho, solo darle medicamentos para la fiebre que comenzó a agarrar y pastillas para el dolor. Ella dijo que tendría que llamar a sus padres para que vinieran por él pero de alguna manera la convencí de conseguirme un justificante para llevarlo yo a su casa.

Lo cual obviamente no iba a hacer.

De ninguna manera lo iba a llevar a su casa si de ahí fue donde consiguió todas esas magulladuras. Así que lo subí a mi camioneta para llevarlo a mi casa. Todo el camino Mario se la paso sosteniendo su estómago y con su frente pegada a la ventana, completamente destruído y deprimido. De alguna manera verlo así me destruía igual.

Cuando Te Conocí... *Homosexual, Gay*Where stories live. Discover now