Capítulo 14

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Pasó mucho tiempo hasta que llegamos a la cafetería, pero habría preferido no llegar nunca. Por alguna razón sentía que perdía confianza en mí misma, y también la capacidad de hablar con tranquilidad, sólo por estar allí dentro y rodeada de más gente. Aún así el lugar emanaba calor, y eso era agradable. Los cuatro estaban en una mesa con cuatro sillas más, y charlaban animadamente. Brian estaba al lado de Mary, delante de ellos se encontraban Evelyne y Roger. Sobraban aún otras cuatro sillas, dos pegadas a Brian y otras dos junto a Ev.

Traté de no pensarlo mucho y me senté al lado de mi amiga. Freddie se sentó al lado de Brian. Creí que se sentaría a mi lado, pero en cierto modo agradecí un respiro para mis nervios. Cuando lo vi frente a mí comprendí que aquello era peor. ¡Desde ahí podía observarme mejor todavía! Definitivamente esa cafetería era terreno hostil y me quitaba seguridad. ¿¡Por qué no deja de mirarme de ese modo!? Probablemente estaba roja otra vez.

—Pues sí que habéis tardado —dijo Brian después de los saludos—. Parece que venís de una ventisca.

—Venís pálidos —añadió Roger—. ¿Dónde están John y Suzzi?

—El coche de Suzzanne se ha averiado y John la ha acompañado a llevarlo a un taller —explicó Freddie.

—Hola, buenas. ¿Qué os pongo? —una muchacha delgada de pelo oscuro y con rostro amargo llegó con un cuaderno. Freddie me miró para que pidiera primero.

—Un té verde, por favor.

—Qué sean dos —agregó Freddie. La mujer lo anotó, y con su misma expresión se marchó.

Observé la mesa mientras todos hablaban. Curioso que sólo hubiera parejas. Es decir, ¿acaso estaba preparado? Tal vez Suzzanne salga con John, y ese específico reparto de gente en los coches fuera para reunir también a Brian y Mary... Hmmm. Tiene sentido. Pero lo mío no eran los dobles sentidos ni el espionaje, así que descarté dichas opciones de inmediato.

Miré cómo Evelyne charlaba con Roger. Se llevaban bien, parecían haber hecho muy buenas migas. Tal vez debería hablar con ella sobre el tema.

Brian hablaba con tranquilidad con Mary y con Freddie. Ella estaba igual de seria y recatada que siempre, puede que un poco más relajada. Hacían una pareja bonita... ¡Brian y Mary! ¡No Freddie y Mary! Ah, sí. Pero lo cierto es que también hacían una pareja bonita Freddie y Mary.

Volví a pasar la mirada por todos ellos. La chica regresó con los dos tés y me dispuse a entrar en calor. Aún tenía frío. Me percaté de que aún llevaba el abrigo de Freddie sobre los hombros. No es el mejor momento para devolvérselo, supongo... Di un sorbo a la taza y volví a mirarlos a todos, hasta que mis ojos llegaron a Freddie. Y lo pillé mirándome a mí. No apartó la mirada, pero yo sí lo hice.

—Eh, chicos. ¡Hay una rocola! —Roger se levantó ilusionado y se acercó hasta el aparato colorido que reproducía música.

—Pon alguna canción que todos conozcamos —dijo Brian.

—Rollings... Uuuuh... The Moody Blues... Hmmm... Elvis... Eh... Pondré una cualquiera —parecía un niño pequeño con un juguete nuevo. A mí también me encantaban esos cacharros.

Metió una moneda en la ranura y miró la máquina, expectante.

Roger volvió a acercarse a la mesa cuando la canción había empezado, moviendo la cabeza al ritmo— Revolver es de mis álbumes favoritos.

"Got To Get You Into My Life" de los Beatles. Tarareé la melodía mientras sonaba. Era una de las canciones más pegajosas de aquel grupo. Era probable que no se me fuera de la cabeza en varios días. Todos en la mesa se habían animado también. Entonces se oyó el sonido de cristal rompiéndose. Los seis nos giramos a la vez.

—¡Exijo que me devolváis mi dinero! —un hombre de ojos saltones y traje de chaqueta le gritaba al dueño del local detrás de la barra. Estábamos a un escaso metro de distancia. Si estiraba el brazo, podía tocar el mostrador.

—El café estaba frío y este pan está duro.

—Señor, tiene que calmarse —el pobre propietario no parecía acostumbrado a lidiar con ese tipo de situaciones.

—El pan no está duro, y el café no estaría frío si no hubiera tardado más de una hora en bebérselo —la camarera que nos había atendido a nosotros antes se había plantado delante del tipo enojado.

Aquel hombre parecía estar a punto de estallar, su cabeza estaba roja y desde allí podía verle una vena de la frente demasiado marcada.

—¡Qué insolencia es esta! ¡Voy a denunciarles por un nefasto trato a sus clientes!

—Si lo que quiere es no pagar el dichoso café, no lo haga. Pero deje de gritar de una santa vez, está molestando a la gente —la chica continuaba encarándole bajo la temerosa mirada del dueño, que no sabía cómo intervenir.

El colérico señor se aproximó a ella de forma amenazante. La muchacha no parecía achantarse demasiado. De la nada apareció el cocinero del local. De la nada no, claro. Salió de la cocina. Pero llegó en un sólo segundo. Era enorme, probablemente alcanzaría los dos metros de estatura. Además parecía más enfadado aún que el cliente. Tenía un aspecto muy imponente. Le dio un empujón al tipo, instándole a marcharse.

—¡N-no me iré hasta recibir una bonificación por las molestias que me han causado! ¡... Malditos ma-maleantes! —replicó con voz aguda ese molesto hombre.

Esas palabras parecieron ser las que pulsaron un botón prohibido. El cocinero le agarró de las solapas de la chaqueta y lo levantó del suelo a pulso. Yo no daba crédito a lo que estaba presenciando. ¿Esto no será el rodaje de una película de acción, verdad? El dueño comenzó a pedirle que lo dejara, pero aquel enorme individuo no escuchaba. Lo estampó de espaldas contra la barra.


Another road where maybe I could see another kind of mind there!


La canción estaba llegando a su fin. Y mi integridad física también. El cliente, ahora tumbado sobre el mostrador de la cafetería, se sacudió y peleó de manera patética. Arrastró el brazo por la barra, golpeando una bandeja plateada que reposaba allí. La bandeja salió disparada como si de un búmeran se tratara. Directa a mi cabeza. No, no estoy bromeando. Las leyes de la física, los astros, o lo que demonios fuera, decidieron que el trayecto de esa maldita bandeja concluiría en mi frente.


Oh, then I suddenly see you...!



Mi orgullo había sido mortalmente destruido.



Oh, did I tell you I need you!

Every single day...!

KEEP YOURSELF ALIVE #2: Let Me In Your Heart ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora