Capítulo 38

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Freddie iba de un lado a otro de la habitación colocando camisas y chaquetas colgadas de perchas en el interior de un armario. Frente a la puerta pasaba Amanda, arrastrando con esfuerzo un enorme arcón de madera.

—Estúpido... baúl... Esto es entre tú y yo, que lo sepas... —farfullaba sola atizándole empellones para que el objeto se moviera y llegara a su destino.

—¿Te echo una mano, cariño? —Freddie se dispuso a soltar en alguna parte la percha que agarraba con su mano derecha, pero con un gesto Amanda paró sus movimientos.

—No, no. Esto ya es algo personal... Primero se me cae en el pie, después se abre en mitad de la calle... Maldito baúl —le dio otro empujón arrastrándolo hasta el salón fuera de la visión de Fred.

—No te ensañes, sólo es un triste baúl —bromeó él, volviendo a las prendas—. Por cierto, ¿qué hay dentro?

—Ni idea, la verdad. Seguramente muchos trastos inútiles que nunca debimos guardar —murmuró a lo lejos. No volvió a decir nada hasta pasados unos minutos—... ¡No puede ser! ¡Creía que lo había perdido!

Freddie abandonó su ocupación y caminó hacia la sala de estar, presionado por la curiosidad. Encontró allí a la chica de rodillas frente al baúl, ya abierto, con un librito en las manos.

—¿Qué es? —el muchacho se recostó en el sofá que quedaba al lado de ella.

—¡Mi diario! ¿Te acuerdas que siempre lo llevaba a todos lados? Vaya, hacía muchísimos años que no lo veía... —pasaba las hojas con una sonrisa medio nostálgica y medio ilusionada.

—Déjame ver —Freddie alargó el brazo y le arrebató el cuaderno a la distraída chica.

—¿¡Qué!? ¡NO! ¡TE PROHÍBO QUE LO LEAS! —exclamó lanzándose a recuperar su diario.

—¿Por qué? Siempre me dio curiosidad saber lo que escribías aquí —él reía tratando de abrirlo por alguna página mientras huía de Amanda alrededor del salón.

—¡NO PUEDES! —la joven saltaba por encima de sofás, maletas, mesas, cajas y sillas para alcanzarlo, pero él era más rápido.

—¡Oh, vamos! —se zafó del ligero agarre que Amanda había conseguido y se paró en una página del cuaderno—. Hmm... Dieciocho de octubre de 1973... Caramba. Me siento como un viejo leyendo esa fecha.

—¡DEJA DE LEER! —Amanda se abalanzó sobre él, pero Freddie la paró con una mano y siguió leyendo tranquilamente.

—"¡Hola, nuevo diario! Soy Amanda. Te he comprado en una tiendecita, pensé que era buena idea empezar un diario para mejorar mi escritura y esas cosas...". Qué mona eres —dijo con una sonrisa enternecida, en tanto Amanda estiraba los brazos y luchaba en vano.

—¡YA! ¡SUFICIENTE! —Freddie echó a correr de nuevo—. ¡NO PASES NI UNA SOLA PÁGINA MÁS! —amenazó la chica haciéndole reír.

—Vamos, creía que no teníamos secretos —sonrió sarcástico y volvió a escapar.

—¡PERO ES MI DIARIO DE HACE SEIS AÑOS! ¡VAS A EXPONER LO RIDÍCULA QUE ERA!

—Diecinueve de febrero, "¡El concierto fue increíble! Me lo pasé en grande, no lo olvidaré nunca." Espera... ¡Espera un momento! —paró en seco y miró con gigantesca curiosidad a su perseguidora para después devolver la mirada a la hoja—. "Ayer pasé por una tienda de discos. Vi uno de los teloneros esos, Queen.". ¡NO PUEDE SER! "Me lo compré porque era muy barato. La verdad es que es un disco que me gusta...". ¿¡Empezaste el diario justo el día de ese concierto!?

Amanda respondió con un chillido vergonzoso mientras su cara se tornaba roja.

—¿Qué más escribiste sobre mí, querida...?

Freddie hojeaba el diario con velocidad bajando la guardia, facilitando que Amanda lo recuperara de una vez— ¡AJÁ! Se acabó la hora del cotilleo, señor Mercury.

—Porras —el muchacho hizo un gesto de fastidio y ambos se sentaron en el sofá.

—Madre mía, la última fecha es de octubre del 76 —comentó ella mirando en la última página escrita en el cuaderno.

—¿Por qué dejaste de escribir en él?

—No sé, lo perdí de vista y me olvidé de que lo tenía. No sé cuántas veces me pasó lo mismo cuando lo usaba —soltó una risilla.

—Escribe ahora algo —sugirió Freddie poniendo un brazo en el respaldo del sofá.

—¿Ahora...? Nah.

—Venga, escribe algo. Como una visita. "Hola, pasaba por aquí y se me ocurrió hablarte de lo maravilloso que es Freddie" —estiró el brazo e hizo una floritura, haciendo reír a la chica.

—Demonios, ¿cómo has adivinado que eso era lo que escribía aquí? —dijo con una mueca divertida, agarrando el diario hacia sí misma.

—... ¿De verdad escribías esas cosas? —Freddie la observó con una curiosidad en incremento.

—Nunca lo sabrás —le sacó la lengua, recibiendo un mohín. Se rió un poco y contempló con añoranza la ajada tapa del pequeño libreto pensando en años pasados—. ¿Sabes?, creo que escribiré algo.

—No te olvides de mencionarme, ¿eh? —Freddie se puso de pie haciendo una reverencia con una sonrisa resuelta. Amanda rió mientras le tiraba un cojín desde el sofá al chico que salía señorialmente de la habitación. Antes de salir, dio media vuelta agarrándose en el quicio de la puerta—. Voy a llamar a Brian para hablar con los mininos, ¿quieres que les de algún mensaje de tu parte?

—¡Diles que me muero por acariciarles la tripita hasta que amanezca! —dijo Amanda divertida extendiendo una mano, para después romper a reír. Freddie le guiñó el ojo y se fue finalmente.

Se dirigió hacia la mesa del comedor en la que descansaban varias cajas y bolsas. Se hizo un hueco en el tablero de madera y tomó asiento. Colocó el diario sobre la mesa y lo abrió por la última página en la que había algo escrito. negó con la cabeza con burla para sí misma.

—Veamos qué fue lo último que te contó la joven Amanda, querido diario...




9 / 10 / 76

Querido diario:

Estamos en Londres por fin. ¡Qué ganas de volver a dormir en mi cama! Al final acabé divirtiéndome con lo de la boda de Suzzanne. Después del día de la ceremonia y todo el revuelo, fuimos a lugares interesantes de Liverpool y lo pasamos muy bien. Además, tuve la oportunidad de hablar con Suzzi, y de veras parece satisfecha con su unión con Collin. Es estupendo. Hace unos días no creía que estuviera enamorada, pero los he visto charlando y hablando entre ellos y se les veía verdaderamente felices a ambos. Les deseo mucha felicidad en los años venideros. Se fueron de luna de miel a Francia ayer, aún deben de estar allí viendo la Torre Eiffel y comiendo macarons. ¡A lo mejor macarons que preparó Curtis! Sería una increíble casualidad, ¿no? Seguro que lo están pasando en grande. Nosotros seguiremos en Londres hasta que los chicos acaben de programar la nueva gira. Esta vez también vendrá Evelyne, que por primera vez está libre de ensayos. ¡Tiene vacaciones! Ah, y Freddie me ha dicho que puede que pasemos por París para visitar a Curtis, ¡me hace mucha ilusión! ¡A lo mejor nos cruzamos con Suzzi y Collin! Bueno, ahora tengo que dejarte. Tengo que llamar a mi editor y preguntarle sobre las nuevas ilustraciones para la nueva edición de Lily.




Amanda terminó de leer la hoja con un pellizco de melancolía y una sonrisa triste, reviviendo emociones y recuerdos. Sacudió la cabeza y buscó un cigarrillo en un paquete que había sobre la mesa. Lo encendió y acto seguido examinó dentro de una de las cajas de la sala en busca de algo con lo que escribir. Cuando dio con uno, se dispuso a informar una vez más en su viejo y querido diario. Un último mensaje después de más de cuatro años en los que tantas cosas habían acontecido. 





KEEP YOURSELF ALIVE #2: Let Me In Your Heart ♕Where stories live. Discover now