Capítulo 26

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—Venga, gatito —vacié lo que quedaba de leche en el envase en el interior del cuenco de nuestro nuevo compañero—. Que aproveche.

—No pensarás quedártelo, ¿verdad? —Curtis estaba haciéndose un sándwich de mantequilla de cacahuete.

—Sólo le estoy dando de comer —dije con una mirada suspicaz. Ya hablaremos de eso cuando estemos en Londres con el gatito.

Salí de la cocina y me senté en el viejo sofá, que por lo menos ya estaba limpio. Coloqué el diario encima de mis piernas para escribir.




14 / 05 / 74

Ya es mayo, y nosotros seguimos en Dublín. Curtis está buscando algún trabajillo para que no nos suponga tanto gasto estar aquí.

De vez en cuando tengo contacto con el exterior, ya verás. Evelyne me llamó el 27 de marzo contándome poca cosa sobre la boda de su tía. Parecía un poco nerviosa. Me resultó raro, porque le encantan las bodas. Me llegó una postal de Brian y Roger el 1 de mayo, lo cual me sorprendió. Querían contarme una anécdota graciosa con una botella de tequila en un concierto en Canterbury. Me resulta curioso tener una historia graciosa como esa con ellos, ¡porque nunca va a quedar en el olvido! También me alegró tener noticias, me enviaban saludos de la banda en general. Recibí además un fax de Mary el 4 de mayo, para contarme que había asistido a algunos conciertos de los chicos, pero que ahora esperaba en Londres para retomar las salidas con todos. Le mandé otro para responderle con lo mismo. Ah, sí. Lo olvidaba. Por último, Suzzanne me llamó a finales de abril para preguntar qué tal estamos por aquí. Sonaba aburrida, es la única que se ha quedado en Londres todo este tiempo. Le mandé hace un par de días una postal muy bonita del puente Ha'penny y el río Liffey, para preguntar cómo estaba y eso.

Según me dijeron antes de venir aquí, los chicos volverían a Londres a mediados de mayo. A lo mejor ya están allí. Me siento un poco dolida. Freddie no me ha llamado ni una sola vez, y tampoco me ha escrito. Le mandé una pequeña carta cuando llegamos a Dublín, pero no me ha respondido. Tal vez no la ha recibido... No lo sé. ¿Puede que simplemente no le apetezca hablar conmigo?

Espero que todo esto se



—Amanda —Curtis llamó mi atención y tuve que dejar de escribir —, ya están aquí.

Suspiré. Me miró con una sonrisa torcida y me instó a seguirle a la cocina. Cerré el cuaderno y me puse de pie. Mi ánimo estaba por los suelos y no tenía ganas de aquello. El gatito nos siguió con sigilo. Llegamos y abrí la puerta trasera de la casa. Curtis se sentó en una silla.

—Oh, cállate Simon. Me da igual lo que digas —mi madre, con un abrigo de pelo y un sombrero demasiado grande, le daba manotazos en el brazo a mi padre, que iba con un traje de cuadros de colores. Entorné los ojos. No me podía creer que esos fueran de mi familia. Cada vez que los veía, había algo peor en ellos.

—Bueno, luego no me vengas con reproches.

—¿Reproches? ¿A ti? Bastante arruinado estás ya.

—¿Por culpa de quién, Sadie?

Se callaron ambos al alzar la vista y encontrarme allí delante de ellos.

—¡Madre mía! —exclamó mi padre.

—¡Dios santo! —mi madre abría la boca extasiada y se acercaba a mí para abrazarme—. Cariño, ¡estás guapísima!

Me separé rápidamente con una sonrisa forzada. No era muy emotivo para mí. Mi madre lo notó al igual que mi padre y ambos se alejaron un poco. Sentí que se me aguaron un poco los ojos, pero pestañeé un par de veces para prevenirlo.

KEEP YOURSELF ALIVE #2: Let Me In Your Heart ♕Where stories live. Discover now