Especial de Navidad

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—When the kids start singing and the band begins to play... Oh, I wish it could be Christmas everyday...

Canturreaba la melodía para ocupar su mente en algo que no fuera el terrible frío que estaba pasando. Ya sólo le quedaban los escalones y abrir la puerta de la vivienda para refugiarse por fin. Apagó el cigarrillo contra los ladrillos de la pared y se apresuró a abrir.

—¡Hola! ¡Ya he vuelto! No quedaba nuez moscada ni canela en la única tienda que estaba abierta.

Amanda se quitó el gorro, la bufanda y el abrigo. Los colgó en el perchero de la entrada y pasó a la sala de estar.

—Qué mala pata no habernos dado cuenta antes de que no teníamos. Habrá que apañarse con lo que hay en la cocina. Somos los peores anfitriones del mundo. Nunca voy a aprender a lidiar con estas cosas.

Soltó su bolso en el sofá y oteó el lugar. Había demasiado silencio, lo único que alcanzaba a oír era el frío aire golpeando las ventanas. El teléfono comenzó a sonar, rompiendo aquella excesiva calma en la casa.

—Sí, ¿quién es? —tras descolgar enrolló un dedo en el cable.

—¡Mandy! ¿Qué prefieres: verde o azul?

—Hola, Ev. ¿Qué prefiero para qué?

—Vamos, elige uno.

—Eh... No sé, ¿azul?

—¡No!

—... Entonces verde.

¿Tú crees? Supongo que tienes razón —Amanda puso los ojos en blanco y rió para sí misma.

—¿Sobre qué acabo de decidir?

Es que no sabía qué vestido ponerme para vuestra fiesta de esta noche. Rog cree que el verde es más bonito, pero el azul es más vistoso. Definitivamente me pondré el verde. Me gustan más las mangas.

—Me alegro de haber sido de ayuda —soltó una carcajada.

¿Cómo lleváis la comida? Ya te dije que podíamos llamar a los del catering de mi compañía de teatro.

—¡No hay problema! O eso creo —se rascó la nuca—. Pero mejor comida casera y quemada que una perfecta y superficial.

Es lo más estúpido que te he oído decir, Mandy. Cuando se trata de comida sueles ser más exigente. ¿¡Qué te está pasando!? ¿¡Va todo bien!?

Amanda volvió a romper en risas— Es que quiero que sea algo más familiar, además tampoco vamos a complicarnos demasiado. No os vamos a envenenar, tranquila.

Ya... Apuntaré el número de un par de restaurantes por si acaso —Evelyne rió burlona al otro lado del teléfono.

—Mujer de poca fe —chasqueó la lengua.

Te dejo ya, aún tengo que acabar de prepararme... ¿Qué dices, cariño? —una voz lejana irrumpió en el aparato—. Roger dice que vamos a llevar un par de botellas.

—Oh, no hace falta.

Créeme que si quiere llevar es por alguna razón —se echó a reír—. Llegaremos sobre las ocho y cuarto, tendremos que pasar a recoger a Brian y Mary, y a John y Veronica que están con ellos. Suzzanne me ha llamado y me ha dicho que tal vez lleguen un poco más tarde. Dice que no había línea en vuestro teléfono.

—Habrá llamado cuando estaba el técnico aquí esta mañana... Bueno, cuidado en la carretera, y abrigaos que hace mucho frío afuera.

¡Vale, mamá! —respondió con socarronería—. ¿Desde cuándo eres tú la que cuida de mí? Mi Mandy está creciendo, qué paradójico.

KEEP YOURSELF ALIVE #2: Let Me In Your Heart ♕Where stories live. Discover now