Capítulo 8

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Él subió su mano hasta su cintura y hundió levemente sus dedos en esta, ella subió sus brazos hasta su cuello y profundizo más el beso que comenzaba a tener pasión. Ambos sintieron un calor acogedor dentro. Un calor que hacía mucho no sentían. Uno que no reemplazarían por nada en el mundo. Se separaron por falta de aire y se miraron, él acarició su mejilla. Un tacto suave, sutil... tan hermoso. Su corazón bombeó con fuerza cuando observo los brillantes ojos de él, mirándola de una manera tierna. Estaba embobado por ella. Y ella estaba embobada por él. Y sabía perfectamente que ese año lo había extrañado muchísimo, que lo necesitaba más que el aire que respiraba. Se separaron poco a poco y conectaron sus miradas sintiéndose en casa.

-¿Dónde has estado todo este tiempo?- le preguntó de repente sin dejar de mirarla. No respondió. Pensó unos segundos antes de contestarle y lamentablemente no podía contarle donde había estado el último año. No podía decirle que había estado siendo entrenada para ser parte de la mafia de Ricardo en un lugar alejado.

-solo... me fui de la ciudad. Tenía que dejar que hicieras tu vida sin mí.- él asintió levemente e hizo un gesto en desaprobación.

-Pues no lo hagas porque no quiero seguir sin ti. Soy un maldi.to desastre cuando no estás conmigo.- sonrió levemente. Celia sabía muy bien eso y lo había comprobado ella misma cuando él entro a su casa, embriagado y carcomido por la furia, la ira... el dolor. Ella sonrió levemente. Una sonrisa sincera, melancólica en cierto punto.

-¿Cuánto has tomado?- le preguntó mirándolo con el ceño fruncido. El rodó los ojos.

-No he tomado.- Ella lo miró como cuando una madre regaña a su hijo.

-¿Entonces como explicas el olor a alcohol que tienes? Además, también has fumado.- dijo segura.

-Ya, déjalo. Estoy bien.- le dijo evitando su pregunta anterior, ahora ella fue quien rodó los ojos. Lo miró seria.- Celia, olvídalo.- pidió casi rogando cuando su mirada se había vuelto mas acusadora.

-No, Justin. No quiero que te hagas mal, este yo o no lo este, tú debes...

Justin sujetó su cintura fuertemente, acercó su boca a la suya para besarla y hacer que callara. El balanceó su cabeza hacia un costado y acopló sus labios perfectamente con los de ella, creando un encaje como si fuera hecho a medida. Relamió los labios de la chica con su lengua y ella dejó que su miembro bucal entrara en su boca y recorriera cada centímetro de esta sin nada que lo impidiera. El metió sus manos dentro de la blusa que ella tenía e hizo contacto con su tibia piel, dio un respingón cuando sintió las manos frías de él, acariciándola pero luego se acostumbró a la sensación. Se separaron lentamente por falta de aire.

Justin miró su cuello, apoyó su boca contra este y comenzó a dejarle pequeños besos, todos formando un camino. Ella tiró su cabeza hacia atrás para que pudiera seguir con su trabajo sin tener obstáculos. Se sintió morir en el momento que él succiono su piel y jugó con el borde de su blusa. Se alejó de su cuello y agarró el borde de la prenda para luego sacársela por sobre su cabeza. Adiós blusa. La había dejado con el brasier a la vista, observó el torso de sus senos, sostenidos por este y no dudó en apoyar su boca pero algo que vió lo hizo fruncir el ceño. Celia tenía una pequeña cicatriz en su brazo, casi a la altura de su hombro pero un poco más debajo. Ella lo miró confusa. Justin acarició suavemente esa cicatriz que parecía hecha hacia poco.

-¿Quién te lo hizo?- Ella miró hacia abajo en dirección a donde él miraba. Oh, ya entendía porque la miraba de esa manera. Y la verdad era que él mismo le había disparado la vez que irrumpió en el edificio de Joseph con los hombres de Ricardo. Esperó unos segundos antes de responder para poder pensar en una buena mentira.

Without control 2Where stories live. Discover now