Capítulo 9

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Capítulo 9

Celia se removió un poco aún con los ojos cerrados. Los abrió, observó que estaba recostada sobre Justin y él la estaba mirando. Se enfocó en sus ojos color miel tan hermosos como siempre habían sido. Ahora estaban un poco más claros debido a que el reflejo del sol daba justo en ellos. Dios santo. Había extrañado tanto un momento así. Había extrañado tanto despertar en sus fuertes brazos.

Él acaricio su cintura por debajo de las sabanas y la acercó más a su cuerpo. Ninguno sabía que decir. Por sus cabezas pasaban miles de cosas pero no se atrevían a hablar, simplemente disfrutaban de estar mirándose después de tanto tiempo.

Ella subió su mano hasta la mejilla de él. Sus finos dedos recorrieron su rostro y pararon en sus labios. Tan sabrosos como siempre lo habían sido... sabía que estaba mal lo que hizo. Sabía que no tuvo que haberlo dejado pasar a su casa ayer a la noche, que no tuvo que haberlo besado, no tuvo que haberlo dejado que le haga todas esas cosas que la volvían loca porque se fue justamente para alejarse. Pero simplemente no pudo, no pudo resistirse a sus ojos, a su dulce mirada color miel. No pudo. El sentimiento fue más fuerte que ella.

-Gatita...- Susurró Justin con la voz ronca, sacándola de sus pensamientos. Ella se había quedado mirando su boca por un largo tiempo. Levantó la vista y conectaron sus miradas. Él abrió la boca para decir algo pero luego la cerró. Como siempre, le costaba decir lo que sentía. La observó mirándolo expectante. Esperó unos segundos pero al fín lo dijo.- te he extrañado mucho.- Ella sonrió levemente al escucharlo.

-Y yo.

-No te vuelvas a ir.- le pidió. La muchacha sintió un vuelco en el corazón. No estaba segura si se quedaría porque ahora que trabajaba para Ricardo, la llevarían de un lado para otro para hacer las misiones que le encargaban. No dijo nada. Acercó su boca a la de él y lo besó despacio sin que nada ni nadie los apurara. Delineó sus labios con su lengua para que el los abriera y cuando lo hizo, metió su miembro bucal recorriendo cada parte. Puso una de sus manos en la mejilla suave de Justin mientras el reposaba su brazo en su cintura y la acercaba más. Se separaron por falta de aire. Ambos se miraron. El observó sus bonitos ojos color esmeralda. Le costaba creer que estaba con ella, él pensaba que nunca más la volvería a ver, que se había borrado del mapa pero no fue así.

Se cruzó una pregunta por la cabeza de Justin ¿había estado con alguien después de él? Debatió unos segundos en su mente si preguntárselo o no. ¿Y si ella le decía que si? Se volvía loco al pensar en otro hombre besándola, acariciándola, disfrutando de ella como a él tanto le gustaba. Un toque suave en su hombro lo hizo salir de sus pensamientos y volvió a mirarla.

-Celia.- la llamó. Ella lo miro atenta y asintió para escuchar lo que tenía para decirle. El lucho interiormente con preguntárselo o no.

-Dime...- le dijo cuando vio que él no hablaba. Lo notó nervioso por lo que acaricio su pecho para tranquilizarlo y después de unos minutos, habló.

-¿Has...?- tragó saliva.- ¿has... estado con otro hombre después de mí?- pregunto diciéndolo rápidamente. Ella sonrió levemente y negó con la cabeza.

-No....- eso alivió el corazón de Justin a sobremanera por lo tanto suspiró profundamente liberando la tensión.- ¿y tú?- le preguntó ella con un poco de rabia si el había estado con alguna otra pu.ta de por ahí o peor... si había comenzado a querer a otra persona. Los celos empezaban a aparecer.

-No, gatita.- dijo Justin con suma sinceridad porque la verdad era que no había querido ni siquiera pensar en otra mujer después de ella y cuando estaba a punto de cambiar de opinión, a punto de hacer que su corazón la olvidara, cuando estaba sin esperanzas, Celia apareció allí, en esa disco tan hermosa como siempre. Ambos se sonrieron. Ella dejó descansar su cabeza en el hueco del cuello de él aspirando su olor masculino. Sus piernas estaban entrelazadas, él la tenía agarrada de la cintura, ella estaba con una de sus manos apoyadas en el pecho de Justin. Se quedaron varios minutos así, mientras él acariciaba su espalda desnuda.

-No podría estar con otro si no es contigo.- confesó. Justin sintió todo su cuerpo relajarse y se alejó un poco para mirarla a los ojos, haciendo que ya no escondiera su rostro en el hueco de su cuello.

-Ni yo.- Mordió su labio -¿Dónde has estado el último año?- Ella hizo una mueca.

-Viviendo fuera de Miami.- contestó sin querer darle más detalles.

-¿Dónde?- insistió Justin con una leve sonrisa.

-México.- contestó rogando porque no le preguntara más nada. No quería tener que mentirle, le dolía mucho hacerlo. Él asintió con interés y su mirada se tornó divertida.

-Así que... ¿Aprendiste a hacer tacos?- preguntó ilusionado, pues él quería probarlos desde hace mucho tiempo. Celia sonrió ampliamente. En realidad no había aprendido a hacerlos en México, ella sabía desde antes ya que su abuelo era mexicano de sangre. Su abuelo... ese hombre que siempre tenía una sonrisa en su rostro y le enseñaba millones de cosas.

-Sí, son riquísimos.- dijo divertida. El sonrió aún más y la apegó a su cuerpo, depositó un casto beso en sus labios.

-¿En serio? Entonces hazme algunos, tengo hambre.- frotó su panza e hizo un puchero.

-¿Te parece ahora? Es de mañana, te caerán mal.

-No si los como con ganas.- se excusó como un niño pequeño. Ella rio y se quiso levantar de la cama pero antes de que pudiera hacerlo, Justin la jaló haciendo que cayera sobre su cuerpo.- ¿Sabes? Mejor me haces para hoy a la noche.- dijo el dejándole en claro que volvería. Ella sonrió levemente.

-Está bien.- Aceptó mirándolo hipnotizada por sus ojos miel.

-Me quedaría todo el día aquí, contigo pero...

-Pero...- lo incito a que siguiera. El besó su frente.

-Pero tengo cosas que hacer.

-¿Qué cosas? -preguntó con el ceño fruncido, no le gustaba la idea de que tuviera otras "cosas" más importantes que ella. Él agito los hombros.

-Hace dos días los hombres de Ricardo destruyeron el lugar donde había muchos de los hombres de Joseph.- Explicó. Celia abrió levemente los ojos pero no lo dio a notar. Esa era la razón por la que Ricardo no quería decirle a quien iban a atacar, porque si ella sabía que Justin se encontraba allí sería un problema para el plan. Ella pensó que Justin estuvo en el lugar cuando atacaron por casualidad así que... Ricardo sabía que probablemente se volverían a ver.- Mataron a todos menos a mí...- dijo él recordando a la misteriosa chica que se parecía tanto a ella, pero por supuesto que no lo era, además ¿Qué iba a hacer ella con Ricardo?- Por eso Joseph nos esta jo.diendo todo el tiempo ahora.

-Oh.-Asintió. Él se movió como si quisiera levantarse por lo tanto ella también lo hizo porque estaba encima suyo. Justin buscó su ropa en el piso y se empezó a vestir al igual que ella, quien ahora se estaba abrochando el brasier de espaldas a él. Sintió un pequeño beso en el hombro y un escalofrió recorrió todo su cuerpo. La respiración cálida de Justin chocaba en su oreja y sus manos estaban reposadas en su pequeña cintura.- ¿Cómo es que te cambias tan rápido?- le preguntó, el sonrió pícaro y acercó su anatomía aún más haciéndola sentir su erección tan solo tapada por los boxers.

-De hecho, estoy a medio cambiar.- Ella negó con la cabeza y sintió como él se alejaba. Interiormente gruñó en desaprobación, quería tenerlo cerca al igual que como estaban hace segundos. Siguió cambiándose unos minutos más y cuando estaba lista, se giró para verlo a él apoyado en el marco de la puerta y mirándola intensamente.

-¿Quieres desayunar?- le preguntó acercándose.

-Tengo cosas que hacer.- dijo él haciendo puchero. Le encantaría quedarse a desayunar con ella, quedarse todos los mal.dito minutos de su vida con ella, conservándola, sintiéndola cerca porque inconscientemente todavía tenía ese temor a que se fuera otra vez. La agarró de la cintura y la acercó a su cuerpo para después besarla.- Acompáñame a la puerta.- le pidió. Celia sonrió y juntos fueron hacia la puerta, se dieron otro beso antes de que él se fuera.


Without control 2Where stories live. Discover now