Capítulo 24

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Abrió los ojos lentamente pero volvió a cerrarlos cuando sintió la luz del sol darle directo en su cara. Sonrió. Ayer había sido un día hermoso. Estando con Justin se le olvidaba todo. Lamentablemente él no se había quedado ni a dormir ni a comer. Supuestamente tenía que arreglar algo con Joseph y no podía faltar a esa reunión. Se levantó de la cama y busco algo que ponerse. Unas calzas negras y una remera verde con un estampado. Su celular sonó y ella atendió.

-Hola.

-Celia.- rodó los ojos.

-Matías.

-Sí, nena.- Escuchó su risa del otro lado.- Me dijo Ricardo que te avisara... hoy debes venir a las siete y media. ¿Recuerdas que había dicho lo del trabajo que debemos hacer?, vente preparada.- Asintió.

-Bueno, adiós.

Cortó la llamada.

...

Ya eran las siete de la tarde. Se cambió la remera verde por un top negro, se puso su chaqueta. Abrió el cajón del mueble para buscar un par de medias y revolvió un poco. Ahora había encontrado otra cosa aparte del par de medias. Allí estaba el collar que era de Justin. Lo agarró y se lo colocó. Como desearía poder contarle lo que estaba realmente pasando. Deseaba poder contarle que estaba con Ricardo antes de que se enterase de otra manera peor. Se sentía culpable.

Sacudió su cabeza para alejar sus pensamientos, buscó su arma que estaba guardado debajo de su cama y la puso en el bolsillo interior de su chaqueta. Bajó las escaleras, apagó todas las luces de su casa y salió de esta para ir hacia donde se reunían con Ricardo.

Después de unos 20 minutos manejando, llegó al lugar. El cielo ya estaba oscuro y caminar a esa hora por esa parte de Miami no era para nada agradable. Bajó del auto que estaba estacionado y comenzó a caminar con su chaqueta abrochada e intentando pasar desapercibida. Más adelante estaba el callejón al que debía ir. Giró en la esquina y entró en este, localizó la puerta del hotel abandonado que estaba escondida entre escombros y abrió esta para adentrarse.

-Celia.- Pronunció Ricardo cuando la vio entrar. Ella levantó la mirada y se desabrochó la chaqueta.- Bueno, ella era la única que faltaba. Vendrán dos camionetas a buscarlos... ya saben que hacer después. Joseph es nuestro objetivo.- Explicó el canoso mirando a cada uno de los que estaban en esa habitación y terminando por posar su mirada en Celia.- No me fallen.- Ella desvió su vista del canoso para romper con el juego de miradas asesinas que estaban teniendo. Un bocinazo se escuchó dando a entender que habían llegado a buscarlos. Todos empezaron a salir del lugar y ella los imitó pero antes de poder salir del todo, Ricardo la jaló del brazo para darle una última indicación.- Quizás te encuentres a Bieber... dale un puñe.tazo de mi parte. Y cuidado con lo que haces, estos chicos...- Ricardo señalo a los que estaban saliendo.-...están conmigo y todo me lo informan.- Susurró en su oido con tono amenazante.

Ella apretó la mandíbula, conteniéndose, tiró de su brazo hacia abajo y le dedicó una mirada de desprecio para después caminar hacia el frente como todos los demás. Salió del edificio. Estaban las camionetas negras. Se subió a una de estas. Allí estaban los demás tipos poniéndose los pasamontañas. La camioneta arrancó. Al parecer la velocidad a la que iba era mucha ya que sintió el envión cuando comenzó a andar.

-¡Hey!- le gritó uno y le revoleó el pasamontañas. Ella lo atrapó en el aire y lo miró asimilando y recordando lo que le había dicho Ricardo. ¿Justin estaría allí? No, por favor. No quería que nada le pasara. Su corazón empezó a latir con solo pensar que alguno de esos que estaban en la camioneta con ella podría llegar a hacerle daño. Se maldijo interiormente.

-Llegamos.- Anunció otro tipo después de unos treinta minutos que se le pasaron como segundos. Ella sacudió su cabeza y frunció el ceño. Estaba tan sumida en su mundo que no se había dado cuenta de que ya habían llegado. Mi.erda. Los tipos comenzaron a salir con rapidez y ella se colocó el pasamontañas, de un salto salió de la camioneta. Miró hacia delante. Una casa de dos pisos que parecía descuidada estaba al frente.

-¿Qué haces ahí parada?- Interrogó uno de los tipos haciendo que ella reaccionara. Sacó su arma del interior de su chaqueta y siguió a los hombres. Con la mirada busco a Matías entre todos. ¿Dónde estaba?

Rodearon la casa y se adentraron, empezando un tiroteo.

...

Justin agarro un cigarro de los que estaba en la mesa y lo prendió con el encendedor que tenía en el bolsillo de su pantalón. Dió una calada sin dejar de mirar a Joseph.

-Entonces tenemos que idear algo para poder atacarlo.- Le sugirió Joseph. Él asintió con la cabeza mientras largaba el humo. Luego de unos segundos, respondió.

-Una bomba, por ejemplo.- Joseph se lo pensó un poco pero después asintió con la cabeza, aceptando la idea.

-Sí, eso. Una bomb...- Él mismo se interrumpió cuando se escucharon tiros en el piso de abajo. Justin miró a Joseph con el ceño fruncido e inmediatamente buscó el arma que tenía amarrada al cinturón.- ¿Qué está pasando?

-Shh.- Lo callo Justin y se acercó a la puerta con paso sigiloso. Abrió esta intentando no hacer ruido, asomó su cabeza un poco y pudo distinguir que en la planta baja había tipos con pasamontañas, a los tiros. Volvió a cerrar la puerta y soltó un suspiro.- Creo que son los hombres de Ricardo. Otra vez.- dirigió su mirada a los que estaban en esa habitación. Los monos que cuidaban de Joseph ya tenían las armas en sus manos y estaban con la guardia alta.- Joseph, tú vete por la escalera trasera y agarra la puerta de salida de emergencia. Nosotros bajaremos ¿Tienen todos sus armas?- indicó. Joseph asintió y junto con sus guardaespaldas se dirigió a la escalera que lo llevaba a la puerta trasera del descuidado lugar.

-Si.- Afirmó uno de los tipos con su arma levantada.

-Bien...- Justin abrió la puerta sigilosamente.- Pasen.- los hombres le hicieron caso y salieron de la habitación. Desde arriba de las escaleras empezaron a disparar a los que estaban debajo. Esquivando balas, lograron darles a todos los que estaban ahí. Justin se abrió paso entre ellos y bajo cerciorándose que estaban todos muertos. Apuntó a cada parte del lugar manteniendo la guardia alta. Los demás lo seguían por detrás. Escuchó un disparo a sus espaldas e inmediatamente se dio vuelta dispuesto a llenar de plomo a quién quiera que estuviera detrás. Soltó un suspiro cuando vio a Dylan agitando sus hombros y mirándolo como si nada. Su amigo le había disparado a uno que al parecer no estaba tan muerto. Justin asintió y siguió caminando. Volvió a escuchar pasos apresurados detrás y disparos, se agachó por instinto y miró en la dirección que se escucharon los tiros. Más hombres de Ricardo habían entrado. Él comenzó a disparar y rápidamente se dirigió al patio trasero del lugar cuando vio que la situación estaba siendo controlada por Dylan. Salió al patio trasero el solo ya que los demás se habían quedado atrás.

Frunció el ceño al ver a una mujer con pasamontañas de espaldas a él. Estaba sola al parecer ya que no había señal de otro tipo de Ricardo. Negó con la cabeza y rápidamente dio un par de zancadas hasta que llegó a atraparla entre sus brazos, agarrándola desprevenida. La mujer forcejeó e intentó separarse pero él al tenia amarrada de los brazos y ya le había quitado el arma de su mano. Justin pudo distinguir el collar de oro. Ese collar. Ese de la mujer misteriosa que una vez había visto. Ese de la mujer que se parecía a Celia. Frunció el ceño.

-¿Quién eres?- le preguntó al oído. Y eso pareció paralizar a la mujer porque dejó de patalear solo con escuchar su voz. Su ronca voz. Notó que ella tragaba saliva ruidosamente. Justin la giró aun sosteniéndola entre sus brazos para que no escapara otra vez y la hizo quedar de frente a él. Esos ojos verdes otra vez. Esos ojos que eran lo único que mostraba el pasamontañas negro.

Esta vez no se quedaría con la duda. Esta vez necesitaba saber quién era esa mujer porque se volvería loco. Levantó su brazo, suspiró y tiró del pasamontañas hacia arriba y quitándolo del todo. Sintió como si un balde de agua fría cayera es su cuerpo, su corazón se encogió, su rostro demostraba confusión, su mandíbula estaba apretada y su mente pensando miles de cosas a la vez. Celia era la mujer misteriosa... Celia era quien trabajaba para Ricardo. Y recién ahora se había enterado. Y otra vez estaba siendo engañado.


Without control 2Where stories live. Discover now