Capítulo 30

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Capítulo 30

Justin caminaba observando todas las estanterías de aquel gran supermercado. ¿Dónde diablos estaba el sector de galletas? Había estado buscando hacia bastantes minutos desde que Celia le encargó que las buscara pero todavía no las encontraba. Ese supermercado era inmenso y grande, tanto que lo hacía fastidiar y poner de mal humor. Seguro que ella se estaría preguntando porque tardaba tanto.

Caminó por el sector de artículos de limpieza, el de carnes, fideos, de fiambres y muchos más. Había recorrido casi todo el lugar y todavía no encontraba lo que buscaba. Suspiró resignado y siguió caminando. Después de pasarse unos sectores más, al fin vio el cartel que decía "SECTOR DE GALLETAS" sonrió y se metió en este. Buscó con la mirada entre todas las galletas que había en los estantes. Todas las marcas, los gustos. Hasta que encontró la que ella le había encargado buscar. Agarró el paquete y caminó hacia adelante. Ahora el problema era volver al sector de gaseosas donde estaba Celia. Paró su andar y pensó un poco para poder ubicarse. Luego de unos segundos cuando creyó que ya sabía por dónde ir, siguió caminando.

Después de unos minutos de caminar, vio el cartel que indicaba que era donde estaban las gaseosas. Asomó la cabeza y vio a su chica eligiendo que gaseosa llevar. Al parecer había elegido para bastantes días porque el carro de compras estaba casi repleto de botellas. Sonrió. Se los imagino a ella y él estando en ese tranquilo lugar por días. Muchos días. Para siempre si era posible.

Se acercó a ella quien no se había percatado de su presencia porque estaba de espaldas. Aprovechó esto y rodeó su pequeña cintura con sus brazos, haciendo que de inmediato diera un saltito en su lugar por el susto. Miró hacia abajo para ver los brazos fuertes de él envueltos en su cintura y suspiró aliviada.

-Me asuste.- Confesó. Sintió la respiración de Justin en su oído y todos los vellos de esa zona se erizaron.

-Lo siento.- Se disculpó en un susurro. Ella se giró sobre sus talones para quedar frente a frente con él.

-Oye, ¿Por qué tardaste tanto?- Le preguntó con curiosidad y su ceño fruncido. Justin puso una cara de ingenuidad.

-No podía encontrar el sector de las galletas ¡Este lugar es inmenso!- Se excusó. Ella soltó una carcajada y negó con la cabeza.- Además de que no recordaba como volver a este sector.

-¿Te perdiste?- Le preguntó con burla.

-Deja de burlarte de mí.- Dijo haciéndose el ofendido. Sonrió con ternura y besó su mejilla.

-Eres como un niño...- volvió a besar su mejilla.-...inocente e ingenuo...- Ahora depositó un pequeño beso en la punta de su nariz.-...pero a la vez eres sensual y todo un hombre.- Rozó sus labios suavemente con los de él. Justin aferró sus dedos en la cintura de ella y cuando estaban a punto de que sus labios se tocaran, una voz los hizo sobresaltar. Una voz que sorprendió a Celia. Una voz muy conocida.

-¿Celia?- Ella giró su cabeza lentamente sabiendo de quien se trataba. Fue como si un balde de agua se le cayera encima cuando la vio. Los recuerdos invadieron su memoria en un segundo. Sus ojos se abrieron un poco al igual que su boca. La miró fijamente unos minutos. Justin pudo notar como se tensaba y giró la vista para observar a la rubia que veía a su chica con algo de melancolía. No entendía que estaba pasando. La chica que estaba allí tenía un aire a Celia, salvo que sus facciones eran más definidas y no tan finas como las de ella.

-Bella.- Pronunció en un hilo de voz. La rubia se abalanzó a ella y la abrazó fuertemente. Ella reaccionó unos segundos después y también la envolvió entre sus brazos. Estuvieron así por un tiempo hasta que se separaron lentamente.

-¡Mírate! Estás hermosa y luces muy... cambiada.- Ella soltó una risa algo triste y negó con la cabeza.

-¿Y tú? Mírate, rebajaste unos cuantos kilos.- dijo bromeando y ambas rieron. Justin observó a la rubia y la verdad era que no parecía que hubiese tenido kilos de más, por lo que frunció el ceño. Ahora la pregunta era ¿Quién era esa chica que al parecer tenía la misma edad de Celia y un aire a ella?

-Desapareciste.- Dijo la rubia mirándola con ojos tristes.- ¿Dónde estuviste viviendo?

-Estuve viviendo en Miami...

Bella asintió comprendiendo y miró a Justin con interrogación.

-¿Y él es...?- preguntó con una sonrisa. La rubia dirigió su atención a él y lo miró sonriendo.

-Él es...

-Su novio.- interrumpió Justin.

-Wow, es un gusto conocerte.- Le sonrió amablemente.- Yo soy Bella, la prima de Celia...

-Tiene sentido el parecido.- Admitió él asintiendo. Las dos chicas se miraron y sonrieron estando de acuerdo.

-Sí, de chiquitas nuestras madres nos ponían vestidos iguales y parecíamos hermanas.- Recordó la rubia. Ella dejo de sonreír. Una pregunta se pasó por su mente. Una pregunta que se había estado haciendo hacía mucho tiempo pero que le daba miedo preguntar. Se tomó un tiempo antes de hablar.

-¿Cómo están... como están mi madre y mi padre?- Bella tragó saliva.

-No los veo hace tiempo... mi madre tuvo una discusión con ellos y sabes que son demasiado orgullosos como para disculparse.- Ella rodó los ojos.

-Dímelo a mí.- La rubia hizo una mueca.

-Desde la última vez que los vi, que fue hace un año más o menos... a tu padre le diagnosticaron esclerosis múltiple...- El corazón de Celia dio un vuelco.

-¿Qué?- preguntó en un hilo de voz. Sus ojos se llenaron de lágrimas que no quería soltar. Sintió los brazos de Justin abrazar su cintura en forma acogedora.

-Lo que escuchaste... yo... lo lamento...- Mordió su labio y asintió levemente.

-¿Y cómo está tu madre?- Preguntó queriendo desviar el tema. No quería llorar en frente de Bella. No quería llorar en definitiva pero sus lágrimas estaban acumuladas en sus ojos.

-Bien, ella sigue igual que siempre, te extraña. Hace mucho tiempo te fuiste, no supimos nada de ti, Celia.- Confesó Bella. Ella asintió y agachó la cabeza algo apenada.

-No soportaba a mis padres, sabes como eran.

-Si... ¿Ahora qué haces aquí de nuevo? Creí que nunca te vería otra vez.

-Solo quería pasar un tiempo aquí con Justin.- Mintió, en parte. No le iba a decir la realidad de todo lo que vivió desde que se fue. De las malas cosas que ha hecho, de que se está escapando de un mafioso que podría llegar a matarla si la encuentra. No le diría todo aquello.

-Oh...

-Bella por favor no le digas a nadie que me viste por aquí, ¿Si?- le pidió. La rubia asintió.

-No diré nada.- Aseguró.- Pero ¿sabes? Creo que deberías visitar a tus padres. Ha pasado mucho tiempo, seguro les encantara verte.

Without control 2Where stories live. Discover now