Capítulo 43

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Justin suspiró. profundo, llenando sus pulmones. Y pensó unos segundos la propuesta que Joseph le estaba dando. No tener ni a Ricardo ni a Joseph detrás de ellos le hacía pensar en profundidad en vez de negar y ya. Poder estar en paz con ella sonaba bien. Y el haría lo que sea para poder obtener esa tranquilidad.

-Está bien, acepto.- Accedió. Joseph sonrió abiertamente y con satisfacción al escucharlo aceptar.- Pero a Celia no la metas en esto.- Pidió.

-Ella trabajó para Ricardo durante un año según tengo entendido. Nos puede servir y mucho al igual que Jonathan Parker, su amigo.- Él gruñó.- Oh vamos, no le pasara nada. Solo tiene que darnos datos.

-Quiero verla.- Exigió.- Ya acepte, ahora suéltenla.- Joseph negó con la cabeza.

-No, ella es una garantía de que no te escaparás otra vez.- Justin lo miró con bronca y forcejeó hasta que se soltó del agarre del hombre. Se acercó hacia el escritorio de Joseph y lo miró intimidantemente.

-Escúchame bien... si no la sueltas no habrá trato.

-Si no hay trato no la volverás a ver.- Justin pegó un puñe.tazo al escritorio logrando causar un fuerte sonido que sobresaltó a todos en la habitación.

-¿Crees que no encontraré la forma de averiguar donde está y escaparnos otra vez? Estas hablando conmigo. Con Bieber y tú sabes de lo que soy capaz.- Escupió mirándolo con autosuficiencia. Ahora era su momento de negociar.- Es por las buenas o por las malas. Si la sueltas te ayudaremos en lo que planeas sin que hayan problemas.

Joseph lo miró con cautela y terminó asintiendo.

-Está en el edificio del callejón Brownsville.- Estando satisfecho, Justin se dio la vuelta y se abrió entre los dos tipos que lo miraban atentamente. Apoyó la mano en la manija pero antes de girar esta, la voz de Joseph lo detuvo.

-Te avisaré cuando tengamos que reunirnos para darte los detalles del plan.

...

Suspiró cansada, rendida. Hacia alrededor de una hora que había despertado. Su cuerpo estaba adolorido. Sentía un sector de su cabeza doler. Era la zona donde le habían pegado con la culata del arma para que dejara de forcejear y poder desmayarla de una vez. Sus muñecas y tobillos también dolían debido a que estaba atada en una silla incomoda y cada vez que se movía, la soga rasgaba su piel. Tener un pasamontañas en su cabeza le hacía desesperarse debido a que no lograba ver nada, además de que la cinta que habían puesto en su boca para callarla estaba irritando esa zona. Lo único que podía hacer era escuchar. La tenían secuestrada y al parecer por los hombres de Joseph.

Su corazón se estrujó dentro de su pecho. Quería llorar por la impotencia, por la bronca. Todo lo que necesitaba en ese momento era saber que Justin estaba bien. Se le hizo un nudo en su garganta al recordar la manera en la que él la miraba antes de que la metieran en aquella asquerosa camioneta. El recuerdo de la mirada preocupada y desesperada de él la desgarraba por dentro.

Y cuando más necesito defenderse fue el momento donde más se paralizó por el miedo. El miedo de perderlo otra vez.

Escuchó el ruido de la puerta abrirse bruscamente y de inmediato todo su sistema se puso en alerta.

-Mira a quien tenemos aquí...- Habló un tipo con la voz ronca, como si estuviera desgastada debido al vicio. Agradeció interiormente que no era el mismo que la había ido a ver hace un rato. Ese mal.dito gili.pollas logró hacerle un corte en su pierna que aún le ardía. Jadeó de la sorpresa al sentir su fría mano callosa apoyarse sobre la pierna que tenía herida.- La pe.rra que trabajó para Ricardo.

Ella apretó la mandíbula y pegó un saltito en su lugar. El tipo estaba más cerca de lo que pensaba. Podía sentir su aliento chocar contra su cuello.

-Bieber sabe elegir bien...- Susurró roncamente. Ella movió sus pies sigilosamente. Estaba logrando deshacerse de la soga pero debía ser cautelosa para que él no lo notara.-...¿Crees que se enojara si te fo.llo aquí?- Tragó saliva.-...no creo que se entere...-El tipo besó su cuello. Un beso húmedo que le dieron ganas de vomitar.-...es más, quizás Bieber ya esté muerto.- Ella sintió que todo su cuerpo se tensaba al escucharlo decir aquello. Su corazón dio un vuelco. No. Justin no estaba muerto. Él podía cuidarse o eso fue lo que le dijo antes de que lo secuestraran. El hombre bajó por todo su cuello hasta que llego a su clavícula y la besó allí también. 

Celia siguió moviendo los pies hasta que al final se deshizo el nudo de la soga y esta cayó al piso. Como pudo, dio una patada logrando pegarle al tipo. Este soltó un gemido de dolor mientras se agarraba la parte donde lo había pateado. Su entrepierna.- ¡Estu.pida zo.rra!- Escupió ca.breado. Se quedó unos segundos agarrando la parte afectada y cuando se recuperó, volvió a acercarse a ella en un movimiento brusco. Sintió la mano del hombre acariciar su pierna hasta que llego al punto donde tenía el corte. Apretó este. Ella soltó un gemido ahogado debido a la cinta en su boca.-Quiero escucharte gritar.- Dijo con una voz asquerosa que podía interpretarse de dos maneras. Quitó la cinta de su boca, haciendo que sus labios se cortajearan.

-¡No! ¡Para!- Gritó en un hilo de voz. El hecho de no poder ver al tipo para defenderse la hacía desesperar. Sentía como el hombre enterraba su dedo en la herida que tenía, haciendo que le doliera hasta el alma. Gimió otra vez. Sentía el líquido tibio en su pierna dándole a entender que estaba sangrando.

Y cuando creyó que se desmayaría por el dolor, escuchó un ruido estruendoso fuera de la habitación donde la tenían a ella.

-¿Y ahora qué?- Dijo el tipo para sí mismo. Dejó de torturarla y salió del cuarto.

Ella solo se dedicó a escuchar. Oyó que alguien discutía y gritaba. Luego otro ruido estruendoso, un tiro. Por último abrieron la puerta. Rogó interiormente porque no fueran otro de los tipos de Joseph. Jadeó cuando los pasos del hombre que había entrado a la habitación se hacían más cercanos.

Sintió el peso del cuerpo del tipo pero para su sorpresa, estaba desatando sus manos. Se preparó mentalmente y cuando ya no tenía la cuerda sosteniéndola, se abalanzó sobre el hombre y comenzó a golpear su pecho con sus pequeñas manos.

-¡Para!- Le pidió el tipo. Esa voz se le hacía familiar pero con la desesperación que tenía, no podía permitirse confiar. Siguió golpeándolo y gritándole cosas, insultos.- Gatita.- Inmediatamente dejó de golpearlo. Se quedó estática, en su lugar. El hombre le quitó el pasamontañas.

Y le agradeció a dios en el momento que lo vio. Era Justin. Ella respiró profundamente para que todos sus músculos se relajaran y sintió que una lágrima resbalaba por su mejilla. Él la abrazo con fuerza, como si eso le asegurara que no la perdería. Sus brazos la estrecharon haciéndola sentir en casa.

Ya no tenía miedo. No con él.

Without control 2Onde histórias criam vida. Descubra agora