Capítulo 13

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Sacó el arma que tenía en el bolsillo interno de la chaqueta. Su mente vago a Justin otra vez. No había podido dejar de pensar en él... ayer no la había ido a ver por sus "asuntos" y eso la ponía mal. ¿Qué asuntos tenia? ¿Y si ese asunto era... otra mujer? ¡No! sacudió la cabeza para alejar los pensamientos. Apuntó y disparó. No le dio justo al blanco, si no que un poco más al costado de donde debía darle. Igualmente los hombres que estaban observando la miraron extrañados. Todos los que estaban allí subestimaban a las mujeres, eran machistas, delincuentes, gente con la que tu madre te dices que no debes juntarte. Eran peligrosos. ¿Qué más se puede esperar de la gente de un mafioso?

-Mejor no nos metamos con Celia.- gritó uno del fondo, burlándose y soltó una risa ronca. Algunos rieron. Ella rodó los ojos y los ignoró.- Déjame que te enseñe como se hace esto, niña.- Volvió a hablar el hombre que se levantó del asiento y se acercó a ella. Miró por sobre su hombro para encontrarse con el tipo grandulón y con tatuajes en sus brazos, acercarse a donde estaba. Se puso a su lado y recorrió su cuerpo con la mirada. Esbozó una sonrisa pícara que dejaba ver sus dientes. Ella lo miró con disgusto. El grandulón sacó un arma del bolsillo delantero de su pantalón gastado.- Observa y aprende.- Le dijo para después alzar el arma y apuntar. Disparó y la bala dio justo en el blanco, el hombre se volvió a mirarla con una sonrisa de autosuficiencia.

-Buen tiro.- Aceptó, asintiendo y felicitándolo. Celia alzó el arma y la sostuvo firmemente sin dejar de mirar al tipo.- Ahora observa y aprende.- le dijo utilizando las mismas palabras que él había utilizado hace segundos. El hombre la miró extrañado. Ella apuntó al primer blanco, luego disparó. Le dio exactamente donde el punto indicaba. Ahora apuntó al otro blanco que estaba a un lado. Disparó y le pegó también a este. Se corrió otro poco y le apuntó a otro. Le había dado. Tres tiros excelentes que perforaron tres blancos diferentes justo en el lugar. Tres tiros exactos. Tres tiros precisos que dejaron a todos los que estaban en ese lugar, sorprendidos.

Giró la cabeza para ver al tipo con los ojos abiertos. Ahora fue ella quien sonrió con suficiencia, mostrando sus dientes blancos y levantando una ceja.

-Supera eso.- Lo desafió. El hombre dirigió su mirada a ella y apretó la mandíbula. No podía ser que lo hubiera superado. Era solo una chica. Un estu.pida e indefensa chica... pero ahora que lo comprobaba, la estaba subestimando demasiado.

-Desearía saber si eres tan precisa en la cama.- Dijo para que desviar el tema y llevar la conversación a otro lado. Ella le dedicó una mirada de disgusto y ladeó la cabeza.

-Nunca lo comprobarás.

-Oh, nena ten por seguro que si lo haré.- El hombre dio un paso largo para acercarse más, la agarró de la cintura pero ella lo alejó con un empujón.

-No vuelvas a tocarme, imbe.cil.- le prohibió y dijo la última palabra con dureza. El grandulón soltó una carcajada ronca.

-Te mueres de ganas por probar esto.- Señaló sus pantalones. Ella sonrió levemente con malicia.

-Alardeas demasiado pero seguro tienes un maní allí abajo.- Se burló señalando con un movimiento de la cabeza, sus pantalones. Se rió levemente con burla y escuchó la risa de los otros que miraban la escena. El tipo la miró con los puños apretados.

-Cállate, zo.rra.- Se acercó aún más a ella. La miró muy cabre.ado y sin una piza de gracia por su comentario. Ella le sostuvo la mirada sin dejarse intimidar por unos segundos hasta que alguien interrumpió.

-¿Por qué te enojas tanto, Robert?- preguntó Matías interviniendo en la escena e intentando calmar al tal Robert. Se acercó, empujó un poco a Celia hacia el costado, para que dejara de hacer contacto visual con aquel fortachón y se puso entre medios de ellos dos. Ella sonrió satisfecha y se dio media vuelta para irse, dejando a Matías con Robert para que se ocupara de él. Guardó el arma en su cinturón y se dirigió a su casa.

...

Apoyó la taza de café en la mesa, apretó más sus manos contra esta para calentarse un poco ya que estaba haciendo algo de frio. Miró hacia el frente y clavó su vista en un punto cualquiera. Alzó la taza y dio un sorbo sintiendo como el líquido calentaba su garganta, soltó un suspiro, se recostó más sobre el asiento y se tapó la cara con ambas manos. Necesitaba descanso.

Escuchó el timbre sonar y frunció el ceño ya que no esperaba a nadie. Se levantó del asiento y se dirigió hasta la puerta de entrada. Abrió esta.

Justin la estaba mirando. Sintió su corazón contentarse cuando lo vio. Ya lo extrañaba. Todavía no sabía cómo había hecho para estar un año sin él. Un mal.dito y estu.pido año de sufrimiento y noches de llanto. Le sonrió levemente y se hizo a un lado para que él pasara y cuando lo hizo, dejo que ella oliera su perfume varonil mezclado con otro olor agradable que era muy particular suyo. Se giró luego de cerrar la puerta y lo miró.

-No te esperaba.-  Él asintió y clavó su mirada en los ojos de ella. Sus ojos verdes esmeralda. Aunque quisiera... ¿Cómo podría engañar a Celia si cada vez que intentaba hacerlo esa mirada suya se le venía a la cabeza? Era estu.pido intentar porque estaba claro que la única mujer que rondaba en todo su alrededor era ella. Que la única mujer que reinaba en su vida era ella. Todo se trataba de ella.

-Perdóname por no venir ayer.- se disculpó él asimilando cada centímetro de su rostro. Ella hizo una mueca y ladeó su cabeza.

-No hay problema.- Mintió porque en realidad si le había jo.dido que no la hubiese visto.

-Te extrañe, ¿sabes?- Las palabras salieron de la boca de Justin antes de que su mente pudiera asimilar si decirlas o no. Solo las dijo. Ella sintió su corazón palpitar más fuerte de lo normal y sonrió aún más. Él se acercó lentamente, estiró su brazo para agarrarla de la cintura y la apegó a su torso. Sus anatomías estaban a solo centímetros de separación.

-Yo también.- Soltó hipnotizada por los labios de Justin que estaban cada vez más cerca. Su boca se hizo agua con tan solo pensar en volver a probar esos carnosos labios. Él levanto su dedo pulgar y marcó una línea imaginaria por la mejilla de la chica, luego siguió el trazo desde su oreja hasta su pera, acariciando antes, la línea de su mandíbula. Ella cerró los ojos y el dedo de él paso sutilmente por su pequeña y respingada nariz. Sintió como la otra mano que estaba debajo, bajaba hasta apoyarse en su trasero por lo que abrió sus ojos lentamente encontrándose con el rostro de Justin muy cerca. Tanto que sus respiraciones cálidas llegaban a mezclarse y podía sentir su aliento a menta. Su gran dedo ahora acaricio sus labios, rozando estos y causándole cosquillas. Ella levantó la mirada a los ojos de Justin que estaban clavados en su boca. Con el dedo pulgar tiró hacia abajo el labio inferior de Celia. Él ladeo su cabeza a un lado y sin poder aguantarse, choco sus labios contra esa bonita, perfecta y rosada boca que tan loco lo tenía.

Without control 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora