ocho ✨

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Tengo miedo que el timbre suene, pero tengo más miedo que esa persona aparezca después de eso, es su costumbre. Ruego que alguien más se siente a mi lado, estoy a punto de pedirle a cualquiera que sea mi compañero. Así de desesperada y con miedo estoy.

Pero al parecer hoy no es mi día y mucho menos estoy de suerte o algo por el estilo, pues esa mochila roja se posiciona en el lado de la mesa que está desocupada. Internamente estoy llorando.

—Temprano, ¿Eh? — me sonríe mientras se sienta al lado mío, trato de evitarlo poniendo un mechón de mi cabello para cubrir algo de mi rostro, no quiero hablar con él. No después de lo sucedido el sábado. —Darling, ¿Estás bien?

—Sí. — contesto, dejo soltar un largo suspiro, me llevo mi cabello detrás de la oreja y le miro. Claramente me he rendido. Soy bien patética.

— ¿Te gusta mi mochila? — pregunta alzando sus cejas de arriba a abajo, no entiendo su pregunta hasta bajo la mirada y observo lo que él dice. — Lo hice ayer, no podía hacerlo antes porque mi madre me corta la cabeza si daño algo nuevo antes de tiempo, la compré por eso, la anterior que tenía era negra, pero...

Le escucho divagar mientras aún tengo fija mi mirada en su mochila, o más bien en las correas grises, casis blancas. En estas ha dibujado con marcador negro distintos garabatos que se derivan a solamente una cosa, me sorprendo porque, a lo que es mi parecer no ha dejado ningún detalle afuera, es como si le hubiese robado la mochila al chico del video, a ese que se pinta el cuello y las manos de negro, no sé su nombre, pero el nombre de su banda va con algo de pilotos. He visto ese video millones de veces y nunca se me ha pegado el título, eso de la música se le da mejor a Ashton.

—Quedó asombroso, ¿Cierto? — pregunta, le observo morderse el labio inferior mientras evalúa su mochila conmigo. — Es mi banda favorita. — confiesa en un murmuro, agarra su mochila modificada y la lleva a sus piernas para luego centrar su mirada en mí. Diablos, ¿Y si seguimos hablando sobre su mochila?

—No he escuchado su música más que esa donde sale usando la mochila y el gorro rojo...

Stressed Out. — me interrumpe de inmediato, le miro confundida hasta que comprendo que ese es el nombre de la canción y video. — A como dije anteriormente; es mi banda favorita.

Asiento. Aun no recuerdo el nombre de la banda, por lo tanto no puedo comentar.

—Darling, algún día te haré escuchar a Twenty One Pilots conmigo. — dice, lleva ambas manos a la mesa y la palmea, como si fuera su tambor.

Así que ese es el nombre, sabía que tenía que ver con pilotos.

Alzo la mirada para ver a los demás en el salón, algunos conversan, otros se apuran a completar la tarea y otra esperan a que el profesor llegue, lo cual faltan diez minutos, diez largos y horribles minutos.

— ¿Darling, estás bien? — escucho la pregunta de Luke, fijo mi mirada en la suya y asiento lentamente, pero al parecer no ha quedado contento con mi respuesta, pues deja a un lado el tema de cuán fabulosa le quedó la mochila, para centrase en mí. — Mientes, ¿Qué es lo que sucede?

—Yo...

Decido sobre si es una buena idea decirle mi preocupación o no, pero sé que Luke no dejará de molestar hasta que obtenga una respuesta clara.

—Estoy apenada. — confieso, bajo la mirada a la mesa, donde tengo mi cuaderno, espero a que hable, pero eso nunca llega. En seguida le observo y me arrepiento de ello, pues Luke está evaluándome con la vista, y no es como las otras veces, esta vez siento que su mirada penetra cada centímetro de mí y eso es realmente incómodo.

— ¿Por qué? — llega a preguntar. Me encojo de hombros y comienzo a juguetear con la correa de mi mochila.

—Nunca debí beber en la fiesta, estoy apenada porque tal vez te hice pasar vergüenza, ni siquiera recuerdo lo que dije... ¿Dije alguna idiotez? — dejo de hablar para hacerle esa pregunta, él ladea la cabeza y niega de forma adorable, cosa que hace que lo empiece a odiar porque cualquier acto que hace queda bien en él.

—No, Darling, no dijiste o hiciste alguna idiotez y no me causaste vergüenza, más bien eres una ebria pasiva. — sonríe, haciendo que sus hoyuelos se pronuncien.

— ¿Ebria pasiva?

—Sí, fue agradable estar contigo.

Genial, ahora soy una ebria pasiva.

Asiento tratando de digerir sus palabras, me tranquiliza saber que no hice nada malo o dije algo de lo que puedo arrepentirme en un futuro, estoy normal, pero Luke comienza a hablar.

— ¿Cómo es eso de que tu corazón está roto, pero tienes pegamento?

Su pregunta me saca de mis pensamientos, mi pulso comienza a ir más de prisa, mi corazón, o las piezas de este están se han subido a mi garganta y eso no me gusta.

— ¿Qué? — titubeo.

—En la fiesta, dijiste algo que me gustó, no sé, realmente fue muy profundo. — explica y en estos momentos me quiero suicidar, beber hipoclorito de sodio si es posible. No pude decirle aquello a Luke Hemmings, no a él. Diablos.

—Es algo privado. — suelto a la defensiva.

— ¿De dónde sacaste esa frase? ¿De Tumblr? — pregunta y ríe, pero se detiene cuando observa mi semblante serio. — Okay, dejaré los juegos, pero ya, en serio, Me siento algo mal por hacerte explicarme lo que te sucedió y eso del corazón roto...

¿Qué?

— ¿Qué? — me exalto, Luke me mira confundido, y no sé cómo seguir con esto. ¿Él lo sabe todo? — ¿Te he contado todo? — le evalúo con temor, y cuando niega puedo sentir el oxígeno colando en mis pulmones de nuevo.

—No entraste a profundidad, solamente dijiste que un chico te rompió el corazón, y que nadie más lo haría pues ya lo tenías roto y todo eso que parece ser sacado de Tumblr y luego dijiste esa frase, que ciertamente me ha gustado.

Trato de asimilar toda la situación, el aturdimiento sigue en mí, intento tranquilizarme, pero el hecho de que Luke Hemmings sepa eso de mí me hace sentir vulnerable. Genial, esto va bien, a la perfección... Por favor, notar el sarcasmo.

—Está bien, Darling, si no quieres hablar de ello, pues haré como si nada pasó, no volveré a sacar el tema, lo juro. — Luke alza su mano derecha en modo de juramento, lo que hace que ponga los ojos en blanco, para él todo es un juego y me frustra.

—Cómo sea. — musito y mi tortura acaba cuando el profesor cruza la puerta y el timbre suena.

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glue | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora