treinta y dos ✨

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Cuando llego a casa es demasiado tarde, o mejor dicho, demasiado temprano, son las dos de la madrugada del sábado. Mis manos tiemblan por el frío que me roza, no importa el hecho de que aun tenga la camiseta de Luke puesta, necesito, quiero, deseo estar debajo de mi colcha cómoda y caliente. A pasos lentos, trato de subir las escaleras para poder llegar hacia mi habitación, pero a como siempre; la suerte no está de mi lado, pues, a penas entro a mi pieza veo a mi mamá acostada en mi cama, la idea de ella esperándome me carcome, me hace sentir una pésima hija por no haberle enviado siquiera un mensaje. El ruido que hago al cerrar la puerta y tirar los zapatos que traía hacia una esquina, hacen que mi progenitora dé la vuelta sobre la cama, seguido de incorporarse por completo. Entre la oscuridad puedo visualizar la mirada de ella sobre mí.

—Darling, hija, ¿Cómo te fue? — el tono que implementa está bien, es suave, relajado y amoroso. En seguida me alivio.

—Bien, supongo.

Al responder, la única imagen que se me viene de toda la noche, es un chico rubio y de ojos azules sonriéndome anchamente y abrazándome debajo de un árbol de cerezo.

Suelto un largo suspiro, mi pecho ha comenzado a ir deprisa nuevamente, ¿Qué me pasa?

Ya lo sabes, estás enamorada.

Ignoro a mi conciencia, estoy a punto de quitarme la gran camiseta, pero algo me lo impide, así que me la dejo puesta y solamente me quito el pantalón. Y de un salto me subo a mi cama, junto con mi madre.

—Hueles a alcohol con algún extraño perfume de flores, Darling Sophia. — se queja, lo que hace que suelte una risita. Miranda me había sprayado alguna extraña fragancia de rosas y dado un chicle de menta para camuflar el hedor a cerveza antes de irme, pero mi madre no es ninguna tonta, me dejaba beber, pero moderadamente, no es de aquellas madres estrictas y me encanta, ella también pasó por todo esto, según las experiencias que nos contaba a Ashton y a mí... Ashton.

— ¿Dónde está Ashton? — pregunto, preocupada.

—Dijo que iría a dormir con unos amigos de la universidad, regresa mañana.

—Está muy enojado conmigo, jamás había estado tan furioso.

—Dime qué es lo que pasa exactamente, por favor.

Asiento, me acomodo poniendo un brazo debajo de mi cabeza para apoyarme y poder ver a mi madre entre la poca luz que se filtra por la ventana gracias a los foros de la calle, ella está en la misma posición que yo. Empiezo a contarle cada detalle, desde el primer día que conocí a Luke, le he aclarado sobre lo del nombre y el motivo del enojo de mi hermano. Ella asiente, exclama y sueltas risitas con cada cosa que le cuento del rubio, me alegra que me escuche, pero sé que, a penas termine de hablar, ella comenzará a darme su opinión, ya sea buena o mala.

—Temo que Ashton pueda arremeter contra Luke. — murmuro, triste.

—Pero, si tú dices que Luke es un buen muchacho, que jura quererte mucho, ¿Por qué temer algo como eso?

Reflexiono sus palabras, tiene razón, no debería preocuparme, tal vez Ashton piensa en el Luke del pasado, en el mujeriego cruel que le encantaba jugar, estrujar, pisotear y romper corazones.

— ¿Te gusta? — pregunta y puedo percibir la sonrisa en su rostro maduro y atractivo.

En seguida vienen esas imagines de las ramas del cerezo sobre él y yo, y también sonrío.

—Creo que sí.

— ¿Crees?

—No... Me gusta.

—💔💔💔—

El dolor de cabeza viene a mí como si de una bomba atómica se tratara, trato de ver la hora en el reloj de mesa y me maldigo por estar despierta, es demasiado temprano para mí, tomando en cuenta que terminé durmiéndome a las cuatro de la madrugada.

Diez de la mañana. Vaya desgracia.

Al lado del reloj puedo ver un vaso de agua junto una aspirina, sonrío, pero a los segundos se me borra la sonrisa por el movimiento brusco que doy al incorporarme. Cuando pongo los pies en el suelo frío de madera, todo se vuelca por el mareo, así que espero unos minutos hasta poder levantarme e ir a otro lado. Tomo la pastilla blanca y bebo agua. Espero que haga efecto, odio andar con resaca.

Un ruido proviene de la cocina, es como el sonido de dos sartenes chocando en el lavabo, no puede ser mi madre, ella está en el trabajo. Me quedo congelado en las escaleras mientras decido sobre seguir bajando o regresar a mi habitación, es obvio que el que está en la cocina es mi hermano. Soltando una maldición en voz baja me tomo de valor y sigo con mi camino, trato de ignorar su presencia, igual a como él hizo ayer cuando me iba hacia la fiesta, camino hacia la nevera para poder sacar mi paquete de chocolatinas, sonrío al verla, pues tiene un sello con mi nombre dando a entender que nadie más que yo puede cogerlas de ahí.

—Un chico llamado Chris ha venido a dejarte esto.

Me sobresalto al escuchar la voz de Ashton dirigirse a mí, sigo la dirección donde apunta su dedo, con desinterés, y frunzo el ceño al ver una pequeña caja blanca que está sobre el taburete. Es obvio que es un regalo de Luke que ha mandado por medio de unos de sus amigos.

—Ese idiota es suficientemente inteligente como para no venir él a dejártelo, qué cobarde. — musita de forma borde. Le doy una mirada de desdén, pero él no lo nota porque está untando mantequilla a sus tostadas.

—Dame una razón, solamente una por la cual no deba acercarme a Luke, pero que sea concreta, una que estés seguro de ello, nada de especulaciones. — le pido, observo cómo deja a un lado el cuchillo, se da vuelta para poder verme a los ojos, se ha apoyado en la barra y cruzado de brazos. Su cabello es un desastre mojado, estoy segura de que si me acerco, podré oler el jabón que usamos.

Ashton ni siquiera se toma su tiempo para pensar en su respuesta, puesto que inmediato la suelta, haciéndome frustrar.

—Te lastimará.

—Eso ya lo has dicho antes. — gruño.

—Es porque es la verdad.

—Cómo sea. — murmuro enojada, tomo el pequeño paquete con una mano y con la otra cojo la bolsa de chocolatinas con mi nombre, le escucho soltar un suspiro de resignación, sé que está decepcionado de mi comportamiento, pero no puedo hacerlo feliz, no, si eso conlleva hacerme desgraciada a mí.

Cuando llego a la seguridad de mi habitación, tomo una gran bocanada de aire y me dejo sentar de un salto en mi cama, pero luego me arrepiento, pues me punza la cabeza. Dejo a un lado mis dulces y me enfoco en la caja blanca de cartón, parece de aquellas cajitas que dan en las pastelerías para poner sus galletas.

Es ahí, cuando la abro que mi corazón empieza a ir deprisa, quiero llorar o al menos soltar un gritito, pero trato de mantenerme calmada. Tomo el papel que está doblado que viene entre los pétalos rosa del árbol de cerezo y no puedo evitar sonreír como una idiota cuando la leo.

"Espero que al ver estos pétalos recuerdes el día de ayer, cuando me hiciste el chico más feliz del planeta al decirme que te gustaba también.

Te quiero demasiado.

—Luke.

Pd: ¡Bendita sea mi abuela al contarme esa historia! Juro que soy fiel de que es verdad."


-

luke, me sorprendes cada vez más con tu ridículo amor. JAJAJA. 

VOTEN Y COMENTES PLEASE. <3 

glue | lrhOnde histórias criam vida. Descubra agora