sesenta y seis ✨

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Cuando logro salir de esa casa, no siento mis piernas, el malestar se multiplica, haciéndome sentir más mareada de lo que estaba antes, la música sigue retumbando, pero no puedo procesarla, es cómo un zumbido molesto. Me inclino sobre mis rodillas con intenciones de vomitar, pero no lo consigo. Me dejo caer en el césped del patio delantero, mi mirada se nubla, sé que estoy a punto de llorar otra vez cuando no puedo controlar el nudo en mi garganta, lo dejo salir. De todas maneras, nadie me escuchará sollozar, no hay nadie alrededor.

La leve molestia de humedad en mi trasero se hace presente, y sólo basta que baje la mirada y pase una de mis manos por el césped para percatarme que este está mojado. La frustración llega, haciéndome gruñir, estoy segura de que me veo fatal, hecha un desastre. Juro por Dios que estoy reteniendo un gran grito, quiero maldecir, decir todas esas groserías que sé y que mi mamá no me deja hacerlo, porque según ella no son aptas para señoritas, pero maldición, me vale un pito no ser una señorita, a estas alturas no me siento como una, es más, siento que soy un juguete con el cual jugaron hasta cansarse.

— ¿Darling? —Escucho a mis espaldas, seguido del crujido del césped, pero no volteo a ver aunque la voz se me hace conocida—, Te vi salir a toda prisa, ¿Estás bien?

—Déjame sola —espeto, llevo mis rodias hasta mi pecho y escondo mi rostro. Cuento hasta 3 para calmarme, y lo logro después de respirar hondo, sin embargo, las lágrimas siguen cayendo.

— ¿Qué sucedió? —pregunta él, y maldigo cuando se sienta a mi lado, en el césped, sin importarle que puede mojarse. Sorbo mi nariz y decido verle de reojo.

Cameron tiene su mirada puesta en mí, parece curioso. Su cabello pelirrojo va desordenado en varias direcciones. No puedo evitarlo, el recuerdo de él riendo y molestando con Luke y Michael en la hora de descanso me golpea y eso me hace dudar de su cercanía. ¿Viene a burlarse de mí?

—Vete, vienes a reírte de mí, lo sé —consigo decir, ignorando el nuevo gran nudo que está en mi cargando, amenazando con salir en modo de sollozo.

— ¿Qué? ¿De qué hablas? —está confundido, su semblante lo dice todo. Me digo que él no sabe, aun así no bajo la guardia. Me siento algo aliviada por eso, no quiero tener que causarle lástima a nadie.

— ¿Tienes carro? —espeto, ignorando sus preguntas. Él duda unos segundos, pero al instante asiente—, ¿Puedes llevarme a casa? Por favor, no quiero estar aquí.

Asiente y en cuestión de segundos se levanta y me tiende su mano para que yo lo haga también. Mientras caminamos hacia lo que parece ser su camioneta, sé que quiere preguntar lo que me pasó, pero no tengo ánimos para hablar y él lo nota. Me siento fatal, podría decir que jamás me sentí de esta manera, como si me estuviese cayendo en un precipicio hondo y oscuro.

Cameron se porta amablemente, abre la puerta por mí, y cuando pone en marcha el vehículo, agradezco que ponga música. La única vez que hablé, fue para darle la dirección, y cada vez que estamos más cerca, peor me siento, estoy cayendo en cuenta de que al llegar a casa, Ashton estará ahí, tendré que enfrentarlo. Miles de posibilidades llenan mi cabeza, traro de hacerme la idea de que mi hermano me dirá un gran "te lo dije", trato de hacerme la idea de que me dirá que soy tonta, pues, eso hasta yo lo sé. Soy la mayor tonta que pudo haber existido en la tierra.

No puedo ni pensar cuando se lo cuente todo a Tobías y Bridget, pero creo que me lo merezco, merezco sentirme humillada por no haber creído en todo lo que me decían.

Qué tonta fui.

—Es esa —digo, llamando su atención. Cameron estaciona a la orilla de mi casa, le ha bajado el volumen a la música y puedo sentir la gran pregunta que soltará en cualquier instante. Tiene curiosidad y no le culpo. Yo también querría saber qué le pasa a una chica que luce como la mierda.

glue | lrhDove le storie prendono vita. Scoprilo ora