treinta y cuatro ✨

4.1K 477 235
                                    

—No puedo creer que no te guste la música. — me reprende el rubio mientras vamos cogidos de la mano por los pasillos de la escuela. Las miradas han disminuido, ahora solamente nos tachan como una de las parejas adorables del colegio, lo cual es tonto porque ni siquiera somos novios.

—No es que no me guste, claro que gusta, es solamente que no logro apegarme con una banda o artista, escucho la música que pasan en Mtv por las mañanas, pero no llego a buscarlas en mi celular o pc. — me defiendo, reajusto la correa de mi mochila en el hombro, al hacerlo, mi cabello se corre con una cortina hacia ese lado. Luke bufa con dramatismo, a lo que suelto una risa.

— ¿Ningún artista? — frunce su cejo, me obligo a escanear esa expresión con mi mirada porque es una de mis favoritas, Luke confundido es adorable. Síp, yo Darling Irwin dije eso. — ¿Ni siquiera Justin Bieber? A todas las chicas les gusta Justin Bieber.

—No a todas, Luke. — rio.

—Vale, me rindo, no te gusta la música como a mí... ¡o como a los demás!

—No seas tan dramático. — pongo los ojos en blanco.

Ambos llegamos hasta el salón de matemáticas, el bendito salón donde todo este juego comenzó. Luke me muestra una sonrisa ladeada, una de mis favoritas, casi como todas las demás. Diablos. Cuando entramos, me detengo de golpe al ver globos rojos con forma de corazón, atados en la mesa donde nos sentamos él y yo, los pocos presentes examinan mi expresión de asombro, puedo escuchar la risa de Luke detrás de mí, me doy una cachetada mental para poder despertar y ver cara a cara al rubio. Su sonrisa es gigante cuando me ve a los ojos, puedo sentir el calor subir por mi rostro, haciendo que mis mejillas se calientes demasiado.

—Te miras tan linda sonrojada. — murmura muy cerca de mí, solamente para que sea yo quien escuche. Trago duro y vuelvo a dirigir mi mirada a los globos que están apiñados, podría adivinar que hay como una docena.

— ¿Por qué? — logro preguntar. — No es reproche ni nada por el estilo, es simple curiosidad. — aclaro haciendo que su sonrisa regrese antes desaparecida por mi interrogante.

— ¿No puedo comprarte globos? Es una muestra de afecto, Darling.

—Ah. — balbuceo, me obligo a mirar al frente, donde todas tienen sus ojos clavados en nosotros, es seguro que esperan que no besemos o algo, pero eso no va a pasar. — Entonces, muchas gracias, Luke, es un gesto muy adorable de tu parte. — sonrío e intento que no salga forzado.

—Argh, Darling. — gruñe en un susurro cuando me alejo de su lado para ir hacia la dichosa mesa con globos. Son corazones sin nada escrito, las cintas son negras y están amarradas en el tubo de la pata de una de las sillas, en la silla donde me siento yo. — Darling. — llama, miro de reojo cómo se sienta y acomoda a mi lado, dejando su mochila roja sobre la mesa, coloca un codo sobre esta, y apoya su quijada en su mano, girándose en mi dirección para poder verme mejor. Intento no inmutarme por su cercanía. — ¿Te ha molestado que te comprara globos? Porque si es así, puedo llamar a Michael para que venga a traerlos rápido, no fue mi intención incomodar...

—Cállate. — espeto y enseguida suelto una risita que tapo con mi mano, para no dejarme en evidencia de su ternura. — No me molesta, me han gustado, lo juro. — aclaro, pero él no cambia su expresión preocupada.

—Cada regalo que te hago, parece que no gusta o...

—Dije que te callaras. — hablo antes de acercarme a él y envolver mis brazos por su torso, colando mis extremidades por debajo de las suyas. Dejo mi cabeza apoyada en su pecho por unos segundos, y de repente me veo rozando lentamente la punta de mi nariz en su suéter. Los brazos de Luke me llevan con fuerza hacia él cuando intento apartarme, lo que me hace sonreír.

El salón estalla en un vocifero por parte de los alumnos presentes, se escuchan aplausos, y más que otro chiflido. Comienzo a reír para no llorar. Luke me suelta al fin, y mira a los demás con una sonrisa orgullosa.

Todos se callan cuando el Sr. Charles entra con sus carpetas en mano y su bolso en hombro, el pobre señor se queda confundido al ver los globos, luego posa su mirada en mí y en Luke, puedo llegar a observar cómo niega lentamente, pero con una sonrisa en su rostro antes de girarse a la pizarra. El maestro no dice nada y en serio lo agradezco.

—Te quiero. — Luke me susurra muy bajito, pues todos nos hemos quedado en silencio. Giro mi rostro para verle a los ojos y le muestro una sonrisa. Y cuando el maestro nos da la espalda, le zampo un pequeño beso en la mejilla.

—💔💔💔—

Cuando logro llegar a mi casa con esos benditos globos llenos de helio, noto el silencio en esta, me pregunto si Ashton está, pero mi interrogante se contesta sola cuando le veo venir desde la cocina, está arreglado y con su bolso negro con algunos broches, cruzado por el hombro.

Mi hermano se detiene cuando me ve a mí y luego a los globos, luce anonadado. Sé que va de salida, así que me aparto de la entrada, yendo hacia uno de los sillones, pero no llego a sentarme porque la voz de Ashton me interrumpe, haciendo que gire para verle.

—Darling... — musita, frunzo el ceño al notar que ha palidecido, su mirada va de mí a los corazones rojos que flotan a mi lado. — ¿Quién te dio eso?

—Luke. — le contestó confundida, pues, se ha dignado a dirigirme la palabra. Ashton asiente, noto que se lleva el labio inferior entre los dientes, se pasa una mano por su desordenado cabello, hasta dejarla en su nuca.

— ¿Cómo cuántos eran? — pregunta cruzándose de brazos, su expresión va de sorpresa a curiosidad.

—No sé, como una docena, pero el idiota de Tobías llegó a explotar como cuatro con una plumilla, y de regreso a casa se me explotó otro...

—Vale, una docena. — me corta. Le oigo aclararse la garganta, sus ojos hazel penetran en los míos y es ahí cuando comienza a hablar, o más bien a advertirme. — Darling, estoy cansado de decirte que Luke te lastimará, pero por favor piensa en ello, no te dejes llevar nunca con él...

— ¿Qué me estás diciendo?

—Darling...

—Pero qué maravilloso, mi hermano insinúa que soy una fácil.

— ¡Claro que no!

— ¿Sabes qué? Ya vete, se te hace tarde. — espeto apartando la vista de él. Ashton gruñe frustrado mientras camina hacia la puerta, pero se detiene.

—Cuando quedes destrozada, no vengas llorando a mí, ya no te cuidaré, Darling. — vocifera, me ve por última vez antes de salir y azotar la puerta tras suyo. Y sus palabras duelen demasiado, se me clavan en el corazón, o en algunas de las piezas que quedan.

Me convenzo que eso no será necesario ni llegará a pasar porque a Luke Hemmings le gusto de verdad. ¿No? Digo, no hay nada de por qué preocuparse. 

-

No hay nada de qué preocuparse. okay? okay. 

si les gusta ya saben, voten y comenten, plz. les quiero, así como Luke a la querida sophia. 

-Kat

glue | lrhWhere stories live. Discover now