cuarenta y uno ✨

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—Jamás se me ocurrió eso, y créeme que tenía muchas teorías, pero esa... lo que quiero decir es que, pensé que era algo mucho peor, apuestas, dinero... ya sabes.

Centro mi mirada en la de Luke, sus palabras me confunden haciendo que frunza el ceño. Él se lleva su labio inferior entre los dientes para ejercer presión sobre estos, dejo de observarle y decido cerrar los ojos mientras coloco mi cabeza en su hombro. Ambos seguimos en el centro comercial sin importar que entre poco se pondrá oscuro. Estuvimos charlando, o mejor dicho, hablando sobre lo sucedido.

— ¿Una apuesta? No puedo creer que pienses que mi corazón roto fue provocado por una apuesta. Te creía original, Hemmings —trato de soltar una risa, pero fallo. Internamente sigo sintiéndome un asco, el tan sólo pensar en Calum viéndome directo a los ojos me hace desvanecer.

—Lo soy —se apresura a decir. Pondría los ojos en blanco, pero es como si mis párpados pesaran demasiados, así que no hago nada más que escuchar—. Pero vamos. Fue lo primero que pensé. ¡Chica que cae en una apuesta! Tenía titulares y todo —suelta una risa perezosa. Elevo las comisuras de mi boca cuando siento mis hombros siendo rodeados por el brazo de Luke, acurruco más mi cabeza entre el hueco de su cuello y suelto un suspiro de cansancio.

—Creo que hubiese sido mejor una apuesta a que me dejara votada sin ninguna explicación.

—Lo siento, Darling —murmura luego de unos segundos, ejerce presión en mis hombros y puedo sentir cómo deja un cálido beso en mi coronilla—. Nunca, nunca te haría algo como eso.

—Lo sé, Luke.

—💔💔💔—

Ashton me ve de pies a cabeza a penas cruzo la puerta de entrada. Le veo a los ojos, y es ahí cuando extraño a mi hermano consolándome y diciéndome que todo estará bien. No decimos nada, solamente se escucha el sonido de las risas programadas de alguna serie de la tv. Siento temblar mi labio inferior y mis ojos escocer por culpa de las lágrimas que amenazan con salir en menos de unos segundos.

— ¿Lo has visto? —pregunta cauteloso mientras se restablece en el sillón con sus codos para poder verme mejor. Me encojo de hombros, aparto la mirada y trato de no pensar en Calum, pero fallo porque lo siguiente que pasa es Ashton viniendo hacia mí para envolverme entre sus brazos mientras suelto sollozo tras sollozo.

Pensaba que hablar con Luke sobre el tema, contarle cada detalle de mi relación pasada ayudaría para desahogarme. Pero ahora veanme, totalmente derrumbada.

— ¿Cómo lo sabías? —musito, sorbo mi nariz con el dorso de mi mano y dejo que Ashton me lleve a los sillones. Una vez sentados, él me observa atento, preocupado.

—He visto las historias de Valentina por Snapchat, subió varios vídeos con él.

Tiene sentido. Valentina sube cualquier cosa a sus cuentas de redes sociales. Pero me duele que no me haya avisado antes, aunque pensándolo bien, yo le había dicho a ella que no quería saber sobre Calum, al parecer me tomó la palabra por primera vez.

—He hablado con él —le informo, silencio mi llanto, calmándome, bajo la mirada hacia la pequeña mesa de vidrio centrada entre la tv y el sillón. Sé que Ashton piensa que estoy totalmente desecha, y tal vez lo estoy, pero no deseo que él caiga en cuenta de que tiene razón sobre que no curo rápido, que sigo dolida como para estar con Luke. Pero por un demonio, soy una adolescente inexperta, ¿Qué carajos sé sobre el amor? Probablemente lo que me ha pasado no signifique absolutamente nada y yo aquí haciendo un drama, creyendo que mi vida ha acado. Estúpida niña.

Oh, Darling, qué diablos.

Esfumo mis pensamientos hacia un lado y fijo mi mirada en Ashton, quien se ha llevado su pulgar a la boca para morder la uña de este.

— ¿Hablaste con él? —su ceño se frunce. Asiento furtivamente y llevo mi labio inferior entre mis dientes, a los segundos lo suelto por el dolor de la presión que he ejercido.

Tengo una lucha interna sobre si contarle todo estaría bien, sé que al mencionar a Luke el ambiente que tenemos cambiará radicalmente y odio que sea así.

—Después de clases fui al centro comercial con Luke —digo cautelosa, Ashton pone los ojos en blanco creyendo que no le veo, no le hago caso y continúo—. Ahí estaba él, así que como toda una persona no racional salí corriendo, me siguió, ¿Puedes creerlo? —emito una risa incrédula.

— ¿Te ha seguido? Vaya, qué tontería.

—No. Me dijo que estaba arrepentido, que nunca debió ocultarme lo de la beca...

— ¿Te vas a tragar sus palabras?

—Nunca dije eso, Ashton —me cruzo de brazos, le miro a los ojos y sé que está molesto, tal vez conmigo, no lo sé-. No quiero tener que estar pensado o sintiéndome triste por lo sucedido con Calum. Simplemente lo voy a dejar. Pasó y ya. Mi suerte con el amor apesta, supongo.

—No sé qué haré contigo, Sophia.

Pongo los ojos en blanco. No pienso tener una discusión con mi hermano, hemos tenido demasiadas y sí, él todavía está dolido conmigo por no creer en sus palabras, pero por lo menos estamos hablando.

—No tienes que hacer algo, Fletcher.

— ¿Disculpa? —pregunta con esa actitud de incredulidad que tan bien le sale—. Darling, desde que nuestro padre nos abandonó, me dije a mí mismo que me encargaría de ti y de mamá, que jamás les pasarían cosas que las lastimaran, pero tú no quieres entender, no me dejas ayudar y me duele que sea así porque sé que al final fallaré con mi promesa de protegerlas, de protegerte.

Me he quedado callada. Hablar sobre una figura paterna la cual nunca conocí se me hace incómodo. Desde lo que ocurrió con Calum hace tiempo, he venido pensando que soy la culpable de que las personas me dejen, y que probablemente otra persona lo haga. No quiero tener que andar rondando con esa idea en mi mente. Nunca.

—Lo siento —murmuro, frunzo el ceño y sorbo mi nariz—. No quise parecer una completa zopenca al ignorarte, Ash.

—Lo sé, estabas molesta por decirte qué hacer —blanquea los ojos y deja escapar un largo suspiro—. Ven aquí.

Sonrío y me arrimo más a él, enrollando mis brazos en su torso. En serio extrañaba uno de estos abrazos.

—Quiero que sepas que todavía me sigue disgustando la idea de que salgas con Hemmings...

Esta vez soy yo la que pone los ojos en blanco.

—No lo arruines, Ashton —le callo, provocando su risa chillonamente contagiosa.

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