diecisiete ✨

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Camino a paso lento por toda la librería, entre los estantes, en busca de una libreta para apuntes que realmente me guste para poder comprarla. Me encuentro sola, pues la holgazana de Bridget no quiso acompañarme a hacer mis compras personales que siempre hago con la mesada que me da mi madre, su excusa fue que el esmalte de sus uñas se estaba secando, vaya amiga la mía.

Cuando al fin encuentro una de mi agrado, sonrío, pues es rosada y tiene estos pequeños detalles de agenda antigua. Así que me dirijo al mostrador para poder facturarla junto a un lindo resaltador rosa chillón que ha llamado mi atención. Sí, a veces me dejo llevar con las comparas.

Doy la vuelta con factura y el cambio en mano, la bolsa plástica donde van mis compras me la cuelgo en el brazo, dándome la oportunidad de poder guardar el dinero sobrante en mi billetera. Estoy a punto de salir de la librería cuando escucho mi nombre ser gritado desde atrás, confundida me doy la vuelta y es ahí cuando me arrepiento y me digo que ya es muy tarde para girar y hacer que no he escuchado nada, pero ella ya está haciendo contacto visual conmigo. Demonios.

— ¡Darling! — me saluda de manera emocionada, me limito a mostrarle una sonrisa amable y ella me mira atenta.

—Hola Valentina. — sigo sonriéndole, y para ser sincera no sé cómo quitar esa mueca fingida.

Valentina, una chica realmente hermosa, es pelinegra, de tez bronceada, y posee unos grandes y bonitos ojos café. Tiempo atrás e envidiaba porque ella era segura con cada paso que daba, cuando nos empezamos a hablar me di cuenta que era una chica muy genial, lo sigue siendo, ¡Por Dios! Tan sólo de verle su bolso Burberry te das cuenta de cuán fancy es ella.

—Me alegra poder encontrarte por aquí, tenía ganas de hablar contigo, ya sabes, de ponernos al tanto. — me dice, con cada palabra que suelta, cada vez me siento peor, pues tal sólo verle me hace recordar tantas cosas que tiempo atrás fueron asombrosas, pero que ahora duelen demasiado, como golpearse el dedo del pie con la pata de una mesa, así de intenso. — ¿Quieres venir a tomar algo a la cafetería de al lado? Yo invito.

Abro la boca para negarme con un gran y rotundo no, pero su mirada esperanzada me hace sentir mal, demonios, Valentina no tiene la culpa de nada, pero es parte de todo ello indirectamente. Argh.

—Valentina, en serio, yo no tengo tiem...

Ella alza su fina y delgada mano casi enfrente de mi rostro para hacerme callar, le miro cohibida y es ahí cuando suelta lo que me temía.

—Vamos, Darling, el hecho de que el idiota de mi primo y tú rompieran no significa que no podamos hablar a como antes.

Si alguna vez han visto una película de guerra, sabrán cómo se mira una granada explotando, bueno, podríamos decir que mi interior está de esa manera, toda yo me encuentro dolida y perdida. Y al parecer Valentina lo nota porque me muestra una sonrisa llena de lástima, seguido de tomarme de la mano, y no le impido nada.

Ambas salimos de la librería, encontrándonos con una ráfaga de aire cálido, ella me muestra una sonrisa, creo que la décima o más. Cuando caminamos hacia una linda cafetería que está al otro lado, no puedo evitar pensar en él, en el chico que rompió mi corazón y me dejó, y el hecho de que no quiera ver a Valentina es por eso, porque me recuerda demasiadas cosas que quisiera esconder en lo más recóndito de mi mente.

—El día que te encontré en aquella tienda quise hablar contigo, pero tuve que irme porque sé que no le agrado a Bridget, sé que piensa que quiero apartarte de ella, lo cual no es cierto, pero en fin, aquí estamos. .

—Bridget es muy celosa. — logro decir, mientras me acomodo en una de las sillas de madera de una de las mesas redondas del local, y el olor a café y pastelillos recién hechos me hacen darme cuenta de lo hambrienta que estoy.

—Entonces. — comienza a hablar, sus ojos cafés me mirar fijamente. — ¿Cómo estás tú, Ashton y tu mamá? — me pregunta, trato de relajarme, me digo que debo y necesito parar con mi paranoia de que esta chica es mala, porque no lo es para nada. Tomo una gran bocana de aire y asiento lentamente seguido de abrir la boca para hablar.

—Estoy bien, Ashton también, entró a la universidad local que está cerca de casa y mi mamá sigue trabajando como agente de puntos de venta, así que sí, estamos bien. — ella sonríe, coloca ambos codos en la mesa para poder apoyar su barbilla en sus puños y verme un poco más de cerca.

—Me alegro por Ashi y tu madre. — dice, pero ella chista la lengua y me ve como si yo guardara el código de la caja fuerte de un banco y ella quisiera saberlo. Sí, esta chica tiene una mirada intimidante. — Pero Darling, dime cómo estás tú.

Le miro confundida y vuelvo a decir lo de antes. — Estoy bien, ya te dije.

—Yo sé que estás bien, ya te miré, ¿Te crecieron los senos? — Valentina escanea lo que puede ver de mi cuerpo, haciéndome sentir incomoda, se me había olvidado cuán intensa es ella. — Como sea, me refiero emocionalmente.

—Lo estoy. — digo soltando un gruñido de exasperación, ella ríe y vuelve a negar desaprobatoriamente.

—Puedo ver tu aura, Darling, y puedo notar que estás nerviosa y hay algo que te molesta en tu vida, ¿Qué es? — no sé si reír de la locura que acaba de soltar o contestarle de manera seria, con Valentina nunca supe cómo actuar, siempre me confundía.

—Estás loca. — le digo divertida y ella me muestra una sonrisa.

—Vale, no puedo ver tu aura, pero sé que no estás conforme conmigo, Darling, no eres la misma de antes, cambiaste desde que mi estúpido primo jugó contigo. — dice con una mueca de lástima, mi pecho comienza a doler, aparto la mirada de sus ojos y la dejo en un lindo tazón que está en el centro de la mesa. — Lo siento, pero tenía que decirlo.

—No, yo... está bien, no quiero hablar de él ahora o quizás nunca. — aclaro rápidamente, coloco mis manos sobre la mesa, la bolsa plástica sigue colgada en mi muñeca, y la verdad es que ya me quiero ir.

—Vale, no hablaremos del idiota de Calum.

—Gracias. 

glue | lrhWhere stories live. Discover now