treinta ✨

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El ambiente está demasiado cargado, lo bueno de todo es que el lugar es espacioso y puedes escaparte fácilmente entre los adolescentes que gritan ya ebrios mientras muestran sus mejores pasos de baile. Cuando he llegado con Luke me sorprendió estar aparcada a las afueras de una casa de clase alta, él al ver mi expresión, me comentó que Michael era hijo de un importante empresario de intercomunicación y la casa le había quedado a él por una semana, pues sus padre andaban de viaje.

—Debe de estar en el patio trasero, vamos. — le escucho gritar cerca de mi oído por culpa de estruendosa música tecno, él toma mi mano y la entrelaza con la suya, me conduce entre la gente alborotada, en el camino toma una botella de cerveza que le ofrece un chico que ya va algo mareado, me la tiende, pero niego, aún es demasiado temprano como para emborracharme y ponerme en vergüenza con él, como aquella vez que le conté uno de mis secretos sobre mi corazón roto. Qué torpe.

A lo lejos veo a Michael gritar como un maniático mientras sostiene una pistola de agua en alto, hay chicas alrededor suyo, todos parecen divertirse a tope, veo que él moja a algunas con su arma, inmediato me doy cuenta de que se trata de cerveza, pues se espraya en su boca un líquido amarillento.

—Qué loco. — digo, pero Luke no me escucha porque le presta toda su atención a su mejor amigo, las chicas observan al rubio como si fuese el único chico sobre la faz de la tierra y por primera vez eso me hace sentir incomoda.

—Luke, querido, dile a tu querida que espero que se divierta demasiado, y a ti pedazo de idiota, espero que no seas malo...

— ¡Michael, claro que sí, Darling se divertirá mucho! — le interrumpe él y me ve a los ojos por primera vez desde que entramos a la fiesta.

Con forme pasa el tiempo y les escucho reír a carcajadas, no puedo evitar sentirme fuera de lugar, y mi conciencia me reprende por haber dejado atrás la idea de ver tv con mi familia. Luke no me presta atención en absoluto, luce entretenido con Michael mientras hablan estupideces y las chicas les escuchan, mi mirada va hacia un gran árbol de cerezo que está en una esquina, el color rosa de sus pétalos me hipnotiza, la música es molesta para mis oídos y eso que estamos en el jardín.

—Entonces yo le había dicho que era mala idea ir tras esa chica, pero Michael es una cabeza dura y fue donde ella, lo más chistoso de todo fue que la rubia le arrojó su vaso de cerveza encima...

No me interesa la absurda historia que cuenta Luke, por lo tanto no presto atención, me cruzo de brazos y mi noche se ilumina cuando logro visualizar a Miranda entrar a la casa. Me pregunto si Luke se dará cuenta que me estoy alejando del círculo, pero no lo hace, sigue riendo y eso me lastima.

— ¡Miranda! — grito para que la castaña me escuche. Ella se detiene confundida seguido voltear su rostro a ambos lados para ver quien le llama, cuando llego detrás suyo y le toco un hombro descubierto por ese vestido azul eléctrico, ella se gira, al verme a los ojos sonríe y me lleva hacia su cuerpo para darme un abrazo.

—Darling, qué sorpresa, ¿Has venido con Luke? — me pregunta alto mientras toma mi brazo para entrelazarlo con el suyo y empezamos a caminar hacia el interior de la casa. — ¿Por qué no está contigo? — suelta otra pregunta antes de que tenga una oportunidad de responderle la primera.

—Está con Michael. — respondo intentando restarle importancia al asunto, pero la expresión que me da Miranda me hace sentir como una niña que perdió a su madre en el súper mercado. Ugh.

—Debí suponerlo, a ese idiota le encantan las fiestas que hace el otro idiota, son sus fiestas favoritas. — me explica, pero no me hace sentir mejor, sino todo lo contrario y me pregunto a mí misma por qué me trajo con él aquí si se la iba a pasar de maravilla.

glue | lrhWhere stories live. Discover now