Capítulo 12

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Ya habían pasado dos semanas desde que comencé a trabajar con el Señor Bieber. Siendo sincera debía reconocer que era mucho trabajo, ahora no tenía horario definido. Gracias a Dios no había estado mucho con el estas semanas. Justin había tenido serios problemas en dos de sus otras empresas y había tenido que ir a San Diego. Aunque ya había regresado hace dos días el trabajo seguía siendo casi igual. Él tenía juntas, almuerzos, visitas, salidas, pero la mayor parte del tiempo estaba en su oficina. Me estaba acostumbrando a que cada día por las mañanas dejara su chaqueta en el perchero para eso y después a la salida la buscara como un loco.

A mí me hacía gracia. No iba a reírme de él en su cara pero  era bastante chistoso.

Hoy la agenda del Señor Bieber estaba casi vacía. Sólo tenía una junta a las nueve y media, que ya había pasado porque eran las una de la tarde y faltaban treinta minutos para que el Señor Bieber fuera a almorzar con Damaris Leopold; la señora e debía dinero y esta vez acordarían como se lo iba a pagar. Según el Señor Bieber eso era totalmente fastidioso y le podría dar jaqueca ahí mismo, así que me dijo que estuviera atenta al teléfono ya que me llamaría para zafarse de la señora con algún pretexto. 

Pasaron cuarenta y cinco minutos volando. De pronto me di cuenta de que si no me apresuraba iba a quedar sin hora de colación y no comería almuerzo. Tomé mi celular y mi bolso para ir al comedor pero de pronto sonó el teléfono.

—Me he quedado solo.—Dijo una voz desanimada.

—Oh, ¿Ella no ha ido?—dije poniéndome el teléfono entre le hombro y la oreja para así ponerme bien la chaqueta. 

—Sí. Me ha dejado plantado, ____. Muero de hambre y odio almorzar solo en un restaurante.—Dijo el Señor Bieber un poco molesto.

—Vale, Señor. Veré que puedo hacer ante eso. Quizás pueda llamar a Catherine para que vaya con usted..

—¡No! Esa mujer de nuevo no, por favor.—Me suplicó. A veces parecía un verdadero niño.

—Er... ¿Qué tal si recojo a la Señorita Bieber a su universidad? Ella hoy no tiene clases por la tarde—Dije refiriéndome a Jazzy. Ya se me acababan las posibilidades.

—No, mi madre se preocupará cuando vea que Jazzy no va en el carro cuando vayan a buscarla.

—Señor ya no quedan muchas opciones. Su hermano tiene clases de fútbol hoy, no puede.—dije recordando. 

—Ven tú.—Dijo de pronto.

No le respondí nada.

Él quería almorzar conmigo. Esto era ... ¿impresionante?

—¿___? ¿Vendrás o no?

—Estoy tomando taxi, Señor.—Dije por fin, mientras el ascensor llegaba a la planta baja.

—Vale, te espero.—Y con esto cortó la llamada.

Diez minutos más tarde yo estaba entrando a un restaurante muy lujoso. Yo misma había tenido que pedir una mesa dos semanas atrás.

—Me tomé el atrevimiento de pedir por ti, espero que no te moleste. Llegará en seguida.—Dijo tranquilo.

—Gracias.—Dije sentándome a la mesa para dos. Bueno, después de todo aunque tuviera la carta en mis manos no sabría qué pedir. 

Un largo silencio se interpuso entre nosotros. Yo estaba muy nerviosa, era la primera vez que tenía que venir a cenar con el Señor Bieber y ni siquiera sabía de qué hablaríamos. Jamás teníamos un tema de conversación aparte del de trabajo así que supuse que hablaríamos de eso, si es que hablábamos.

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