Mi Belieber Favorita Terminada

Capítulo 41

Me desperté temprano en la mañana, pero como era obvio el Señor Bieber ya se había levantado.

Me alisté para tomar desayuno con él y cuando estuve lista fui hacia la sala.

—Justin..—lo llamé, pero no hubo respuesta. —Justin—dije esta vez más fuerte. Al ver que de nuevo nadie hablaba volví a llamarlo. —¿Justin?

De pronto escuché que algo se caía. Parecían platos, o quizás tazas.

Caminé a la cocina y me quedé parada en la puerta. Justin estaba preparando el desayuno y lo dejaba en una bandeja. Había puesto música muy baja desde su celular y lo podía oír cantar más fuerte que esta.

Me escondí tras la pared y elegí el perfecto ángulo para que él no me viera pero yo sí.

La canción terminó y de inmediato comenzó otra, pero Justin se puso tenso y miró a su celular como preguntándose si la cambiaba o no. La canción comenzó y mis oídos se inundaron de su perfecta voz, pero no en vivo, si no que la canción que se estaba reproduciendo era de él. Una que yo solía escuchar antes.

Aunque los recuerdos de esa época se aproximaban, decidí ignorarlos y concentrarme en él, que estaba cantando y preparando el desayuno de una manera realmente sexy.

No me di cuenta de que estaba cantando hasta que Justin se percató y se puso rígido. Dejó de hacer todo lo que estaba haciendo y se dio vuelta, para aproximarse a la puerta.

Su cara no era de hacer buenos amigos así que corrí lo más silenciosa que pude hasta la habitación.

Dos minutos después Justin entró a esta.

—Tu..¿Hace cuánto despertaste?

—Oh, recién.—Mentí.

—¿Te has levantado..?

—¿Yo? No, no.—Dije lo más natural posible.

—Pensé que.. yo escuché.. da igual.—Me dijo confundido.

—¿Qué cosa escuchaste?

—Nada, espérame aquí. Vuelvo en un segundo.

Y así lo hizo, pero esta vez volvía con la bandeja.

—Mmh.. ¿me lo preparaste a mí?—Dije contenta.

—Sí, todo tuyo, amor.—El corazón me dio un vuelco. Aún no me acostumbraba a que me llamara con sobrenombres amorosos.

Dejé el desayuno en la mesa de noche, y lo atraje hacia mí. Me apoderé salvajemente de su boca y él me tomó de las caderas.

No sé cómo logré hacerlo, pero lo posicioné debajo de mí y tomé sus labios con más fuerza.

Los dos jadeábamos pero no paramos. Levantó un poco mi blusa de dormir y tocó mi cintura. Sentía como sus dedos quemaban mi piel y tiré de su cabello. Él dejó pequeños besos en mi cuello cuando tiré de mi cabeza hacia atrás. Luego dejó un tierno beso sobre mis labios y habló sobre estos también.

—Creo que.. Deberías comer el desayuno, no a mí.—Dijo entre risas.

Reí con él y me salí de encima. Puse el desayuno entre nosotros y comenzamos a comer. Hoy me sentía exclusivamente feliz.

**

—Bien, ¿adónde iremos hoy?—Pregunté.

—Mmh.. pensaba que podíamos ir por la mañana a Barcelona.. o si no quieres, podemos ir a Berlín, o cualquier otro lugar.