Capítulo 28

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A la mañana siguiente me levanté y el Señor Bieber no estaba en casa. No lo había oído salir anoche así que suponía que se había levantado temprano. Me vestí y rápidamente me fui a la oficina ya que habría una junta con los jefes de pisos a la que yo tenía que asistir para ver si era realmente necesario que fuera el Señor Bieber, en otras palabras, asistir para después contarle todo a él.

A eso de las doce cincuenta terminó la reunión y el Señor Bieber no estaba. Llegué a mi escritorio y vi una nota ahí que decía —Salí con Denisse, necesito que tengas el contrato que firmé la semana pasada en mi escritorio y que pases a recoger el formulario que está en la notaria y lo dejes ahí también. Todo antes de las 1:30pm.

Perfecto, no tendría tiempo para almorzar. Busqué la llave de la estantería en mi escritorio y cuando la tuve fui a ésta. Busqué el contrato que había pasado a buscar ayer a la notaría y lo dejé encima del escritorio del Señor Bieber.

Me encaminé hacia la notaría. No quedaba muy lejos, sólo a cinco cuadras, pero rogaba a Dios para que estuviera abierto.

Cuando llegué a ésta era las 1:12 pm. Habían cerrado hace dos minutos pero yo podía ver a los trabajadores adentro gracias a que las puertas eran de vidrio. Golpeé el vidrio pero nadie vino a abrir. Golpeé más fuerte aún y un Señor bastante anciano me abrió.

—Lo siento, Señorita, pero está cerrado.—Me dijo no muy amable.

—Lo sé pero necesito que me entreguen un formulario que dejé aquí hace dos semanas, es urgente por favor.—Le dije casi rogando.

—Lo siento, no puedo ayudarla.—Me estaba cerrando la puerta en la cara, pero me apresuré y puse la mitad de mi cuerpo en ésta.

—Por favor, no le tomará cinco minutos.—Le dije.

—Si fuera tan amable de salirse, por favor. Ya le he dicho que no puedo ayudarla.—Me dijo cabreado.

—Es para el Señor Justin Bieber. Lo necesita con urgencia.—Me imaginé que usando su nombre me ayudaría y así fue. Empezó a ceder de a poco la puerta.

—Quizá pueda ayudarla. Pero tendrá que pagar por el formulario y cargos extra porque la atendí en horarios de colación.—Me dijo.

—Vale, sí. Yo le pagaré.—Me hizo pasar a una salita pequeña pero llena de estantería.

—Necesito que el jefe firme éste comprobante. Ah, y son ciento cincuenta dólares.

—¿¡Ciento cincuenta!?" Dije asombrada. Eso era mucho dinero para un simple formulario y oh.. cargos extra.

—Si. Eso o no le paso nada.—Me dijo en tono duro.

—Vale, ¿Me deja ir al banco y vuelvo? No ando con ciento cincuenta dólares aquí.

—Está bien, yo la espero mientras consigo la firma.—Me dijo y salí en busca de un banco.

No demoré mucho en encontrar uno, pero había una fila enorme solo para sacar dinero.

Esperé, esperé y esperé y ya era mi turno. Saqué de mi propio dinero para pagar algo del Señor Bieber. Obviamente no se lo cobraría después. Me apresuré a llegar a la notaría y ya en esta pagué y me fui a la oficina del Señor Bieber.

En el camino se me ocurrió mirar la hora la cual decía "13:37pm"

Rogaba a Dios para que el Señor Bieber no hubiera llegado aún. Apresuré el paso y llegué a la oficina a las 13:42pm. Maldecí en lo bajo al ver que la oficina estaba cerrada, así que golpeé la puerta esperando oír la ronca voz del Señor Bieber me dijera "pase" y así fue.

Más fue mi sorpresa cuando encontré al Señor Bieber con los primeros botones de la camisa desabrochada y a una mujer morena de pelo rubio teñido sentada en su escritorio con una falda que no parecía falda por lo corta que era. Eso me hizo sentir una monja. Aunque yo sabía que mi vestuario era perfecto, me sentía como una monja.

—Vaya.. hasta que apareciste.—Me dijo en tono burlesco.

—Umh, lo siento Señor. La notaría est--—La morena teñida me interrumpió.

—No queremos tus excusas baratas.—Me dijo con un tono de superioridad.

—¿Disculpa..?—Le dije.

—¿Estás sorda o qué?—Me espetó. Miré al Señor Bieber; éste tenía una cara de orgullo y miraba a la morena con una sonrisa.

—Aquí está su formulario.—Le dije acercándome al escritorio.

—Retírate. Ah, no. Quiero que me pases mi cartera, está en el sillón.—Dijo apuntando al sofá de enfrente. La miré con una cara de odio y le respondí con un tono duro.

—No soy tu empleada, hazlo tú.

—¡Oh Dios! ¿Qué falta de respeto fue esa? ¿Viste cómo me trató, cuchurrumí?—Le dijo al Señor Bieber.

¿Cuchurrumí? Qué patético.

—Sí. Lo he visto.—Le dijo con voz ronca. Él parecía muy concentrado mirándole todo el cuerpo, como si se la fuera a devorar.

—Tráeme un café. ¡No! Mejor una paleta. Quiero que me veas lamer una paleta.—Le dijo a Justin.

—Creo que no te quedó claro. No soy tu empleada. Veo que tienes unas buenas piernas para que vayas tu sola a por ella.—Le dije molesta.

—¿Viste cómo me trata esta perra? ¿Como trata a la futura Señora Bieber? ¡Dile algo, cuchurrumí!—Le espetó.

¿Futura Señora Bieber? Ah, muy bien. Eso quería decir que él ya tenía prometida, que su prometida le ayude a cuidar su fortuna.

—Oh. Veo que tiene prometida. Que.. ¿cómo alagarla? Si no tiene clase ni belleza. Supongo que debo decir 'que lindo cuerpo tiene su prometida' ¿no?—Le dije. Él se quedó con la boca abierta y ella me ignoró por completo.

—¿Sabes cuchurrumí? No creo que necesites a esta tipeja. ¿Por qué mejor no la despides ya? Yo podría ocupar su lugar.

—Si..—Dijo. ¿Qué? ¿Me iba a despedir?

—Dilo, cuchurrumí; Que se vaya ya.

—Si.. estás despedida.—Me dijo y me miró.

De pronto noté que algo andaba mal con él. Esa mirada no era la misma. No era de deseo, ni de preocupación, ni de borracho, ni de ternura, de nada que pudiera haber conocido antes. Yo sabía que ella algo le había dado a tomar para que se comportara tan estúpido. Él no estaba con sus cinco sentidos buenos y se notaba a kilómetros. No me iba a ir sin antes comprobarlo así que me acerqué a su silla y Denisse sólo me miraba como diciendo '¿Qué hace esta perra?' pero antes de que pudiera articular palabra moví bruscamente la silla del Señor Bieber para que quedara al frente mío y me apoderé de sus labios. Metí mi lengua a su cavidad bucal para buscar algún sabor de algo y lo encontré. Su boca estaba amarga. No sabía mal, en realidad era una combinación de pasta de dientes y algo más, pero no logré descifrar que era ya que Denisse me apartó rápidamente de su lado y me empujó para que me fuera.

—¡Vete! ¡Vete ahora, perra! ¡O te saco a patadas! ¿Cómo te atreves a besar a mi prometido de esa forma delante mío? ¡Eres una perra asquerosa!—Me gritaba.

—¡Adiós, mi amor! ¡Que te vaya bien! ¡Te quieroooo!—Escuché que me decía el Señor Bieber arrastrando la última letra. Era más que obvio que él no sabía qué estaba pasando. Lo único que esperaba era que no le sucedieran cosas realmente malas mientras estuviera en ese estado.

Pero al fin y al cabo no sería mi problema, ya que desde ahora, mi vida y la del Señor Bieber no se cruzarían más.

Yo iría a buscar mi ropa a su casa y me iría a la mía. Y nunca más lo volvería a ver.

Debería sentirme aliviada, pero algo dentro de mí le dolía que esto sucediera.

SIGAAAAAAAAAAAAAAAAAN ----->

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