Capítulo 23

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Todo se había vuelto en mi contra.
Como no me quedaba otra opción, me tendría que ir a vivir con el Señor Bieber.

Ahora acabábamos de llegar a su casa y ni siquiera sabía que hacer.

—Bien, y supongo que yo me quedaré en el cuarto de invitados, ¿no?—Ya quería salir de ahí. El silencio incómodo que había entre nosotros era realmente fastidioso.

—No precisamente.

—¿Cómo?—Pregunté confundida.

—Es que a Jazzy le gusta quedarse ahí cuando viene, aunque ella tenga su propio cuarto aquí. Así que puedes buscar otro.—le quitó importancia con la mano.

—Dígame cual ocuparé, es su casa no la mía. Usted sabe.

—Hay cuatro opciones. En mi recámara, conmigo. En el cuarto de Jazzy. En el cuarto de Jaxon, o en el cuarto de..

—¿De..?

—Uh, no dormirás en el último.

—¿Por qué no?

—Porque no y ya. Puedes dormir en uno de esos tres, me da igual.

—Dormiré en el de su hermana, gracias. Ahora, ¿Dónde está?

—¡JENN!—Casi me revienta el tímpano con su grito.

—¿Si, señor Bieber?—apareció la pobre señora corriendo.

—Lleva a ____ y su maleta al cuarto de Jazzy.

—Claro. Por aquí, señorita.—me guió con una sonrisa.

Me llevó a un cuarto no tan grande, pero muy lindo. Todo era color blanco y lila.

Parecía el cuarto soñado de una jovencita. Me recosté un poco en la cama. Me sentía como prisionera en esta casa con una vida de mierda.

Y con esos pensamientos me quedé dormida.

Golpes en la puerta me hicieron despertar.

—Señorita, la cena está servida.—Era Jenn.

—Vale, ya voy.—dije parándome.

Fui al baño y me arregle un poco para salir.

Llegué al comedor y una gran mesa llena de todo tipo de comida estaba frente a mi. Lo extraño era..

—¿El Señor Bieber?—Pregunté.

—Salió con..—Un caballero alto y muy flaco miró a Jenn como pidiendo permiso para seguir hablando o no a lo cual Jenn le dijo que se retirara.

—¿Con quién anda el Señor Bieber?—Le pregunté cuando ya estábamos solas.

—Eh.. y-yo..

—No se preocupe. No debí preguntarlo, a mí no me interesa.•Ella sólo asintió con la cabeza y se dio la vuelta para retirarse.

—No se vaya. No quiero comer sola.—pedí.

—Está bien, señorita.

—Vale, ahora siéntese a comer conmigo, por favor.

—El Señor Bieber no nos permite comer aquí, no es correcto señorita.

—____, sólo ____. Y no veo al Señor Bieber por acá, así que puede sentarse.

Pasé el resto de la tarde con Jenn. Ayudándole con los quehaceres de la casa. Ella al principio se había negado rotundamente pero logré convencerla de que una ayuda no le haría mal y yo no tenía manos de cristal.

Me dispuse a dormir a las once de la noche. El Señor Bieber aún no llegaba, si bien estaba preocupada pero ese no era mi tema. Él sabía lo que hacía.

Eran alrededor de las cinco de la mañana y escuché un fuerte portazo de la puerta principal. Me asusté mucho así que preferí quedarme en la cama y no hacer ruido.

Fuertes pasos venían por el pasillo y se dirigían a mi dormitorio. Tapé mi cara con la sábana y me hice la dormida cuando se abrió la puerta.

—¿Por qué..?—Era el Señor Bieber. Venía borracho, o por lo menos había tomado algo, porque podría sentir el olor a mil kilómetros. Me había destapado la mitad del cuerpo así que podía verme a la perfección por la luz que llegaba de la ventana —¿Sabes? Tu no deberías estar acá. Estás en la boca del lobo y ni te das cuenta. De-debería haberte dejado ir cuando me lo pediste, no debí ser tan insistente..—tomó una pausa. —Perdóname. No quiero hacerte daño, pero tu me lo estás haciendo a mí ahora mismo.. no sabes cómo duele, no sabes lo que significa que estés en mi casa ahora mismo, no sabes lo que es tenerte cerca todos los días, no lo sabes.—Tocaba con suavidad mi cara y mi pelo, amaba la sensación que provocaba eso en mí. —No quiero que me hieras y lo haces. Pero tampoco quiero herirte como lo estoy haciendo y lo seguiré haciendo, porque soy un hijo de puta cobarde.

Se acercó a mi y plantó un delicioso beso en mis labios al cual me sentí tentada a corresponder, pero no lo podía hacer porque o sino él sabría que lo había escuchado.

—T-te..te quiero.—hipó.

¡PAREN TODO! ¿Él ME QUERÍA? ¿HABÍA DICHO QUE ME QUERÍA?

Oh Dios mío. No podré vivir con esto.

Mi Belieber Favorita  TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora