Prólogo

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Henry me había mandado a rebuscar en el aula de Mary Margaret después de su detención, no sabía por qué, pero estaba decidida a escucharlo.

A veces era bastante estrafalario en sus propósitos, pero no dejaba de ser un muchacho muy inteligente.

Recorriendo la biblioteca personal de mi compañera de piso, rocé la cubierta negra de un libro que cogí en las manos, tenía el presentimiento de que era algo importante sin saber por qué.

Sentándome en el escritorio de la que Henry pensaba que era mi madre, abrí rápidamente el libro por la primera página, sorprendiéndome al encontrarme con un diario íntimo y no de cualquiera, sino de Regina Mills, la mujer que había adoptado a mi hijo y a la que él consideraba como la Reina Malvada.

¿Cómo es que Mary Margaret tenía esto en su poder?

«¿Emma? ¿Qué haces?» preguntó la voz de Henry a través del walki-talkie que tenía a mi lado «¿Has encontrado algo?»

«No, nada» respondí metiendo rápidamente el diario en mi bolso, para leerlo más tarde, no estaba segura de si hablarle de él a Henry antes de saber su contenido era una buena idea.

«¿Nada, de verdad?»

«Nada en absoluto, voy a salir, ¿nadie a la vista?»

«No, está desierto, puedes salir tranquilamente»

«De acuerdo, gracias Henry» sonreí antes de levantarme de la silla de Mary Margaret y colocarla en su lugar para que nadie se diera cuenta de que alguien había estado allí; y salí por la ventana abierta y me reuní en el patio del colegio con mi hijo que me esperaba pacientemente con su libro de historia sobre las rodillas «no comprendo por qué querías tanto que entrara por la ventana»

«Para que entrenes para la Operación Cobra, por supuesto, así sí tenemos que entrar en algún sitio, estás preparada»

«Ah, vale, bueno, chico, voy a llevarte a casa antes de que Regina te venga a buscar ella misma, no me apetece en absoluto discutir con ella hoy»

«De acuerdo, ¿vendrás a buscarme para almorzar juntos mañana?»

«¿Por qué no? Si no tengo demasiado trabajo con la detención de Mary Margaret»

«Entonces iré a recogerte a la comisaria, no hay problema, solo tengo ganas de comer contigo»

«Ok, lo haremos así»

«¡Super!» sonrió Henry antes de abrazarme

«Ok, venga, en marcha»

Cogiendo la mano del pequeño moreno, lo conduje hasta el coche, dejando que se subiera en el lado del pasajero y lo llevé a la casa donde vivía con Regina que, seguramente, lo estaba esperando firme en la entrada.

«Menos mal, Henry, me parece haberte dicho que volvieras nada más acabar las clases»

«Lo sé, pero quería ver a Emma y ver cómo estaba la señorita Blanchard»

«¿Lo ha llevado a ver a una asesina?»

«¡De momento es inocente!» exclamó Henry, echando chispas por los ojos, haciendo que Regina se suavizase, lo que no me sorprendió mucho, era extraño verla abandonar su máscara, pero ella lo hacía cada vez más delante de Henry de un tiempo a esta parte.

«Quiero creer en su inocencia, Henry, pero hay pruebas contra ella que no podemos ignorar»

«¡Pero son pruebas falsas! Todas han sido manipuladas»

«Eres un muchacho inteligente, así que sabes muy bien lo que es el ADN, y es algo infalible»

«Pero es absolutamente normal que el ADN de la señorita Blanchard se encuentre en el joyero, ya que es el suyo, ¿verdad, Emma?»

Dos cabezas morenas se giraron hacia mí haciendo que me enrojeciera levemente.

«Sí, es su joyero»

«Su joyero en el cual ha sido descubierto un corazón y que parece que nadie ha puesto ahí»

«¿No ha escuchado a Henry? Ha sido una trampa» no pude evitar responder con una ligera sonrisa de lado, contenta de poder cerrarle el pico con ayuda de mi hijo que de forma casual es el suyo también.

«Más tarde hablaremos de eso» respondió la morena muy enfada por no poder decirme lo que pensaba y eso se veía, «ahora vete a hacer tus deberes, por favor, Henry»

«De acuerdo» suspiró el pequeño antes de acercarse a mí para darme un abrazo, para enfadar más a su madre adoptiva «Hasta mañana Emma»

«Hasta mañana, chico, y haz bien los deberes»

«Prometido»

Mientras caminaba tranquilamente hacia la entrada de la casa, me hizo una última señal con la mano a la que respondí antes de que entrara, y me dejara sola con Regina Mills.

«Me gustaría que dejara de meterle ideas en la cabeza a mi hijo»

«No le he metido ninguna idea en la cabeza, Henry es un pequeño muy inteligente para hacerse su propia opinión. Es lo que le molesta de hecho, no poder manipularlo como desearía»

«No manipulo a Henry, es mi hijo y no el suyo, por si lo había olvidado, ahora si desea marcharse, tengo mejores cosas que hacer que hablar con usted» soltó una furiosa Regina antes de darse la vuelta y caminar elegantemente hacia su casa y cerrar la puerta de la entrada.

«Simpática como siempre» resoplé antes de darme la vuelta y dirigirme al coche para pasar un momento por comisaria antes de ir al apartamento donde pensaba comenzar a leer el diario de Regina Mills. 

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