Por fin en casa

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«Por fin tranquila» suspiró Regina sentándose en el sofá a mi lado con una copa de sidra en la mano.

«Sí...» le respondí reposando mi cabeza en el hueco de su cuello

«Espero que todo esté más tranquilo a partir de ahora, estoy harta de correr por todos lados, estoy reventada»

«Y yo...»

«No es que no me guste Ruby y compañía, pero ¿crees que se van aquedar mucho tiempo?»

«No lo sé, Kathryn está aquí porque le asusta quedarse sola en su casa, Belle porque no conoce a nadie aquí a parte de nosotras y Ruby se niega a dejarla, creo que siente una pequeña debilidad por Belle»

«La Bella y la Bestia, nueva versión»

«¿La Bestia? ¿Por qué dices eso?»

«Porque...¿no te lo he dicho?»

«Si te lo pregunto, es porque no me las dicho»

«Ruby además de ser Caperucita Roja es también el lobo»

«¿Bromeas? ¿Verdad?»

«En absoluto, ¿me crees capaz de bromear con una cosa como esa?»

«No, por supuesto que no, es solo que me ha sorprendido, es todo»

«Ok, ¿vamos a acostarnos? Estoy cansada»

Asintiendo me levanté, cogí su copa y la dejé en la mesa antes de pasar un brazo bajo sus piernas, y el otro detrás de su cabeza, levantándola.

«¿Qué haces?»

«Te llevo, ¡menuda pregunta!»

«Eso lo veo, pero, ¿por qué?»

«Porque eres mi novia y porque me apetece, sencillamente»

«Estás loca»

«Loca por ti, absolutamente» repliqué «y ten cuidado con lo que dices, te estoy llevando bien, pero podría decidirme a cargarte como a un vulgar saco de papas»

«¡No harías eso!»

«¿Y por qué, a ver?»

«Porque no lo harías, lo sé»

«No estaría yo segura de eso» le respondí con una sonrisa divertida antes de hacerla girar

«¡Emma! ¡Suéltame! ¡Para! ¡No es divertido!» protestó Regina golpeándome la espalda, haciendo reír a carcajadas

«Yo lo encuentro muy divertido» le respondí abriendo la puerta de la habitación y llevándola hasta la cama donde la deje caer antes de subir yo al colchón, poniendo una pierna a cada lado de su cuerpo, inclinándome para apoyar mis labios en los suyos, haciendo callar cualquier sonido de protesta.

Mientras descendía mis besos por su cuello, la escuché gemir, mientras mis manos se ponían en acción, desabrochando uno a uno los botones de su blusa.

«Prepárate para no dormir mucho, Emma Swan...» me susurró ella al oído haciéndome temblar de excitación anticipada.

«Hola, ¿has dormido bien?» preguntó la voz de Ruby cuando entré en la cocina aún medio dormida.

«Hm...»

«Conozco una que no es muy mañanera» bromeó Kathryn «de hecho dos, Regina estaba igual esta mañana»

«¿Dónde está?» pregunté mirando a mi alrededor, inquieta al no verla

«Justo detrás de ti» susurró una voz en mi oído

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